LIBROS DEL APOCALIPSIS 7 al 12

Los 144 mil sellados
Apocalipsis, 7:1 Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol. 7:2 Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar, 7:3 diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios. 7:4 Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel. 7:5 De la tribu de Judá, doce mil sellados. De la tribu de Rubén, doce mil sellados. De la tribu de Gad, doce mil sellados. 7:6 De la tribu de Aser, doce mil sellados. De la tribu de Neftalí, doce mil sellados. De la tribu de Manasés, doce mil sellados. 7:7 De la tribu de Simeón, doce mil sellados. De la tribu de Leví, doce mil sellados. De la tribu de Isacar, doce mil sellados. 7:8 De la tribu de Zabulón, doce mil sellados. De la tribu de José, doce mil sellados. De la tribu de Benjamín, doce mil sellados.

El capítulo 7 es un interludio entre el sexto y séptimo sello que revela a los que permanecieron fieles a Cristo durante la Gran Tribulación. Entre los que se mantuvieron en pie en defensa del Evangelio (Apocalipsis, 6:17) hay judíos (Apocalipsis, 7:3-8) y no judíos (Apocalipsis, 7:9-10, 13-15). Ellos aceptan el Evangelio eterno proclamado por los ángeles (Apocalipsis, 14:6). Los sellos eran un instrumento o anillo que estampaba una marca de identificación del propietario sobre lo que le pertenecía. El sello de Dios sobre una persona la identifica como una que pertenece a Dios y está bajo su cuidado (Efesios, 1:13).



Se describe a los 144.000 sellados como siervos de Dios (Apocalipsis, 7:3) de las tribus de Israel (Apocalipsis, 7:4-8). Dios pondrá un sello o una marca sobre la frente de cada uno para indicar consagración y propiedad (Apocalipsis, 9:4, Ezequiel, 9:1-6, 2 Timoteo, 2:19). [1] Algunos intérpretes de la Biblia creen que a estos nuevos creyentes de las tribus de Israel el Espíritu los comisionara y les dará poder para predicar el Evangelio durante los días de la Tribulación. [2] El que lleven en la frente el sello de Dios no significa que estén protegidos de la muerte física ni del martirio como resultado de la persecución satánica (Apocalipsis, 7:14). No obstante, quedan protegidos del juicio directo de Dios y de la aflicción demoniaca (Apocalipsis, 9:4).

Entre el sexto y séptimo sello hay una pausa donde se llevan cabo dos eventos importantes, uno en la tierra y el otro en el cielo. Ambos involucran la disposición de un grupo del pueblo de Dios, pero ninguno de estos grupos es la iglesia. La iglesia no volverá a ser vista sino hasta el final del capítulo 17.

El múltiple uso del número cuatro en estos versículos enfatiza que la Creación es el centro de atención, porque al final del Cuarto Día de la Creación la luz había sido separada de las tinieblas, la atmósfera había sido formada, la tierra había sido separada del agua, la vegetación había empezado a crecer, y al añadir el sol, la luna y las estrellas, el día había sido separado de la noche. Ahora que el Día Cuatro de la Creación se había completado todo estaba listo para ser habitado, es por eso que el número cuatro es el número de la Creación.

Pero el siguiente ciclo de juicios se demorará hasta que suceda otro acontecimiento. Este es la comisión de los 144.000 judíos que muchos creen serán los principales evangelistas del Señor durante el resto de la Semana Setenta de Daniel.

Ellos llevan el sello de Dios en sus frentes lo que los hace ser los únicos seres protegidos en la tierra de los juicios venideros. En Ezequiel 9:4 leemos sobre un caso similar cuando antes de que la Ciudad de Jerusalén fuera destruida por los babilonios, unos ángeles la recorrieron buscando y sellando a los fieles para protegerlos de la destrucción.

Ezequiel, 9:4 y le dijo Jehová: Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella.

En este caso el Señor también había retrasado el juicio venidero hasta que todos Sus fieles fueran sellados, pero esta vez es solamente un selecto grupo que Él ha escogido para un propósito específico. Todas las demás personas sobre la tierra estarán el peligro, ya sean creyentes o no.

Después que Jacob adoptó a los hijos de José, Efraín y Manasés (Génesis 48:5), habían catorce nombres de los que se escogerían los nombres para las doce tribus de Israel.
Pero la Biblia nunca enumera más de 12 tribus en cualquier momento, por eso es que algunas veces el orden de las listas es diferente. Los levitas no recibieron tierra alguna (su herencia fue el sacerdocio) y nunca salieron a la guerra, por eso son a menudo omitidos. José también fue omitido cuando Efraín y Manasés fueron incluidos puesto que cada uno de ellos recibió la mitad de su tribu como herencia. Pero el listado de Apocalipsis 7 es el único en que Leví y José se encuentran incluidos mientras que se ha omitido a Dan y a Efraín.

Génesis, 48:5 Y ahora tus dos hijos Efraín y Manasés, que te nacieron en la tierra de Egipto, antes que viniese a ti a la tierra de Egipto, míos son; como Rubén y Simeón, serán míos.

Muchos eruditos creen que Dan fue omitido porque fue por medio de la tribu de Dan que la idolatría se introdujo (por Jeroboam) en la tierra después que murió Salomón (1 Reyes 12:28-30).

1 Reyes, 12:28 Y habiendo tenido consejo, hizo el rey dos becerros de oro, y dijo al pueblo: Bastante habéis subido a Jerusalén; he aquí tus dioses, oh Israel, los cuales te hicieron subir de la tierra de Egipto. 12:29 Y puso uno en Bet-el, y el otro en Dan. 12:30 Y esto fue causa de pecado; porque el pueblo iba a adorar delante de uno hasta Dan.

Jacob había profetizado en Génesis 49:17 que “será Dan serpiente junto al camino, víbora junto a la senda, que muerde los talones del caballo, y hace caer hacia atrás al jinete” insinuando de esta manera, que Dan sería responsable por la caída de Israel en la idolatría.

Génesis, 49:17 Será Dan serpiente junto al camino, Víbora junto a la senda, Que muerde los talones del caballo, Y hace caer hacia atrás al jinete.

Existe una tradición que dice que Dan fue el que maquinó el secuestro y posterior venta de José como esclavo, y otra que el anticristo saldrá de la tribu de Dan, pero ninguna de estas dos teorías las confirma la Biblia.

Por estas u otras razones, nadie de la tribu de Dan recibirá el sello protector. Pero Dios es misericordioso, y los fieles de la tribu de Dan sobrevivirán. Sabemos esto porque al comienzo de la Era del Reino, cuando la tierra se vuelve a distribuir, los descendientes de Dan recibe la primera parte (Ezequiel 48:1).

Ezequiel, 48:1 Estos son los nombres de las tribus: Desde el extremo norte por la vía de Hetlón viniendo a Hamat, Hazar-enán, en los confines de Damasco, al norte, hacia Hamat, tendrá Dan una parte, desde el lado oriental hasta el occidental.

A pesar de que Efraín no se menciona por su nombre, su pueblo está incluido ya que aquí conforman el grupo llamado José. Recuerde que la tribu de José fue dividida entre Efraín y Manasés.

Al mencionar a José y Manasés en esta lista, el pueblo de ambas mitades de la tribu de José es sellado sin mencionar el nombre de Efraín. 1 Reyes 12:28-30 también nos dice que un becerro de oro fue levantado en Bet-el, en tierra de Efraín, y otro becerro en la tierra de Dan. El Señor aborrece la idolatría.

Los esfuerzos de espiritualizar este pasaje para que se entienda como un grupo simbólico de todos los creyentes, son un lamentable e inadecuado intento de los seguidores de la teología del reemplazo para privar a Israel de su papel en el tiempo del fin dentro del plan redentor de Dios. Este pasaje es demasiado claro para justificar una interpretación diferente a la literal.

Y todas las personas que dicen que esta lista no es exacta porque diez tribus desaparecieron en el año 722 a.C., cuando el Reino del Norte fue esparcido en el destierro, harían bien en leer 2 Crónicas 11:16.

2 Crónicas, 11:16 Tras aquellos acudieron también de todas las tribus de Israel los que habían puesto su corazón en buscar a Jehová Dios de Israel; y vinieron a Jerusalén para ofrecer sacrificios a Jehová, el Dios de sus padres.

A raíz de la apostasía de Salomón, cuando este murió y en tiempos en que reinaba su hijo Roboam, Israel fue divido en dos reinos: el reino del norte, con capital en Samaria y conformado por 10 tribus y el reino del sur, con capital en Jerusalén (donde estaba el templo), conformado por las tribus de Judá y Benjamín (total 12 tribus).

Antes de que el reino del norte cayera bajo el dominio asirio en 722 a.C. y a raíz de la apostasía e idolatría que se había desatado allí, muchos israelitas pertenecientes a las tribus del reino del norte descendieron a Jerusalén (el reino del sur), donde estaba el templo para adorar al verdadero Dios, abandonando sus posesiones en el reino del norte. Es por esto que un remanente de todas las tribus de Israel fue preservado en el reino del sur (Jerusalén) por lo que el concepto de "las 10 tribus perdidas de Israel" es una falsificación. Ninguna tribu de Israel se perdió.

La multitud vestida de ropas blancas

Apocalipsis, 7:9 Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; 7:10 y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero. 7:11 Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios, 7:12 diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén. 7:13 Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido? 7:14 Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. 7:15 Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos. 7:16 Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno; 7:17 porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos.

Juan describe una escena en el cielo de una gran multitud de personas de todas las naciones que fueron salvadas por la fe en Cristo. Estarán con Dios (Apocalipsis, 7:15), libres de pena y angustia (Apocalipsis, 7:16-17, 6:9). Muchos creen que esa multitud salvada por "la sangre del Cordero" son los "santos de la Tribulación", porque Juan declara que "han salido de la Gran Tribulación" (Apocalipsis, 7:14).

Los "santos de la Tribulación" son cristianos que no se fueron en el rapto de la iglesia porque, al momento del rapto, no formaban parte de la iglesia, ya sea porque no estaban 100% convertidos o porque, directamente, eran incrédulos pero que, luego del rapto (y probablemente a causa de este), se terminan de convertir o, directamente se convierten y son martirizados (aunque no todos) por su fe.

Se conoce con el nombre de Tribulación a los últimos 7 años del gobierno del hombre sobre la tierra, antes de la segunda venida de Jesucristo. A su vez, se suele dividir a estos últimos 7 años en dos mitades: un primer sub-periodo de 3 años y ½ llamado Tribulación seguido de un segundo sub-periodo, también de 3 años y ½, llamado Gran tribulación. La “bisagra” entre estos 2 periodos es la manifestación y revelación plena del anticristo declarándose Dios dentro de un tercer templo que aun hoy no se ha construido. Esta es la “abominación desoladora de la que hablo el profeta Daniel” (Mateo, 24:15, Daniel, 9:27) y de la que también hablo Pablo (2º Tesalonicenses, 2:3-4). La diferencia es que las calamidades y los eventos desastrosos serán más frecuentes e intensos en el segundo sub-periodo de 3 años y ½, pero, en general, los últimos 7 años serán angustiosos.

La Gran Tribulación, entonces, es un periodo de tiempo de juicio divino sobre el mundo impío que ha rechazado a Cristo, pero es también un tiempo de ira satánica y persecución contra los que reciben a Cristo y a su Palabra (Apocalipsis, 12:12). Durante ese periodo, muchos santos sufrirán terriblemente objeto de la ira de Satanás y de la impiedad (Apocalipsis, 7:9-17, 6:9-11, 20:4, 14:13). El conflicto entre la justicia y la maldad es tan intenso que solo se le puede llamar una "gran tribulación". Esta frase, en griego, literalmente es "la tribulación, la grande". En el idioma griego, la repetición del artículo "la" implica una declaración enfática.

Apocalipsis, 7:17 porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos.

Esta promesa pudiera referirse a la remoción de cualquier recuerdo que pueda causar sufrimiento, dolor o remordimiento. En el cielo no permanece nada de lo que produce privación, sufrimiento o angustia (Apocalipsis, 7:16).

Hay diferentes opiniones sobre quiénes conforman esta multitud. Pero por sus ropas blancas y su declaración en cuanto al Autor de su salvación, todos están de acuerdo en que son creyentes de la Tierra. Pero los hechos son que:

[1] Juan, el discípulo más cercanamente asociado con la iglesia, no los reconociera;
[2] su arribo al cielo se presenta tres capítulos después del Rapto; y
[3] su destino es el de servidores en el templo y no co-regentes (co-gobernantes, junto con Cristo, como Reyes y Sacerdotes, que es el destino de la iglesia) del universo;

Todo lo cual significa que todos ellos son creyentes posteriores al Rapto y no son parte de la iglesia. Ellos han sido víctimas de la destrucción en la tierra durante los juicios de los sellos y han pagado el precio último por su recién encontrada fe. Estas personas son llamadas mártires de la tribulación, o santos de la tribulación. Ellos no llegaron a tiempo a la fe en Jesús para el momento del Rapto por eso es que no disfrutarán del destino y la bendición que son únicos para la iglesia. Estos santos tendrán una existencia privilegiada en la eternidad, siempre ante la presencia del Señor. Le servirán día y noche en Su Templo y nunca necesitarán de nada más.

El Señor extenderá Su tabernáculo sobre ellos, lo que significa que Él será responsable por su bienestar. No sentirán hambre ni sed, y el Señor removerá todo pesar de sus mentes, enjugando toda lágrima de sus ojos.

Pero a pesar de que le sirven al Señor en Su Templo, nunca son llamados sacerdotes, como lo es la Iglesia. Ninguno de ellos se sentará jamás en un trono a la par de su Amado, lo cual es ejemplo para que todo el universo vea las incomparables riquezas de la gracia de Dios expresadas en Su amor por la iglesia, Su obra de arte (Efesios 2:6-10).

Efesios, 2:6 y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, 2:7 para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. 2:8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 2:9 no por obras, para que nadie se gloríe. 2:10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.

Ellos nunca compartirán Su herencia como tampoco serán contados entre el grupo más favorecido en toda la creación. Cuando fueron bruscamente presionados, ellos necesitaron de una señal final e incontrovertible de que había llegado el momento correcto de creer. Careciendo de la fe para aceptar lo que no podían ver, necesitaron evidencia. Esa evidencia les llegó en la forma del Rapto de la Iglesia, cuando todas las personas que creyeron solamente por fe desaparecieron ante sus propios ojos.
Aunque tarde para ser incluidas en ese increíble evento, estas personas finalmente creyeron a causa del mismo.

Juan, 20:29 Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.

Con el séptimo sello próximo a abrirse, se presentan los juicios de las siete trompetas. Este segundo ciclo de juicios completará la primera parte de la Semana Setenta de Daniel y preparará el escenario para la presentación del anticristo y la gran tribulación.

El séptimo sello

Apocalipsis, 8:1 Cuando abrió el séptimo sello, se hizo silencio en el cielo como por media hora. 8:2 Y vi a los siete ángeles que estaban en pie ante Dios; y se les dieron siete trompetas. 8:3 Otro ángel vino entonces y se paró ante el altar, con un incensario de oro; y se le dio mucho incienso para añadirlo a las oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro que estaba delante del trono. 8:4 Y de la mano del ángel subió a la presencia de Dios el humo del incienso con las oraciones de los santos. 8:5 Y el ángel tomó el incensario, y lo llenó del fuego del altar, y lo arrojó a la tierra; y hubo truenos, y voces, y relámpagos, y un terremoto.

La apertura del séptimo sello inicia el juicio de las siete trompetas, es decir, los juicios de las siete trompetas son el séptimo sello. Los juicios de las trompetas son parciales (Apocalipsis, 8 y 9, 11:15-19), mientras que los juicios de las siete copas (Apocalipsis, 16) son más severos. El juicio de la séptima trompeta anuncia el juicio de las siete copas (Apocalipsis, 11:15, 16:1-21). El silencio en el cielo se refiere al horror de los juicios venideros contra el pecado. Las referencias a las oraciones de los santos (Apocalipsis, 5:8, 8:3-4) indican que las oraciones intercesoras de los creyentes son de extrema importancia en la destrucción del mal y en el establecimiento de la justicia en la tierra (Apocalipsis, 5:8).

[1] Juan menciona las oraciones de "todos" los santos. De modo que las oraciones de los santos de la Tribulación en la tierra se unen a la intercesión de todos los santos en el cielo (Apocalipsis, 6:9-11). Los santos en el cielo tienen un vital interés en los acontecimientos de la tierra. [2] Nótese que, de alguna manera, Dios almacena las oraciones. Aunque el Señor pudiera no contestarlas de inmediato, Él no las echa a un lado sino que las guarda para el tiempo oportuno del cumplimiento. Por eso la oposición de Satanás a la oración. Por eso nos cuesta tanto orar, porque Satanás sabe que las oraciones acumuladas de todos los santos serán, a la postre, una verdadera bomba atómica que Dios enviara desde el cielo (Apocalipsis, 8:4-5).

El primer ciclo de juicios está por finalizar. Los 144.000 ya han sido comisionados y una inmensa cantidad de mártires ha llegado al cielo. En muchos lugares de la tierra, la guerra se desarrolla furiosa y descontroladamente, con los resultantes efectos del hambre y la pestilencia, y a pesar de eso, en otras partes de la tierra la paz todavía prevalece.

Todas aquellas personas que tienen la suerte de disfrutarla están siendo engañadas al pensar que pronto en todo mundo se apaciguarán las cosas, y seguirá la vida como de costumbre.

Puesto que el anticristo no ha sido aún revelado como el hombre de Satanás para el Planeta Tierra, muchas personas lo ven como un talentoso líder mundial haciendo lo mejor para restablecer el orden y, a pesar de la cantidad sin precedentes de muertes humanas y de personas desaparecidas, todavía le dan una alta calificación. Pero en el cielo la historia es diferente, porque Dios está a punto de desatar los juicios de las siete trompetas.

A Él no le da ningún placer hacerlo. Pero así como son de malas las personas, los juicios de los sellos que ahora concluyen simplemente no han sido lo suficientemente severos como para volver el testarudo corazón de ellas a Dios. ¡Ay!, Él lo sabía todo el tiempo, pero eso no hace que las cosas sean más fáciles. Si solamente Él no los amara tanto dejaría que se destruyeran unos a los otros. Pero mientras que Su justicia demanda justicia, Su amor requiere que Él siga intentando salvarlos.

Un silencio de media hora llena el cielo con un sentido de presentimiento, como si todos los ángeles estuvieran sosteniendo la respiración, esperando que el Señor actúe. Los creyentes de después del Rapto en la tierra, saben lo que se avecina, y sus urgentes oraciones llegan al trono de Dios como una gigantesca nube de incienso.

Pero el tiempo de la misericordia se acabó con el Rapto. Ahora es tiempo de juicio y conforme el ángel toma fuego del altar, Dios anuncia los juicios venideros en la forma tradicional que Él usa, con truenos, relámpagos y terremotos.

La primeras cuatro trompetas

Apocalipsis, 8:6 Y los siete ángeles que tenían las siete trompetas se dispusieron a tocarlas. 8:7 El primer ángel tocó la trompeta, y hubo granizo y fuego mezclados con sangre, que fueron lanzados sobre la tierra; y la tercera parte de los árboles se quemó, y se quemó toda la hierba verde.

Comienzan las primeras cuatro trompetas de juicio. El juicio se limita a una tercera parte del mundo porque el propósito del juicio es, en parte, advertir a las personas y llevarlas al arrepentimiento (Apocalipsis, 9:20-21).

1ª Trompeta: la tercera parte de la vegetación terrestre es destruida por fuego y granizo (Apocalipsis, 8:7);

2ª Trompeta: la tercera parte del mar se convierte en sangre por una gran montaña ardiendo que se precipita al mar, muriendo la tercera parte de los seres vivientes y destruyendo la tercera parte de las naves del mar (Apocalipsis, 8:8-9);

3ª Trompeta: la tercera parte del agua de los ríos se convierte en aguas amargas, muriendo muchos hombres a causa de ellas, por una gran estrella (llamada "Ajenjo") que cae del cielo, ardiendo como una antorcha (Apocalipsis, 8:10-11);

4ª Trompeta: la tercera parte del sol, de la luna y de las estrellas es herida, para que no haya luz durante la tercera parte del día y de la noche (Apocalipsis, 8:12);

Apocalipsis, 8:6 Y los siete ángeles que tenían las siete trompetas se dispusieron a tocarlas. 8:7 El primer ángel tocó la trompeta, y hubo granizo y fuego mezclados con sangre, que fueron lanzados sobre la tierra; y la tercera parte de los árboles se quemó, y se quemó toda la hierba verde.

Recordando las plagas de Egipto, el primer juicio cae sobre la tierra. El fuego se desata sobre la tercera parte de la tierra, el humo cáustico que produce que la hierba y los árboles de abajo se quemen, llena los cielos arriba.

Apocalipsis, 8:8 El segundo ángel tocó la trompeta, y como una gran montaña ardiendo en fuego fue precipitada en el mar; y la tercera parte del mar se convirtió en sangre. 8:9 Y murió la tercera parte de los seres vivientes que estaban en el mar, y la tercera parte de las naves fue destruida.

Este juicio parece ser como si un gran asteroide o meteoro chocara con los océanos de la tierra. Esto ha sucedido en la tierra cientos de veces en la historia. El último caso sucedió el 9 de junio de 2006 cuando un meteoro se estrelló al norte de Noruega con la potencia del impacto igual a la bomba atómica arrojada sobre Hiroshima, Japón.

Los astrónomos están en la actualidad observando miles de asteroides potencialmente peligrosos (APP) y objetos cercanos a la tierra (OCT). En este momento ninguno de estos está proyectado para que choque con la tierra, pero estos científicos nos advierten que los OCT con frecuencia aparecen de repente, y casi sin previo aviso. ¿Cuántos de nosotros sabíamos que uno de esos se estrellaría en Noruega en junio de 2006?.

El meteoro a que hace referencia este pasaje produce una tremenda devastación, convirtiendo la tercera parte de los océanos en una sustancia tóxica de aspecto rojizo, matando a la tercera parte de la vida marina y destruyendo miles de embarcaciones. Existen más de 40.000 barcos comerciales y mercantes registrados en 143 países. Además, existen más de 9.000 buques de la marina de 50 países diferentes y un número desconocido de navíos privados.




Apocalipsis, 8:10 El tercer ángel tocó la trompeta, y cayó del cielo una gran estrella, ardiendo como una antorcha, y cayó sobre la tercera parte de los ríos, y sobre las fuentes de las aguas. 8:11 Y el nombre de la estrella es Ajenjo. Y la tercera parte de las aguas se convirtió en ajenjo; y muchos hombres murieron a causa de esas aguas, porque se hicieron amargas.

El siguiente juicio cae sobre el suministro de agua potable del mundo. Un tercio del mismo se vuelve venenoso debido a que algo como una estrella fugaz cae del cielo. La estrella se llama Ajenjo, de la palabra griega ÁPSINDSOS (absenta). Debido a esto, algunos comentaristas creen que la sustancia que produce que las aguas se hagan amargas, es la contaminación radioactiva.

Dicen eso porque, a pesar de que no está libre de controversias, la palabra rusa Chernóbil se puede traducir como ajenjo, y el 25 y 26 de abril de 1986, el peor desastre nuclear ocurrió en la ciudad de Ucrania de ese nombre. Un reactor nuclear en la estación generadora de Chernóbil explotó durante unas pruebas, lanzando enormes cantidades de lluvia radioactiva a la atmósfera las cuales se calculan que fueron 300 veces mayores que la bomba atómica que explotó sobre Hiroshima.

Si usted vio la película “El Síndrome de China” se pudo dar cuenta que los reactores nucleares fuera de control pueden horadar el suelo y una vez que eso comienza nada lo detiene.

No hay ninguna notificación oficial de que eso sucedió o pudo suceder en Chernóbil. Pero los esfuerzos para contener el daño aun prosiguen después de 25 años del accidente, y si los acuíferos europeos llegaran a contaminarse, es fácil ver cómo esta visión de Apocalipsis 8:11, puede ser exacta.

Apocalipsis, 8:12 El cuarto ángel tocó la trompeta, y fue herida la tercera parte del sol, y la tercera parte de la luna, y la tercera parte de las estrellas, para que se oscureciese la tercera parte de ellos, y no hubiese luz en la tercera parte del día, y asimismo de la noche.

Entre el humo del incendio de la hierba y los árboles, y las partículas lanzadas al aire por la colisión del meteoro, la atmósfera se ha vuelto tan densa que un tercio de la luz de los cuerpos celestes queda bloqueada.

Eso me recuerda los reportajes de la televisión mostrando los incendios que las tropas de Sadam Hussein produjeron en los campos petrolíferos de Kuwait cuando iban en retirada hacia el final de la Primera Guerra del Golfo. El humo era tan denso que parecía ser de noche durante el día, el sol era como una oscura bola roja flotando en un cielo ennegrecido arriba. Eso es casi como se verán las cosas cuando el mundo aguarda el sonido de la quinta trompeta.

Apocalipsis, 8:13 Y miré, y oí a un ángel volar por en medio del cielo, diciendo a gran voz: ¡Ay, ay, ay, de los que moran en la tierra, a causa de los otros toques de trompeta que están para sonar los tres ángeles!

El ser que vuela no es ningún águila ordinaria. El idioma griego utiliza la palabra normalmente traducida como ángel, para indicar algún tipo de mensajero sobrenatural que es enviado para preparar el mundo para lo que viene. Ya han sonado cuatro de las trompetas y la tierra está tambaleándose por esta arremetida. Pero ahora los juicios se vuelven sobrenaturales y son dirigidos a las personas mismas. La situación está por convertirse en personal.

capitulos 7 ala 12 continuacion parte 2







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