LIBROS DEL APOCALIPSIS 19 al 20 Parte 2


Alabanzas en el cielo
Apocalipsis, 19:1 Después de esto oí una gran voz de gran multitud en el cielo, que decía: ¡Aleluya! Salvación y honra y gloria y poder son del Señor Dios nuestro; 19:2 porque sus juicios son verdaderos y justos; pues ha juzgado a la gran ramera que ha corrompido a la tierra con su fornicación, y ha vengado la sangre de sus siervos de la mano de ella. 19:3 Otra vez dijeron: ¡Aleluya! Y el humo de ella sube por los siglos de los siglos. 19:4 Y los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron en tierra y adoraron a Dios, que estaba sentado en el trono, y decían: ¡Amén! ¡Aleluya!


El capítulo 19 trata del fin de la Tribulación y de la gloriosa segunda venida de Cristo a la tierra para destruir a los impíos y para reinar con su pueblo. Apocalipsis, 19:1 es la primera de las cuatro veces que aparece la palabra "aleluya" en el NT (las otras son Apocalipsis, 19:3-4, 6). La palabra "aleluya" se deriva de dos palabras hebreas: "halal" que significa "alabanza" y "jah" que significa "Yahveh" o "Señor". De modo que “aleluya” significa "alabado sea el Señor". El pueblo en el cielo alaba al Señor porque Dios ha juzgado al mundo y ha vengado a los que sufrieron a manos del mundo y porque Jesucristo vuelve a la tierra a reinar (Apocalipsis, 19:6, 11, 20:4). Este es el "Coro Aleluya" en el cielo.

La Gran Tribulación ha terminado, Babilonia ha sido destruida, y el Planeta Tierra se encuentra listo para recibir a su Rey. Todo lo que queda por hacer es capturar a esa triada satánica que ha causado toda esta devastación y aniquilar a sus ejércitos.

Eso suena como una gran tarea, pero con el Señor dirigiendo personalmente los eventos, eso no tomará mucho tiempo.

La palabra “Aleluya” está formada por dos palabras hebreas que no se han traducido al español y que juntas significan “Gloria a Dios”. Sus cuatro menciones en Apocalipsis 19 son únicas en el Nuevo Testamento. Puesto que la frase “Gloria a Dios” es casi exclusiva para los creyentes que han nacido de nuevo, para mí es fascinante que su versión hebrea aparezca 24 veces en el Antiguo Testamento, que es el mismo número de los ancianos que le hacen eco aquí. ¿Es esta otra pista sutil de que los 24 ancianos representan a la Iglesia que ha sido arrebatada, como lo sugerí en Apocalipsis 4?.

Apocalipsis, 19:5 Y salió del trono una voz que decía: Alabad a nuestro Dios todos sus siervos, y los que le teméis, así pequeños como grandes. 19:6 Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina! 19:7 Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. 19:8 Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos.

La cena de las bodas del cordero

Apocalipsis, 19:9 Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios. 19:10 Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía.

La cronología del capítulo 19 coloca a la novia (la iglesia, 2 Corintios, 11:2) ya en el cielo antes de la segunda venida de Cristo a la tierra. Esto indica que la iglesia ya ha sido arrebatada al cielo antes de la venida de Cristo descripta en Apocalipsis, 19:11-21. Hay dos razones para pensar esto: [1] la novia está completamente vestida y preparada en el cielo para "las bodas del Cordero", de modo que la iglesia debió haber sido arrebatada y debe estar en el cielo y [2] la novia, que ya está en el cielo, esta revestida de "las acciones justas de los santos" (Apocalipsis, 19:8). Y, para que se completen las acciones justas de los santos, ellos tienen (si o si) que estar en el cielo y libres de toda impureza (como lo están).

Por el uso de los verbos en el tiempo pasado al referirse a las bodas, a la esposa y a las vestiduras que se le han dado, parece como si Juan está describiendo un evento que ya ha tenido lugar. Observen que mientras que las vestiduras representan la justificación de la esposa, no son sus propias vestiduras. Estas le fueron dadas a ella. Nosotros no somos justificados por nuestras obras. Nuestra justificación nos es otorgada por el Señor (2 Corintios 5:21).

2 Corintios, 5:21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.
La palabra griega en realidad significa justificación y no actos justos. Nuestra justificación se nos impone por la fe únicamente (Romanos 3:21-22).

Romanos, 3:21 Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; 3:22 la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia,

Isaías 61:10 describe esta escena con mayor claridad.

Isaías, 61:10 En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia adornada con sus joyas.

Cuando Juan cambia al tiempo presente al mencionar a aquellas personas que han sido invitadas a la Cena de Bodas de Cordero (Apocalipsis, 19:9), él se está refiriendo a los creyentes que han sobrevivido a la tribulación y que pronto serán invitados e invitadas a entrar en el Reino, como se describe en la parábola de las diez vírgenes (Mateo 25:1-13). La Iglesia es la Esposa, y la Esposa no es un montón de invitados, ni siquiera un grupo de damas de honor. Como lo es la Iglesia, ella es un solo cuerpo. Y ella no necesita de una invitación para asistir al banquete de su propia boda, porque ella es la figura principal. Sin ella no habría ningún banquete.

El jinete del caballo blanco

Apocalipsis, 19:11 Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. 19:12 Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. 19:13 Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS. 19:14 Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos. 19:15 De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. 19:16 Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.

Los anteriores pasajes ponen de relieve el comienzo de la segunda venida de Cristo a la tierra como Rey de reyes y Señor de señores (Apocalipsis, 19:16). El viene del cielo como el Mesías-Guerrero (2 Tesalonicenses, 1:7-8) a establecer la verdad y la justicia (Salmos, 96:13), a juzgar a las naciones y a luchar contra el mal (Juan, 5:30). Este es el acontecimiento esperado por los fieles de todas las generaciones. Los ejércitos que regresan con Cristo (Apocalipsis, 19:14) incluyen a todos los santos que ya están en el cielo (Apocalipsis, 17:14). Eso lo confirma su vestido blanco.

Apocalipsis, 19:15 De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso.

Este es un severo recordatorio de que Dios odia el pecado. El punto de vista sentimental de que Cristo tolera el pecado y la inmoralidad a causa de su amor no tiene cabida en la revelación que Cristo hace de sí mismo en el libro de Apocalipsis.

En Apocalipsis, 19:11 vemos al Hombre legítimo en un caballo blanco, no al impostor de Apocalipsis 6.

Apocalipsis, 6:1 Vi cuando el Cordero abrió uno de los sellos, y oí a uno de los cuatro seres vivientes decir como con voz de trueno: Ven y mira. 6:2 Y miré, y he aquí un caballo blanco; y el que lo montaba tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió venciendo, y para vencer.

Las coronas que Él usa son diademas, que son las coronas de la realeza. La espada aguda es Su Palabra como lo explica Hebreos 4:12, y Su ropa está teñida en sangre, como lo predijo Isaías 63:1-6. Juan le da el nombre que está en el Evangelio que lleva su nombre, El Verbo (La Palabra) (Juan 1:1).

Hebreos, 4:12 Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.

“Él las regirá con vara de hierro” es una cita directa del Salmo 2:9, una promesa dada por Dios a Su Hijo, y por el Hijo a los que perseveren en la iglesia de Tiatira (Apocalipsis 2:26-27).

Salmos, 2:9 Los quebrantarás con vara de hierro; Como vasija de alfarero los desmenuzarás.

Apocalipsis, 2:26 Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, 2:27 y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre;

La frase regirá con vara de hierro a las naciones significa que el gobierno de Cristo de 1000 años va a ser literalmente una “dictadura”. Y la iglesia co-gobernara con El.

A pesar de que los demás jinetes en caballos blancos que lo acompañan están vestidos de lino fino y son los ejércitos celestiales, Él es el que hace la guerra.

Apocalipsis, 19:17 Y vi a un ángel que estaba en pie en el sol, y clamó a gran voz, diciendo a todas las aves que vuelan en medio del cielo: Venid, y congregaos a la gran cena de Dios, 19:18 para que comáis carnes de reyes y de capitanes, y carnes de fuertes, carnes de caballos y de sus jinetes, y carnes de todos, libres y esclavos, pequeños y grandes.

Esta cena representa la batalla de Armagedón (Apocalipsis, 16:16). [1] La destrucción de los enemigos de Dios será de tal magnitud que requerirá una multitud de aves para limpiar el campo de batalla. Se llama "la gran cena de Dios" porque Dios proporcionara el alimento para las aves de rapiña. [2] La escena es de juicio contra la terrible crueldad y maldad del mundo. Otras profecías que, con toda probabilidad, se refieren a este acontecimiento venidero son Apocalipsis, 14:14-20, 16:13-16, 17:14, Jeremías, 51:27-36, Ezequiel, 39:17-20, Joel, 3:9-15, Sofonías, 3:8, Zacarías, 14:2-5).

El contraste entre la Gran Cena de Dios y la Cena de Bodas del Cordero, es demasiado evidente. Yo les garantizo a ustedes que los ejércitos de la tierra no se sentirán bendecidos con esta invitación. ¡Ellos son el plato principal!.

Apocalipsis, 19:19 Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo, y contra su ejército. 19:20 Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre. 19:21 Y los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos.

Apocalipsis, 19:19 Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo, y contra su ejército.

En preparación para la batalla, Dios reunirá a las naciones cerca de Armagedón mediante la intervención demoniaca (Apocalipsis, 16:16, Jeremías, 25:32-33, Joel, 3:2, Sofonías, 3:8, Zacarías, 14:2-3). [1] La batalla terminara rápido con la destrucción del anticristo y de todos los impíos (Apocalipsis, 19:19-21). [2] El juicio de Dios incluye al mundo entero además de los ejércitos reunidos (Jeremías, 25:29-33).

Apocalipsis, 19:20 Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre.

Juan describe otra vez al falso profeta con una característica sobresaliente: engaño a muchos haciendo diferentes señales (Apocalipsis, 13:13-15, 2 Tesalonicenses, 2:9-10). La conclusión es obvia: quienes en los últimos días traten de perseverar en su fidelidad a Cristo y a sus mandamientos (Apocalipsis, 14:12) no deberán evaluar la verdad solo sobre las bases del éxito y de los milagros.

Apocalipsis, 19:21 Y los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos.
Dios destruye a los malvados en toda la tierra (Jeremías, 25:29-33). Por lo tanto, ninguna persona que no sea salva o que sea injusta entrara en el reino milenario de Dios (Apocalipsis, 20:4). Durante la Tribulación, los ángeles del cielo les presentaron el Evangelio con claridad a todos los habitantes de la tierra.

Los que rechazaron la verdad recibieron "un poder engañoso para crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad" (2 Tesalonicenses, 2:11-12). Nótese que los injustos "no heredaran el reino de Dios" (1 Corintios, 6:9-11, Gálatas, 5:21). Se les separara de los justos después de la venida de Cristo en gloria y se les destinara a un castigo eterno (Mateo, 25:31-46).


En un cumplimiento del Salmo 2:1-6, y en una increíble arrogancia, los pueblos de la tierra se preparan para pelear contra el Mesías y Sus ejércitos celestiales. Pero sus líderes, el anticristo y el falso profeta, son capturados de inmediato y lanzados vivos en el lago de fuego que arde con azufre. El gran ejército que los había seguido en esta misión suicida, es destruido por nada menos que la Palabra que sale de la boca del Señor, y los cuerpos de los combatientes son devorados por las aves de rapiña. Les dije que eso no tomaría mucho tiempo ¿verdad?.

Salmos, 2:1 ¿Por qué se amotinan las gentes, Y los pueblos piensan cosas vanas? 2:2 Se levantarán los reyes de la tierra, Y príncipes consultarán unidos Contra Jehová y contra su ungido, diciendo: 2:3 Rompamos sus ligaduras, Y echemos de nosotros sus cuerdas. 2:4 El que mora en los cielos se reirá; El Señor se burlará de ellos. 2:5 Luego hablará a ellos en su furor, Y los turbará con su ira. 2:6 Pero yo he puesto mi rey Sobre Sion, mi santo monte.
Los mil años
Apocalipsis, 20:1 Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. 20:2 Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años; 20:3 y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo.

Después de la venida de Cristo y de los acontecimientos del capítulo 19, Satanás será atado y encarcelado por 1000 años para que no engañe más a las naciones. Eso implica una total suspensión de su influencia durante ese tiempo. Después de esos 1000 años, será desatado por un breve tiempo para que engañe a quienes se rebelan contra el gobierno de Dios (Apocalipsis, 20:3, 7-9). La obra más característica de Satanás es engañar (Génesis, 3:13, Mateo, 24:24, 2 Tesalonicenses, 2:9-10). Las naciones que existirán en el reinado terrenal de Cristo estarán formadas por los creyentes que vivan al final de la Tribulación (Apocalipsis, 19:21, 20:4). Aunque a veces se emplea el término "naciones" como referencia a los impíos, Juan también lo usa para representar a los salvos (Apocalipsis, 21:24, 22:2).

El propósito del Milenio es ahora revelado. Muchos han pensado porqué Dios pondría este período único de 1000 años entre la Segunda Venida de Cristo y la eternidad.

Yo creo que es para responderles a las personas por las tres principales excusas que dan en su fracaso de poder vivir complaciendo a Dios.



[1] La primera excusa se originó en el Edén cuando la mujer culpó a la serpiente por la desobediencia de ella. Desde entonces, la humanidad le ha echado la culpa de su mal comportamiento a la influencia engañosa del diablo. Entonces ahora, Dios tiene atado al diablo por un período de mil años, y, por lo tanto, ya no existe esa mala influencia.

[2] La segunda excusa del hombre ha sido en relación al poder de la tentación al pecado que ofrece el mundo incrédulo en nuestro medio. Entonces, como lo indica la narración del juicio de las ovejas y las cabras, con el establecimiento del Reino todos los incrédulos que sobrevivieron serán removidos de la tierra. Solamente los creyentes que han sobrevivido repoblarán la tierra en el comienzo del Milenio (Mateo 25:31-46).

[3] La tercera excusa ha sido la ausencia física del Señor entre Su pueblo durante 2000 años. Algunas personas dicen que no es justo que Él nos dejara solos por tanto tiempo. Así que durante el Milenio, el Planeta Tierra será el centro principal de operaciones del Universo, con la presencia del Padre en Israel, y del Hijo en la cercana Jerusalén.

En unos pocos versículos más adelante veremos si las cosas son diferentes después de la remoción de estos obstáculos que le han servido de excusas a la humanidad para no ser justa. Pero primero veamos la conclusión de la primera resurrección.

Apocalipsis, 20:4 Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años. 20:5 Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección. 20:6 Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.


La resurrección de los muertos

En el libro de los Hechos de los apóstoles, Pablo declara lo siguiente:

Hechos, 24:15 teniendo esperanza en Dios, la cual ellos [los fariseos que lo acusaban] también abrigan, de que ha de haber resurrección de los muertos, así de justos como de injustos.

La Biblia enseña que habrá una resurrección de muertos, tanto justos como injustos.

Los justos serán resucitados para vivir eternamente, en su cuerpo redimido, con el Señor, mientras que los injustos resucitaran para ser juzgados y condenados por Dios. La mención de ambas resurrecciones en el mismo versículo de Hechos, 24:15 (así como también en Juan, 5:29) no significa necesariamente que las dos ocurrirán de modo simultaneo.

La resurrección de los muertos en el AT

Daniel, 12:1 En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro. 12:2 Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua.


Estos versículos de Daniel contienen la más clara referencia del AT a la resurrección de los justos y de los impíos. Pero la resurrección de unos y otros, como veremos, no será simultánea (en el mismo momento).

Comencemos por la resurrección de los justos, es decir, los que “serán despertados para vida eterna”. Obsérvese que Daniel dice (Daniel, 12:2) que muchos de los que duermen en el polvo de la tierra (los que están muertos) serán despertados para “vida eterna” y lo dice después de decir (Daniel, 12:1), que “será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces” refiriéndose, claramente, a la Gran Tribulación (Mateo, 24:21).

Dice, además, que “en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro”. Es decir, Daniel habla de una resurrección de justos, cuyos nombres se encontraran inscriptos en el Libro de la Vida y dice que esto acontecerá luego de la Gran Tribulación.

Estos justos resucitados no son la iglesia, ya que la misma será raptada antes de la Gran tribulación, donde los que estén vivos serán “transformados” y los que estén muertos en Cristo serán “resucitados” (1 Corintios, 15:51-52, 1 Tesalonicenses, 4:15-17). ¿Quiénes son, entonces, estos justos, de los que habla Daniel, que resucitan luego de la Gran Tribulación, en la Segunda Venida de Cristo?.

Son todos los justos muertos antes de Cristo (dentro de este grupo, tenemos a todos los patriarcas de Israel – Abraham, Isaac, Jacob, José – a todos los profetas – Isaías, Jeremías, Ezequiel, Daniel, etc. – y también el rey David, entre otros). Más adelante veremos cuando resucitan los otros para “vergüenza y confusión perpetua” (los impíos).

Estas son las otras referencias, además de Daniel, 12:1-2, acerca de la resurrección de los muertos en el AT:

Job, 19:25 Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará sobre el polvo; 19:26 Y después de deshecha esta mi piel, En mi carne he de ver a Dios;

Aquí Job expreso proféticamente la convicción de que, después que su cuerpo se hubiera descompuesto en el sepulcro, el seria físicamente devuelto a la vida y contemplaría a su Dios Redentor en un cuerpo resucitado.

Salmos, 16:10 Porque no dejarás mi alma en el Seol, Ni permitirás que tu santo vea corrupción.

Los apóstoles Pedro y Pablo aplicaron este versículo a Cristo y su resurrección (Hechos, 2:25-31, 13:34-37).

Isaías, 26:19 Tus muertos vivirán; sus cadáveres resucitarán. ¡Despertad y cantad, moradores del polvo! porque tu rocío es cual rocío de hortalizas, y la tierra dará sus muertos.

Esta es una de las declaraciones más contundentes del AT sobre la doctrina de la resurrección del cuerpo. Los que han servido fielmente a Dios (Isaías, 26:2-3) se levantaran de la tierra y volverán a vivir después de la muerte (Juan, 5:28-29, 1º Corintios, 15:50-53, Filipenses, 3:21).



La resurrección de los muertos en el NT

El AT, como vimos, hablo de la resurrección de los muertos pero ¿dónde realmente empezaron a resucitar las personas?. En el NT. Cuando Cristo murió, muchos santos resucitaron:

Mateo, 27:50 Mas Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu. 27:51 Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron; 27:52 y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron; 27:53 y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos.



Juan, 5:28-29 reafirma la idea, ya expuesta en Daniel, 12:2, de que algunos resucitarían para vida eterna y otros para confusión perpetua:

Juan, 5:28 No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; 5:29 y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; más los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.

Debemos comprender primero como será la secuencia de los últimos eventos de la historia. Dios rapta (saca del mundo) a su iglesia (1 Corintios, 15:51-52, 1 Tesalonicenses, 4:15-17, Juan, 14:1-3) y luego comienza la Gran Tribulación (un periodo de tiempo donde lloverán los juicios más severos de Dios sobre la Tierra). Al final de la Gran Tribulación vuelve Cristo con su iglesia (que había sido raptada) para establecer su reino en la Tierra. Cristo pelea contra el anticristo (Apocalipsis, 19:19) y lo vence y tanto el anticristo como el falso profeta (las 2 bestias del Apocalipsis) son arrojados al lago de fuego (Apocalipsis, 19:20) y Satanás es encerrado en el abismo durante 1000 años (Apocalipsis, 20:1-3).

Durante estos 1000 años Cristo gobernara políticamente la Tierra desde Jerusalén (Apocalipsis, 20:6). Al final de los 1000 años Satanás será suelto de su prisión (Apocalipsis, 20:7) e iniciará la última rebelión contra Dios (Apocalipsis, 20:8) la cual será aplastada (Apocalipsis, 20:9) y Satanás será arrojado al lago de fuego donde, desde hace 1000 años, se encuentran el anticristo y el falso profeta (Apocalipsis, 20:10). Aquí recién se produce al juicio ante el gran trono blanco.

El NT no enseña una sola, general y simultánea resurrección de todos los muertos, sino que se refiere a:

[1] Una resurrección de muchos santos que ocurrió cuando Cristo murió en la cruz (Mateo, 27:50-53). Mateo, 27:52 dice que [cuando Cristo murió] se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos muertos antes de Cristo (que habían dormido), resucitaron (se levantaron), es decir, no resucitaron todos los justos muertos antes de Cristo sino solo algunos. Seguramente esto ocurrió como una muestra, es decir, para dar testimonio de que la muerte de Cristo en la cruz traería no solo la salvación sino también la resurrección de los muertos.


[2] Una resurrección que ocurre en el rapto o arrebatamiento de la iglesia (1 Corintios, 15:51-52, 1 Tesalonicenses, 4:15-17). Esta resurrección se refiere a los muertos en Cristo durante la era de la iglesia (de la cruz al rapto).

[3] Una resurrección que ocurre luego de la Gran Tribulación, en la Segunda Venida de Cristo que incluye:

[a] Los justos muertos antes de Cristo (Daniel, 12:1-2); y

[b] Los justos muertos durante la Gran Tribulación.

Estos son los llamados “santos de la Tribulación”. Son cristianos que se convierten al cristianismo recién durante la Gran tribulación.

No se fueron en el rapto de la iglesia porque, al momento del rapto, no formaban parte de la iglesia, es decir, no estaban 100% convertidos o directamente no estaban convertidos (eran incrédulos). Pero, luego del rapto (y, tal vez, a causa del mismo), se terminan de convertir o directamente se convierten. Muchos de estos cristianos van a morir durante la Gran Tribulación. ¿Dónde resucitan?. Resucitan en la Segunda Venida de Cristo y entran al milenio con El.


Apocalipsis, 20:4 y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años (o sea que entran resucitados al milenio junto con Cristo);

[4] Una resurrección que ocurre al final del reinado milenial (de 1000 años) de Cristo (Apocalipsis, 20:5, 11-15). Dentro de este grupo, tendremos:

[a] Justos muertos "durante" los 1000 años del reinado de Cristo. Estos justos morirán durante el reinado de 1000 años de Jesucristo. Luego, al final de esos 1000 años, serán resucitados y juzgados ante el "Gran Trono Blanco" y serán hallados inscriptos en el Libro de la Vida y serán salvos;

Los resucitados hasta aquí (los que resucitaron cuando Cristo murió [Mateo, 27:50-53], en el rapto de la iglesia [1 Corintios, 15:51-52, 1 Tesalonicenses, 4:15-17], en la Segunda Venida de Cristo, es decir, los justos muertos antes de Cristo [Daniel, 12:1-2] y los santos de la Tribulación [Apocalipsis, 20:4] y los justos muertos durante el reino de 1000 años de Cristo) completan la "primera resurrección" (Apocalipsis, 20:5), sobre quienes la segunda muerte (el lago de fuego) no tiene potestad (Apocalipsis, 20:6);

[b] Todos los impíos muertos a lo largo de toda la historia (antes y después de Cristo, luego del rapto durante la Gran Tribulación y, finalmente, durante el reinado de 1000 años), los cuales se fueron y se irán al infierno. Estos muertos resucitarán recién aquí y serán juzgados ante el gran trono blanco y, por no hallarse inscriptos en el Libro de la Vida, serán lanzados (la muerte y el mismo infierno o Hades serán lanzados, según Apocalipsis, 20:14) al lago de fuego (la muerte segunda);

Conclusión:

[+] En el único momento en donde la resurrección de muertos justos e injustos será simultánea es en la resurrección que ocurrirá al final de los 1000 años del reinado de Cristo. Apocalipsis, 20:15 dice “el que no se halló inscripto en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego” o sea que va a haber quienes “si” se encuentren inscriptos en el libro de la vida y son los justos muertos durante el reinado de 1000 años de Cristo (si no Apocalipsis, 20:15 no haría esta aclaración y diría algo así como “todos los resucitados fueron lanzados al lago de fuego”);

[+] Los justos resucitados en el punto anterior, serán los únicos justos que enfrentaran el juicio ante el gran trono blanco cosa que no sucederá con ninguno de los justos resucitados con anterioridad;

[+] Para saber dónde resucita cada quien es necesario saber a qué grupo o compañía de personas perteneció. Exceptuando la resurrección de algunos santos descripta en Mateo, 27:50-53:

[1] si el justo murió antes de Cristo, resucita al final de la Gran Tribulación, en la Segunda Venida de Cristo (Daniel, 12:1-2) y no enfrenta el juicio ante el gran trono blanco y se salva;

[2] si el justo muere durante la era de la iglesia (de la cruz al rapto) resucita en el rapto de la iglesia (1 Corintios, 15:51-52, 1 Tesalonicenses, 4:15-17) y no enfrenta el juicio ante el gran trono blanco y se salva;

[3] si el justo muere durante la Gran Tribulación, resucita al final de la Gran Tribulación, en la Segunda Venida de Cristo (Apocalipsis, 20:4) y no enfrenta el juicio ante el gran trono blanco y se salva;

[4] si el justo muere durante el reinado de 1000 años de Cristo, resucita al final del reinado de 1000 años de Cristo junto con los impíos (enfrenta el juicio ante el gran trono blanco y, por hallarse su nombre inscripto en el Libro de la Vida, se salva);

[5] los impíos muertos a lo largo de la historia resucitan (todos) al final del reinado de 1000 años de Cristo (enfrentan el juicio ante el gran trono blanco y, por no hallarse sus nombres inscriptos en el Libro de la Vida, son condenados y arrojados al lago de fuego);


Apocalipsis, 20:4 Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar;

Jesús les prometió a Sus discípulos que ellos se sentarán en tronos para juzgar a las doce tribus de Israel:

Mateo, 19:28 Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.

Apocalipsis, 20:7 Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión, 20:8 y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar. 20:9 Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió. 20:10 Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.

Al final del reinado de 1000 años de Cristo, se soltara a Satanás. [1] A Satanás mismo, engañado al pensar que todavía puede vencer a Dios, se le permitirá engañar a los que desean rebelarse contra el gobierno de Cristo y reunirá una multitud de tales rebeldes. [2] Este "Gog y Magog" de Apocalipsis, 20:8 no es el mismo "Gog y Magog" de Ezequiel, 38 y 39, pero si tienen un común denominador: Gog y Magog representan, en suma, a todas las naciones del mundo y su espíritu de rebeldía contra Dios y la justicia.

Esta es la última rebelión de la historia contra Dios. Es evidente que muchos de los nacidos durante el milenio optaran por rechazar el señorío visible de Cristo y escogerán en su lugar a Satanás y su mentira. El juicio de Dios es destrucción total (Apocalipsis, 20:9). El poder de Satanás no será eterno porque Dios lo arrojara al lago de azufre ardiente (Isaías, 14:9-17). Allí no reinara sino que será atormentado eternamente.

Ahora pasamos un poco más adelante, hacia el final del Milenio, para ver cómo es que el hombre natural se ha comportado ante la remoción de todos los obstáculos que han sido su excusa para tener una vida justa. Durante los 1000 años precedentes, la tierra habrá sido restaurada a su entorno como era en el Edén. Clima perfecto, paz perfecta, gobierno perfecto, condiciones perfectas.

Con el retorno de mayores lapsos de vida (Isaías 65:17-25), los seres humanos naturales sobre la tierra se habrán multiplicado grandemente con hijos nacidos de padres creyentes. Y como toda la humanidad antes de ellos, todos estos descendientes tendrán la oportunidad, y de hecho la obligación, de decidir y permitir que la muerte del Señor haya sido la que compró el perdón por sus pecados.

A pesar de tener padres creyentes, condiciones idílicas y un templo en completo funcionamiento en Israel como un memorial para recordarles lo que el Señor ha hecho por ellos, muchos van a rechazarlo para favorecer sus propios remedios para el pecado. De hecho habrá tantas personas que lo hacen que tan pronto Satanás es soltado, podrá reunir un gran ejército en otro intento para sacar al Señor del planeta. Por supuesto que todos ellos serán derrotados y Satanás será lanzado al lago de fuego para siempre, para unirse a su cuadrilla de esbirros en su tormento eterno.

Entonces, ¿cuál es la razón de los mil años? Es para mostrar que no hay circunstancia, no importa lo favorable que sea, en la que una persona infestada de pecado pueda vivir una vida que complazca a Dios. Aun después de mil años de una vida perfecta, de una paz perfecta, y de un gobierno perfecto, aun quedará suficiente pecado residual en el corazón de la persona natural que se rebelará en contra de Dios en la primera oportunidad que tenga.

Y de esta manera la séptima dispensación concluye exactamente como concluyó la sexta anterior, con el fracaso rotundo de la persona natural de poder vivir en paz con Dios, siendo necesario ejecutar un juicio en su contra.

El juicio ante el gran trono blanco



Apocalipsis, 20:11 Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. 20:12 Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. 20:13 Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. 20:14 Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. 20:15 Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.


Mientras que Juan está describiendo eventos del final del Milenio, ahora vuelve nuestra atención a la resurrección de los muertos, la cual sucede en ese momento también. Todo parece indicar que este juicio se llevará a cabo en algún lado en las tinieblas de afuera, puesto que la tierra y su atmósfera inmediata, en la que la Nueva Jerusalén existe, están ausentes.

Todas las personas que han sido condenadas de todas las épocas, de un momento a otro saldrán a la vida para estar de pie ante el Gran Trono Blanco de Dios. Cada una de ellas podrá ver todos los eventos de su vida desarrollarse ante sus ojos, y como todas las que escogieron ser juzgados por sus propias obras finalmente les habrá llegado esa oportunidad. De nuevo todas ellas verán los momentos en los cuales escucharon el Evangelio y lo rechazaron y cómo fracasaron en poder vivir bajo sus propias normas, menos aún en las de Dios.

Algunas personas entienden la frase fueron juzgados cada uno según sus obras, como evidencia de que Dios determinará el castigo de cada cual por su fracaso en aceptar Su perdón en base a la calidad de sus vidas. Aquellas personas que vivieron una “buena” vida, recibirán, comparativamente, un menor castigo y aquellas cuyas vidas fueron peor recibirán un mayor castigo. Según este punto de vista, una vez que alguna persona ha soportado toda la medida de su castigo, esa persona es destruida y deja de existir de cualquier forma posible. Solamente Satanás, el anticristo y el falso profeta, dicen ellos, son los que están destinados para el tormento eterno. A ese punto de vista se le llama el infierno condicional, y se ha introducido en el principal pensamiento cristiano de manera reciente.

Otras personas sostienen la posición tradicional de que el juicio de los condenados produce el tormento eterno para todos ellos. Puesto que la única obra que Dios requiere es que creyeran en Aquel que Él había enviado (Juan 6:28-29) y puesto que no hay nada que la humanidad pueda hacer para sustituir eso, no tiene sentido que Dios los juzgue bajo cualquier otra calificación. Pero sin importar el punto de vista que usted tenga, este juicio no es ninguna oportunidad para esperar, ni aun por un momento, que se pueda cambiar algo, especialmente cuando un pequeño estudio confirma la existencia obvia de Dios, a lo cual le sigue la decisión de recibir Su perdón.


El lago de fuego

El lago de fuego es un lugar de tormento en algún lugar desconocido para nosotros, pero el nombre tiene un paralelo interesante en la historia que nos da un modelo claro y terrible sobre el tormento que los condenados sufrirán. El Mar Muerto está lleno de un agua tan rica en sal y otras sustancias minerales, que el cuerpo humano flota en el agua sin ningún esfuerzo. En otras palabras, usted no puede hundirse en esa agua aunque lo intente.

En tiempos antiguos el petróleo salía periódicamente a la superficie y se solidificaba en una sustancia como alquitrán, la cual los recolectores la cortaban en trozos del tamaño de un ladrillo y la vendían en la costa. Cuando se volvía a derretir, hacía un buen adhesivo para cementar los bloques de construcción, y los egipcios también la utilizaban para embalsamar. Esa sustancia se extendía tanto sobre la superficie del agua, que los romanos le llamaron el Mar Muerto (Lago Asfaltus), y de allí se deriva la palabra asfalto en español. De tiempo en tiempo, durante una tormenta eléctrica, un rayo caía en la superficie del agua incendiando el asfalto. Cuando eso sucedía, le llamaban “el Lago de Fuego”.

Imagínense por un momento que usted se encuentra en esa agua profunda. Mientras usted pueda mantener su cabeza fuera de la superficie, usted puede respirar. Pero la superficie está en llamas, entonces usted sostiene la respiración para hundirse bajo la superficie del agua y escapar de las llamas.

Pero la densidad del agua lo devuelve a la superficie, como si fuera un corcho, hacia el fuego. Y eso es así de día y de noche. Usted se dobla y gira y se retuerce buscando algún lugar en donde poder respirar, aunque sea por un instante. Usted añorará la muerte y la buscará, pero no puede morir porque no hay escape para este castigo. ¿Captó el cuadro?.

No permita que esto le suceda a usted. Saque su Biblia y vuelva a leer pasajes como Juan 3:16; Juan 6:28-29, Romanos 10:9-10, Efesios 2:8-9 y Tito 3:4-7. Asegúrese de que usted es salvo y salva. Ningún ataque en contra de la autoridad de la Biblia se ha podido sostener excepto en la mente de aquellas personas que de forma testaruda rehúsan creer a pesar de toda la evidencia. Una persona incrédula aunque fuera la más rica y privilegiada del mundo gustosamente cambiaría de lugar con el mendigo más incapacitado física y mentalmente, como una alternativa a tener que pasar la eternidad en el lago de fuego. Solamente se necesita tomar una decisión. Asegúrese de que ciertamente usted ha tomado la suya, mientras aún hay tiempo para hacerlo.[full_width]










LIBROS DEL APOCALIPSIS 19 al 20 Parte 2 LIBROS DEL APOCALIPSIS  19 al 20 Parte 2 Reviewed by jireth on marzo 21, 2020 Rating: 5

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