LIBROS DEL APOCALIPSIS 7 al 12
Apocalipsis,
7:1 Después
de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que
detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno
sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol. 7:2 Vi también a otro
ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo; y clamó a
gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer
daño a la tierra y al mar, 7:3 diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar,
ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de
nuestro Dios. 7:4 Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil
sellados de todas las tribus de los hijos de Israel. 7:5 De la tribu de Judá,
doce mil sellados. De la tribu de Rubén, doce mil sellados. De la tribu de Gad,
doce mil sellados. 7:6 De la tribu de Aser, doce mil sellados. De la tribu de
Neftalí, doce mil sellados. De la tribu de Manasés, doce mil sellados. 7:7 De
la tribu de Simeón, doce mil sellados. De la tribu de Leví, doce mil sellados.
De la tribu de Isacar, doce mil sellados. 7:8 De la tribu de Zabulón, doce mil
sellados. De la tribu de José, doce mil sellados. De la tribu de Benjamín, doce
mil sellados.
El capítulo 7 es un interludio entre el sexto y
séptimo sello
que revela a los que permanecieron fieles a Cristo durante la Gran Tribulación.
Entre los que se mantuvieron en pie en defensa del Evangelio (Apocalipsis,
6:17) hay judíos (Apocalipsis, 7:3-8) y no judíos (Apocalipsis,
7:9-10, 13-15). Ellos aceptan el Evangelio eterno proclamado por los
ángeles (Apocalipsis, 14:6). Los sellos eran un instrumento o anillo que
estampaba una marca de identificación del propietario sobre lo que le
pertenecía. El sello de Dios sobre una persona la identifica como una que pertenece
a Dios y está bajo su cuidado (Efesios, 1:13).
Se
describe a los 144.000 sellados como siervos de
Dios (Apocalipsis, 7:3) de las tribus de Israel (Apocalipsis,
7:4-8). Dios pondrá un sello o una marca sobre la frente de cada uno para
indicar consagración y propiedad (Apocalipsis, 9:4, Ezequiel, 9:1-6, 2
Timoteo, 2:19). [1] Algunos intérpretes de la Biblia creen que a estos
nuevos creyentes de las tribus de Israel el Espíritu los comisionara y les dará
poder para predicar el Evangelio durante los días de la Tribulación. [2] El que
lleven en la frente el sello de Dios no significa que estén protegidos de la
muerte física ni del martirio como resultado de la persecución satánica (Apocalipsis,
7:14). No obstante, quedan protegidos del juicio directo de Dios y de la
aflicción demoniaca (Apocalipsis, 9:4).
Entre
el sexto y séptimo sello hay una pausa donde se llevan cabo dos eventos
importantes, uno en la tierra y el otro en el cielo. Ambos involucran la
disposición de un grupo del pueblo de Dios, pero ninguno de estos grupos es la
iglesia. La iglesia no volverá a ser vista sino hasta el final del capítulo 17.
El
múltiple uso del número cuatro en estos versículos enfatiza que la Creación es
el centro de atención, porque al final del Cuarto Día de la Creación la luz
había sido separada de las tinieblas, la atmósfera había sido formada, la
tierra había sido separada del agua, la vegetación había empezado a crecer, y
al añadir el sol, la luna y las estrellas, el día había sido separado de la
noche. Ahora que el Día Cuatro de la Creación se había completado todo estaba
listo para ser habitado, es por eso que el número cuatro es el número de la
Creación.
Pero
el siguiente ciclo de juicios se demorará hasta que suceda otro acontecimiento.
Este es la comisión de los 144.000 judíos que muchos creen serán los principales
evangelistas del Señor durante el resto de la Semana
Setenta de Daniel.
Ellos llevan el sello de Dios en sus frentes lo que los hace ser los
únicos seres protegidos en la tierra de los juicios venideros. En
Ezequiel 9:4 leemos sobre un caso similar cuando antes de que la Ciudad
de Jerusalén fuera destruida por los babilonios, unos ángeles la recorrieron
buscando y sellando a los fieles para protegerlos de la destrucción.
Ezequiel, 9:4
y le dijo Jehová: Pasa por en medio de la
ciudad, por en medio de Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los
hombres que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen
en medio de ella.
En
este caso el Señor también había retrasado el juicio venidero hasta que todos
Sus fieles fueran sellados, pero esta vez es solamente un selecto grupo que Él
ha escogido para un propósito específico. Todas las demás personas sobre la
tierra estarán el peligro, ya sean creyentes o no.
Después
que Jacob adoptó a los hijos de José, Efraín y Manasés (Génesis 48:5), habían
catorce nombres de los que se escogerían los nombres para las doce tribus de
Israel.
Pero
la Biblia nunca enumera más de 12 tribus en cualquier momento, por eso es que algunas veces
el orden de las listas es diferente. Los levitas no recibieron tierra alguna (su herencia fue el sacerdocio) y nunca
salieron a la guerra, por eso son a menudo omitidos. José también fue omitido
cuando Efraín y Manasés fueron incluidos puesto que cada uno de ellos recibió
la mitad de su tribu como herencia. Pero el listado de Apocalipsis 7 es
el único en que Leví y José se encuentran incluidos mientras que se ha omitido
a Dan y a Efraín.
Génesis, 48:5 Y ahora tus dos hijos Efraín y Manasés, que
te nacieron en la tierra de Egipto, antes que viniese a ti a la tierra de
Egipto, míos son; como Rubén y Simeón, serán míos.
Muchos
eruditos creen que Dan fue omitido porque fue por medio de la tribu de Dan que
la idolatría se introdujo (por Jeroboam)
en la tierra después que murió Salomón (1 Reyes 12:28-30).
1 Reyes,
12:28 Y
habiendo tenido consejo, hizo el rey dos becerros de oro, y dijo al pueblo:
Bastante habéis subido a Jerusalén; he aquí tus dioses, oh Israel, los cuales
te hicieron subir de la tierra de Egipto. 12:29 Y
puso uno en Bet-el, y el otro en Dan. 12:30 Y
esto fue causa de pecado; porque el pueblo iba a adorar delante de uno hasta
Dan.
Jacob
había profetizado en Génesis 49:17 que “será Dan
serpiente junto al camino, víbora junto a la senda, que muerde los talones del
caballo, y hace caer hacia atrás al jinete” insinuando de esta
manera, que Dan sería responsable por la caída de Israel en la idolatría.
Génesis,
49:17 Será
Dan serpiente junto al camino, Víbora junto a la senda, Que muerde los talones
del caballo, Y hace caer hacia atrás al jinete.
Existe
una tradición que dice que Dan fue el que maquinó el secuestro y posterior
venta de José como esclavo, y otra que el anticristo saldrá de la tribu de Dan,
pero ninguna de estas dos teorías las confirma la Biblia.
Por
estas u otras razones, nadie de la tribu de Dan recibirá el sello protector.
Pero Dios es misericordioso, y los fieles de la tribu de Dan sobrevivirán.
Sabemos esto porque al comienzo de la Era del Reino, cuando la tierra se vuelve
a distribuir, los descendientes de Dan recibe la primera parte (Ezequiel 48:1).
Ezequiel,
48:1 Estos
son los nombres de las tribus: Desde el extremo norte por la vía de Hetlón
viniendo a Hamat, Hazar-enán, en los confines de Damasco, al norte, hacia
Hamat, tendrá Dan una parte, desde el lado oriental hasta el occidental.
A
pesar de que Efraín no se menciona por su nombre, su pueblo está incluido ya
que aquí conforman el grupo llamado José. Recuerde que la tribu de José fue dividida
entre Efraín y Manasés.
Al
mencionar a José y Manasés en esta lista, el pueblo de ambas mitades de la
tribu de José es sellado sin mencionar el nombre de Efraín. 1 Reyes 12:28-30 también nos dice que un
becerro de oro fue levantado en Bet-el, en tierra de Efraín, y otro becerro en
la tierra de Dan. El Señor aborrece la idolatría.
Los
esfuerzos de espiritualizar este pasaje para que se entienda como un grupo
simbólico de todos los creyentes, son un lamentable e inadecuado intento de los
seguidores de la teología del reemplazo para privar a Israel de su papel en el
tiempo del fin dentro del plan redentor de Dios. Este pasaje es demasiado claro
para justificar una interpretación diferente a la literal.
Y
todas las personas que dicen que esta lista no es exacta porque diez tribus
desaparecieron en el año 722 a.C., cuando el Reino del Norte fue esparcido en
el destierro, harían bien en leer 2 Crónicas
11:16.
2 Crónicas,
11:16 Tras aquellos acudieron
también de todas las tribus de Israel los que habían puesto su corazón en
buscar a Jehová Dios de Israel; y vinieron a Jerusalén para ofrecer sacrificios
a Jehová, el Dios de sus padres.
A
raíz de la apostasía de Salomón, cuando este murió y en tiempos en que reinaba
su hijo Roboam, Israel fue divido en dos reinos: el reino del norte, con
capital en Samaria y conformado por 10 tribus y el reino del sur, con capital
en Jerusalén (donde estaba el templo),
conformado por las tribus de Judá y Benjamín (total
12 tribus).
Antes
de que el reino del norte cayera bajo el dominio asirio en 722 a.C. y a raíz de
la apostasía e idolatría que se había desatado allí, muchos israelitas
pertenecientes a las tribus del reino del norte descendieron a Jerusalén (el reino del sur), donde estaba el templo para
adorar al verdadero Dios, abandonando sus posesiones en el reino del norte. Es
por esto que un remanente de todas las tribus de Israel fue preservado en el
reino del sur (Jerusalén) por lo que
el concepto de "las 10 tribus perdidas de Israel" es una
falsificación. Ninguna tribu de Israel se perdió.
La multitud vestida de ropas blancas
Apocalipsis,
7:9 Después
de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas
naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la
presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos;
7:10 y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que
está sentado en el trono, y al Cordero. 7:11 Y todos los ángeles estaban en pie
alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se
postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios, 7:12 diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la
sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a
nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén. 7:13
Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos
de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido? 7:14
Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han
salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido
en la sangre del Cordero. 7:15 Por esto
están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que
está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos. 7:16 Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no
caerá más sobre ellos, ni calor alguno; 7:17 porque
el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes
de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos.
Juan
describe una escena en el cielo de una gran multitud de personas de todas las
naciones que fueron salvadas por la fe en Cristo. Estarán con Dios (Apocalipsis, 7:15), libres de pena y angustia
(Apocalipsis, 7:16-17, 6:9). Muchos
creen que esa multitud salvada por "la
sangre del Cordero" son los "santos de la
Tribulación", porque Juan declara que "han salido de la Gran Tribulación"
(Apocalipsis, 7:14).
Los
"santos de la Tribulación" son cristianos que no se fueron en el
rapto de la iglesia porque, al momento del rapto, no formaban parte de la
iglesia, ya sea porque no estaban 100% convertidos o porque, directamente, eran
incrédulos pero que, luego del rapto (y
probablemente a causa de este), se terminan de convertir o,
directamente se convierten y son martirizados (aunque
no todos) por su fe.
Se
conoce con el nombre de Tribulación a los últimos 7
años del gobierno del hombre sobre la
tierra, antes de la segunda venida de Jesucristo. A su vez, se suele dividir a
estos últimos 7 años en dos mitades: un primer sub-periodo de 3 años y ½ llamado
Tribulación seguido de un segundo sub-periodo, también de 3 años y ½, llamado
Gran tribulación. La “bisagra”
entre estos 2 periodos es la manifestación y revelación plena del anticristo
declarándose Dios dentro de un tercer templo que aun hoy no se ha construido. Esta es la
“abominación desoladora de la que hablo el profeta Daniel” (Mateo, 24:15, Daniel, 9:27) y de la que
también hablo Pablo (2º Tesalonicenses, 2:3-4).
La diferencia es que las calamidades y los eventos desastrosos serán más
frecuentes e intensos en el segundo sub-periodo de 3
años y ½, pero, en general, los últimos 7 años serán angustiosos.
La
Gran Tribulación, entonces, es un periodo de tiempo de juicio divino sobre el
mundo impío que ha rechazado a Cristo, pero es también un tiempo de ira
satánica y persecución contra los que reciben a Cristo y a su Palabra (Apocalipsis, 12:12). Durante ese periodo,
muchos santos sufrirán terriblemente objeto de la ira de Satanás y de la
impiedad (Apocalipsis, 7:9-17, 6:9-11, 20:4,
14:13). El conflicto entre la
justicia y la maldad es tan intenso que solo se le puede llamar una "gran tribulación". Esta frase, en griego,
literalmente es "la tribulación, la grande". En el idioma griego, la
repetición del artículo "la" implica una declaración enfática.
Apocalipsis,
7:17 porque
el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes
de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos.
Esta
promesa pudiera referirse a la remoción de cualquier recuerdo que pueda causar
sufrimiento, dolor o remordimiento. En el cielo no permanece nada de lo que
produce privación, sufrimiento o angustia (Apocalipsis,
7:16).
Hay
diferentes opiniones sobre quiénes conforman esta multitud. Pero por sus ropas
blancas y su declaración en cuanto al Autor de su salvación, todos están de
acuerdo en que son creyentes de la Tierra. Pero los hechos son que:
[1] Juan, el
discípulo más cercanamente asociado con la iglesia, no los reconociera;
[2] su arribo
al cielo se presenta tres capítulos después del Rapto; y
[3] su
destino es el de servidores en el templo y no co-regentes (co-gobernantes,
junto con Cristo, como Reyes y Sacerdotes, que es el destino de la iglesia) del
universo;
Todo
lo cual significa que todos ellos son creyentes posteriores al Rapto y no son
parte de la iglesia. Ellos han sido víctimas de la destrucción en la tierra
durante los juicios de los sellos y han pagado el precio último por su recién
encontrada fe. Estas personas son llamadas mártires
de la tribulación, o santos de la tribulación. Ellos no llegaron a
tiempo a la fe en Jesús para el momento del Rapto
por eso es que no disfrutarán del destino y la bendición que son únicos para la
iglesia. Estos santos tendrán una existencia privilegiada en la eternidad,
siempre ante la presencia del Señor. Le servirán día y noche en Su Templo y
nunca necesitarán de nada más.
El Señor extenderá Su tabernáculo sobre ellos, lo que
significa que Él será responsable por su bienestar. No sentirán hambre ni sed,
y el Señor removerá todo pesar de sus mentes, enjugando toda lágrima de sus
ojos.
Pero
a pesar de que le sirven al Señor en Su Templo, nunca son llamados sacerdotes,
como lo es la Iglesia. Ninguno de ellos se sentará jamás en un trono a la par
de su Amado, lo cual es ejemplo para que todo el universo vea las incomparables
riquezas de la gracia de Dios expresadas en Su amor por la iglesia, Su obra de
arte (Efesios 2:6-10).
Efesios, 2:6 y
juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares
celestiales con Cristo Jesús, 2:7 para mostrar en los siglos venideros las
abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo
Jesús. 2:8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de
vosotros, pues es don de Dios; 2:9 no por obras, para que nadie se gloríe. 2:10
Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las
cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.
Ellos
nunca compartirán Su herencia como tampoco serán contados entre el grupo más
favorecido en toda la creación. Cuando fueron bruscamente presionados, ellos
necesitaron de una señal final e incontrovertible de que había llegado el
momento correcto de creer. Careciendo de la fe para aceptar lo que no podían
ver, necesitaron evidencia. Esa evidencia les llegó en la forma del Rapto de la Iglesia, cuando todas las personas
que creyeron solamente por fe desaparecieron ante sus propios ojos.
Aunque
tarde para ser incluidas en ese increíble evento, estas personas finalmente
creyeron a causa del mismo.
Juan, 20:29 Jesús
le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no
vieron, y creyeron.
Con
el séptimo sello próximo a abrirse, se presentan los juicios de
las siete trompetas. Este segundo ciclo de juicios completará la
primera parte de la Semana Setenta de Daniel y preparará el escenario para la
presentación del anticristo y la gran tribulación.
El séptimo sello
Apocalipsis, 8:1 Cuando abrió el séptimo sello, se hizo
silencio en el cielo como por media hora. 8:2 Y vi a los siete ángeles que
estaban en pie ante Dios; y se les dieron siete trompetas. 8:3 Otro ángel vino
entonces y se paró ante el altar, con un incensario de oro; y se le dio mucho
incienso para añadirlo a las oraciones de todos los santos, sobre el altar de
oro que estaba delante del trono. 8:4 Y de la mano del ángel subió a la
presencia de Dios el humo del incienso con las oraciones de los santos. 8:5 Y
el ángel tomó el incensario, y lo llenó del fuego del altar, y lo arrojó a la
tierra; y hubo truenos, y voces, y relámpagos, y un terremoto.
La
apertura del séptimo sello inicia el juicio de las siete
trompetas, es decir, los juicios de las siete trompetas son el séptimo sello. Los
juicios de las trompetas son parciales (Apocalipsis,
8 y 9, 11:15-19), mientras que los juicios de las siete copas (Apocalipsis, 16) son más severos. El juicio de
la séptima trompeta anuncia el juicio de las siete copas (Apocalipsis,
11:15, 16:1-21). El silencio en el cielo se refiere al horror de los
juicios venideros contra el pecado. Las referencias a las oraciones de los
santos (Apocalipsis, 5:8, 8:3-4)
indican que las oraciones intercesoras de los creyentes son de extrema
importancia en la destrucción del mal y en el establecimiento de la justicia en
la tierra (Apocalipsis, 5:8).
[1]
Juan menciona las oraciones de "todos"
los santos. De modo que las oraciones de los santos de la Tribulación en la tierra
se unen a la intercesión de todos los santos en el cielo (Apocalipsis, 6:9-11). Los santos en el cielo
tienen un vital interés en los acontecimientos de la tierra. [2] Nótese que, de
alguna manera, Dios almacena las oraciones. Aunque el Señor pudiera no
contestarlas de inmediato, Él no las echa a un lado sino que las guarda para el
tiempo oportuno del cumplimiento. Por eso la oposición de Satanás a la oración.
Por eso nos cuesta tanto orar, porque Satanás sabe que las oraciones acumuladas
de todos los santos serán, a la postre, una verdadera bomba atómica que Dios
enviara desde el cielo (Apocalipsis, 8:4-5).
El
primer ciclo de juicios está por finalizar. Los 144.000 ya han sido comisionados y una inmensa cantidad de
mártires ha llegado al cielo. En muchos lugares de la tierra, la guerra se
desarrolla furiosa y descontroladamente, con los resultantes efectos del hambre
y la pestilencia, y a pesar de eso, en otras partes de la tierra la paz todavía
prevalece.
Todas
aquellas personas que tienen la suerte de disfrutarla están siendo engañadas al
pensar que pronto en todo mundo se apaciguarán las cosas, y seguirá la vida
como de costumbre.
Puesto
que el anticristo no ha sido aún revelado como el hombre de Satanás para el Planeta
Tierra, muchas personas lo ven como un talentoso líder mundial haciendo lo
mejor para restablecer el orden y, a pesar de la cantidad sin precedentes de
muertes humanas y de personas desaparecidas, todavía le dan una alta
calificación. Pero en el cielo la historia es diferente, porque Dios está a
punto de desatar los juicios de las siete trompetas.
A
Él no le da ningún placer hacerlo. Pero así como son de malas las personas, los
juicios de los sellos que ahora concluyen simplemente no han sido lo
suficientemente severos como para volver el testarudo corazón de ellas a Dios. ¡Ay!, Él lo
sabía todo el tiempo, pero eso no hace que las cosas sean más fáciles. Si
solamente Él no los amara tanto dejaría que se destruyeran unos a los otros.
Pero mientras que Su justicia demanda justicia, Su amor requiere que Él siga
intentando salvarlos.
Un
silencio de media hora llena el cielo
con un sentido de presentimiento, como si todos los ángeles estuvieran
sosteniendo la respiración, esperando que el Señor actúe. Los creyentes de
después del Rapto en la tierra, saben lo que se avecina, y sus urgentes
oraciones llegan al trono de Dios como una gigantesca nube de incienso.
Pero
el tiempo de la misericordia se acabó con el Rapto. Ahora es tiempo de juicio y
conforme el ángel toma fuego del altar, Dios anuncia los juicios venideros en
la forma tradicional que Él usa, con truenos, relámpagos y terremotos.
La primeras cuatro trompetas
Apocalipsis,
8:6 Y los siete ángeles que
tenían las siete trompetas se dispusieron a tocarlas. 8:7 El primer ángel tocó
la trompeta, y hubo granizo y fuego mezclados con sangre, que fueron lanzados
sobre la tierra; y la tercera parte de los árboles se quemó, y se quemó toda la
hierba verde.
Comienzan
las primeras cuatro trompetas de juicio. El juicio se limita a una tercera
parte del mundo porque el propósito del juicio es, en parte, advertir a las
personas y llevarlas al arrepentimiento (Apocalipsis,
9:20-21).
1ª Trompeta: la
tercera parte de la vegetación terrestre es destruida por fuego y granizo (Apocalipsis, 8:7);
2ª Trompeta: la
tercera parte del mar se convierte en sangre por una gran montaña ardiendo que
se precipita al mar, muriendo la tercera parte de los seres vivientes y
destruyendo la tercera parte de las naves del mar (Apocalipsis,
8:8-9);
3ª Trompeta: la
tercera parte del agua de los ríos se convierte en aguas amargas, muriendo
muchos hombres a causa de ellas, por una gran estrella (llamada "Ajenjo")
que cae del cielo, ardiendo como una antorcha (Apocalipsis, 8:10-11);
4ª Trompeta: la
tercera parte del sol, de la luna y de las estrellas es herida, para que no
haya luz durante la tercera parte del día y de la noche (Apocalipsis, 8:12);
Apocalipsis,
8:6 Y los siete ángeles que
tenían las siete trompetas se dispusieron a tocarlas. 8:7 El primer ángel tocó
la trompeta, y hubo granizo y fuego mezclados con sangre, que fueron lanzados
sobre la tierra; y la tercera parte de los árboles se quemó, y se quemó toda la
hierba verde.
Recordando
las plagas de Egipto, el primer juicio cae sobre la tierra. El fuego se desata
sobre la tercera parte de la tierra, el humo cáustico que produce que la hierba
y los árboles de abajo se quemen, llena los cielos arriba.
Apocalipsis,
8:8 El
segundo ángel tocó la trompeta, y como una gran montaña ardiendo en fuego fue
precipitada en el mar; y la tercera parte del mar se convirtió en sangre. 8:9 Y
murió la tercera parte de los seres vivientes que estaban en el mar, y la
tercera parte de las naves fue destruida.
Este
juicio parece ser como si un gran asteroide o meteoro chocara con los océanos
de la tierra. Esto ha sucedido en la tierra cientos de veces en la historia. El
último caso sucedió el 9 de junio de 2006 cuando un meteoro se estrelló al
norte de Noruega con la potencia del impacto igual a la bomba atómica arrojada
sobre Hiroshima, Japón.
Los
astrónomos están en la actualidad observando miles de asteroides potencialmente
peligrosos (APP) y objetos cercanos a la tierra (OCT). En este momento ninguno
de estos está proyectado para que choque con la tierra, pero estos científicos
nos advierten que los OCT con frecuencia aparecen de repente, y casi sin previo
aviso. ¿Cuántos de nosotros sabíamos que uno de esos se estrellaría en Noruega
en junio de 2006?.
El
meteoro a que hace referencia este pasaje produce una tremenda devastación,
convirtiendo la tercera parte de los océanos en una sustancia tóxica de aspecto
rojizo, matando a la tercera parte de la vida marina y destruyendo miles de
embarcaciones. Existen más de 40.000 barcos comerciales y mercantes registrados
en 143 países. Además, existen más de 9.000 buques de la marina de 50 países
diferentes y un número desconocido de navíos privados.
Apocalipsis,
8:10 El
tercer ángel tocó la trompeta, y cayó del cielo una gran estrella, ardiendo como una
antorcha, y cayó sobre la tercera parte de los ríos, y sobre las fuentes de las
aguas. 8:11 Y el nombre de la estrella es Ajenjo.
Y la tercera parte de las aguas se convirtió en ajenjo; y muchos hombres
murieron a causa de esas aguas, porque se hicieron amargas.
El
siguiente juicio cae sobre el suministro de agua potable del mundo. Un tercio
del mismo se vuelve venenoso debido a que algo como una estrella fugaz cae del
cielo. La estrella se llama Ajenjo, de la palabra griega ÁPSINDSOS (absenta).
Debido a esto, algunos comentaristas creen que la sustancia que produce que las
aguas se hagan amargas, es la contaminación radioactiva.
Dicen
eso porque, a pesar de que no está libre de controversias, la palabra rusa
Chernóbil se puede traducir como ajenjo, y el 25 y 26 de abril de 1986, el peor
desastre nuclear ocurrió en la ciudad de Ucrania de ese nombre. Un reactor
nuclear en la estación generadora de Chernóbil explotó durante unas pruebas,
lanzando enormes cantidades de lluvia radioactiva a la atmósfera las cuales se
calculan que fueron 300 veces mayores que la bomba atómica que explotó sobre
Hiroshima.
Si
usted vio la película “El Síndrome de China”
se pudo dar cuenta que los reactores nucleares fuera de control pueden horadar
el suelo y una vez que eso comienza nada lo detiene.
No
hay ninguna notificación oficial de que eso sucedió o pudo suceder en
Chernóbil. Pero los esfuerzos para contener el daño aun prosiguen después de 25
años del accidente, y si los acuíferos europeos llegaran a contaminarse, es
fácil ver cómo esta visión de Apocalipsis 8:11, puede ser exacta.
Apocalipsis,
8:12 El
cuarto ángel tocó la trompeta, y fue herida la tercera parte del sol, y la
tercera parte de la luna, y la tercera parte de las estrellas, para que se
oscureciese la tercera parte de ellos, y no hubiese luz en la tercera parte del
día, y asimismo de la noche.
Entre
el humo del incendio de la hierba y los árboles, y las partículas lanzadas al
aire por la colisión del meteoro, la atmósfera se ha vuelto tan densa que un
tercio de la luz de los cuerpos celestes queda bloqueada.
Eso
me recuerda los reportajes de la televisión mostrando los incendios que las
tropas de Sadam Hussein produjeron en los campos petrolíferos de Kuwait cuando
iban en retirada hacia el final de la Primera Guerra del Golfo. El humo era tan
denso que parecía ser de noche durante el día, el sol era como una oscura bola
roja flotando en un cielo ennegrecido arriba. Eso es casi como se verán las
cosas cuando el mundo aguarda el sonido de la quinta trompeta.
Apocalipsis,
8:13 Y
miré, y oí a un ángel volar por en medio del cielo, diciendo a gran voz: ¡Ay,
ay, ay, de los que moran en la tierra, a causa de los otros toques de trompeta
que están para sonar los tres ángeles!
El
ser que vuela no es ningún águila ordinaria. El idioma griego utiliza la
palabra normalmente traducida como ángel, para indicar algún tipo de mensajero
sobrenatural que es enviado para preparar el mundo para lo que viene. Ya han
sonado cuatro de las trompetas y la tierra está tambaleándose por esta
arremetida. Pero ahora los juicios se vuelven sobrenaturales y son dirigidos a
las personas mismas. La situación está por convertirse en personal.
LIBROS DEL APOCALIPSIS 7 al 12
Reviewed by jireth
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marzo 20, 2020
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