LIBROS DEL APOCALIPSIS 1 al 6


La revelación de Jesucristo

Apocalipsis, 1:1 La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan, 1:2 que ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto. 1:3 Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca.

Apocalipsis, 1:3 Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; Esta es la primera de las 7 "bienaventuranzas" (bendiciones) encontradas en Apocalipsis que se pronuncian sobre los que leen, oyen y obedecen las cosas escritas en el libro. Las otras 6 se encuentran en Apocalipsis, 14:13, 16:15, 19:9, 20:6, 22:7 y 22:14 (cada una comienza con "Bienaventurado/s"; Lucas, 11:28). Apocalipsis es un libro que no solo contiene profecías sobre el futuro sino también grandes verdades espirituales. El libro no solo sirve para conocer lo que para el mundo sino también para aprender y aplicar sus instrucciones .

Salutación a las siete iglesias

Apocalipsis, 1:4 Juan, a las siete iglesias que están en Asia: Gracia y paz a vosotros, del que es y que era y que ha de venir, y de los siete espíritus que están delante de su trono; 1:5 y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, 1:6 y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén. 1:7 He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él.  Sí, amén. 1:8 Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.

(Apocalipsis, 1:1) son 7 iglesias de Asia (ubicadas en lo que actualmente forma parte de Turquía). Cada iglesia en particular estaba compuesta de varias congregaciones. Es probable que esas iglesias fueran seleccionadas debido a que representaban la totalidad de las iglesias de aquel tiempo, porque la palabra "siete" representa un número perfecto. Lo que se dice de ellas, se aplica a la iglesia en su totalidad. En otras palabras, "las siete iglesias" representan todas las iglesias en el transcurso de la era o época de la iglesia. La frase "los siete espíritus" pudiera representar la perfección y el ministerio del Espíritu Santo a la iglesia (Apocalipsis, 4:5, 5:6, Isaías, 11:2-3).
Una visión del hijo del hombre

Apocalipsis, 1:9 Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en el reino y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo. 1:10 Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta, 1:11 que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: a Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea. Salutación a las siete iglesias

Apocalipsis, 1:4 Juan, a las siete iglesias que están en Asia: Gracia y paz a vosotros, del que es y que era y que ha de venir, y de los siete espíritus que están delante de su trono; 1:5 y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, 1:6 y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén. 1:7 He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él.  Sí, amén. 1:8 Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.

  (Apocalipsis, 1:1) son 7 iglesias de Asia (ubicadas en lo que actualmente forma parte de Turquía. "las siete iglesias" representan todas las iglesias en el transcurso de la era o época de la iglesia. La frase "los siete espíritus" pudiera representar la perfección y el ministerio del Espíritu Santo a la iglesia (Apocalipsis, 4:5, 5:6, Isaías, 11:2-3).

De los 404 versículos que contiene el Libro de Apocalipsis, 278 son tomados del Antiguo Testamento. De hecho, el único libro no citado es el de Ester. Entonces no es de sorprenderse que encontremos construcciones gramaticales del Antiguo Testamento como, por ejemplo, “el que es, el que era y el que ha de venir”, y “los siete espíritus que están delante de Su trono”. La primera expresión es una traducción aproximada del Nombre de Dios, y la segunda es el Nombre del Espíritu  de Dios. Veremos muchos de estos a través del Libro de Apocalipsis, y en el capítulo 19 veremos la palabra no traducida “Aleluya” (que significa “Gloria a Dios”) que se utiliza cuatro veces.

La frase “Alfa y Omega” se deriva de la primera y última letra del alfabeto griego, y se refiere a Dios el Padre y recuerda Su llamado a Israel. “Ustedes son mis testigos, dice Jehová, y mi siervo que yo escogí, para que me conozcan y crean, y entiendan que yo mismo soy; antes de mí no fue formado dios, ni lo será después de mí. Yo, yo Jehová, y fuera de mí no hay quien salve” (Isaías 43:10-11). Esta frase la utilizaría Jesús después para Sí mismo.

Una visión del hijo del hombre

Apocalipsis, 1:9 Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en el reino y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo. 1:10 Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta, 1:11 que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: a Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea.

Patmos es una pequeña isla en el Mar Egeo a unos 80 km. al suroeste de Éfeso. Juan estaba preso allí debido a su fidelidad en la proclamación del Evangelio y por permanecer fiel a Cristo y a su Palabra.

Juan dice que estaba en el Espíritu (Apocalipsis, 1:10). Esta expresión se refiere a una intensidad especial de la conciencia que se tiene del Espíritu Santo y de la sensibilidad espiritual a la comunicación con El por la cual pueden recibirse visiones (Hechos, 10:10).
Por medio de esta orden queda claro que Juan en realidad iba a ser testigo de algunos eventos que el Señor quería que documentara y luego que distribuyera a las siete iglesias que había nombrado.fue transportado al Día del Señor.  

Moisés escribió los primeros 5 libros de la Biblia: el Pentateuco (Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio). Él fue testigo ocular desde Éxodo en adelante, pero no fue testigo de todo lo relatado en Génesis. Moisés fue transportado al pasado por el Espíritu Santo. En Apocalipsis ocurre algo similar: Juan es transportado por el Espíritu Santo hacia el futuro. El Espíritu Santo no solo traslada a las personas de un lugar a otro de la tierra como lo transporto a Felipe (Hechos, 8:39-40), y de la tierra al cielo como transporto a Enoc (Génesis, 5:24, Hebreos, 11:5), a Elías (2 Reyes, 2:11), a Jesús (Hechos, 1:9-11) y a Pablo (2 Corintios, 12:2-4) sino también a través del tiempo como traslado a Moisés (al pasado) y a Juan (al futuro).

Apocalipsis, 1:12 Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro, 1:13 y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro. 1:14 Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego; 1:15 y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas. 1:16 Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza.

A pesar que el varón que hablaba con Juan estaba refulgentemente vestido y tenía apariencia de ser fuera de este mundo, Juan sí le reconoció. Ya Juan lo había visto así anteriormente, en el Monte de la Transfiguración. “Y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz” (Mateo 17:2) ¡Era el Señor!.
Mateo, 17:1 Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto; 17:2 y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. 17:3 Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él.

Apocalipsis, 1:17 Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último; 1:18 y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades. 1:19 Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después de estas. 1:20 El misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de los siete candeleros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candeleros que has visto, son las siete iglesias.

En Apocalipsis, 1:20   las estrellas son los ángeles de las siete iglesias y que los candeleros son las iglesias. En la Biblia, los "ángeles" son llamados "estrellas".

Apocalipsis, 9:1 El quinto ángel toco la trompeta, y vi una estrella que cayó del cielo a la tierra; y se le dio la llave del pozo del abismo.

Este versículo menciona una estrella que cae del cielo y recibe una llave. ¿Tiene manos esa estrella?. Esa estrella es el diablo.

Apocalipsis, 18:1  Después de esto vi a otro ángel descender del cielo ...

Como muestra este versículo, los ángeles no caen sino que descienden.

Isaías, 14:12  ¡Como caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones.

La caída identifica al diablo aquí. El no bajo: lo bajaron.

La palabra ángel, proviene del griego, de la palabra “ángelus”, que significa “mensajero, comisionado o enviado”. Pero esta palabra “ángelus”, viene desde atrás, del idioma original, el hebreo: malah (singular) y malahim (plural). La palabra ángel, en la Biblia, no solo se refiere a seres celestiales con alas. Ángel también es llamado el predicador, de carne y hueso, que lleva el Evangelio.

Jesucristo le pide a Juan que escriba siete cartas a los ángeles (predicadores o pastores) de las siete iglesias que están en Asia. Las siete cartas del Apocalipsis, comienzan (todas) con un mensaje al mensajero del lugar. Cuando Apocalipsis habla de los siete ángeles de las siete iglesias, entonces, probablemente no se refiera a seres celestiales (ángeles en sí mismos) sino al pastor de cada iglesia, al mensajero de Dios dentro de esa congregación. Ángel no solamente es un ser celestial sino todo predicador de la palabra de Dios.

Apocalipsis, 1:19 Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después de estas.

El Libro de Apocalipsis  en tres secciones. Las cosas que Juan ha visto, que son las contenidas en el capítulo 1, las cosas que son, las cuales comprenderán los capítulos 2 y 3, y las cosas que serán después de estas, que son  en los capítulos 4 al 22.

El hecho de que al Señor se le vea en pie en medio de siete candeleros de oro indica Su involucramiento directo con la iglesia, y el que sostenga las siete estrellas en Su mano derecha, nos habla de la íntima relación que Él tiene con los líderes de las mismas. Ya sea que los veamos como los pastores o como vigilantes angelicales, Él los tiene en la palma de Su mano. El número siete es una figura prominente en el Libro de Apocalipsis. De hecho, antes que terminemos, veremos que se utiliza 52 veces. Y es curioso ver que 5 + 2 son ¡siete!.

La mención del Señor de ser “el primero y el último” muestra los pasos más importantes en un proceso de fabricación. La palabra griega traducida “primero” es “prótos” de donde se origina la palabra “prototipo”. El prototipo es el original. Es el que fija la norma de la que saldrán todas las demás copias y que serán comparadas, en exactitud, con el original (el primero, el prototipo).

Romanos, 8:29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.

Cuando seamos perfeccionados seremos copias exactas de nuestro prototipo, el Señor, y esa es la manera como Dios ya nos ve:

2 Corintios, 5:17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

Y la palabra griega traducida como “último” es “escatos” (de aquí se deriva la palabra “escatología”, que es la rama de la Teología dedicada al análisis de los últimos tiempos proféticos).

Escatos es un superlativo, el ejemplo perfecto, lo más alto y mejor que se puede obtener. A pesar de que estemos destinados a ser como Él y actuar como Él, nunca podremos ser Él.

Y de esta manera termina el Capítulo 1, pero apenas estamos empezando. Hay mucho más adelante.



El mensaje a las siete iglesias: el mensaje a Éfeso

Apocalipsis, 2:1 Escribe al ángel de la iglesia en Éfeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto: 2:2 Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; 2:3 y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado. 2:4 Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. 2:5 Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido. 2:6 Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco. 2:7 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios.

Apocalipsis, 2:2 Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos;

Una de las mayores preocupaciones que Cristo expreso en su mensaje final a las siete iglesias era que ellas no cayeran en la tolerancia a los falsos maestros, profetas o apóstoles que estaban tergiversando la Palabra y debilitando su poder y autoridad. [1] Cristo instruye a las iglesias que prueben a todo aquel que dice tener autoridad espiritual. [2] Nótese la condenación de Cristo de las iglesias de Pergamo (Apocalipsis, 2:14-16) y de Tiatira (Apocalipsis, 2:20) por aceptar en vez de resistir a los que son infieles a la verdad y a las normas de la Palabra de Dios.

Apocalipsis, 2:4 Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor.

No hay una sola llamada de Cristo en la vida, hay varias, cada una más exigente que la anterior. La conversión cristiana no es una foto sino una película. Es un proceso evolutivo sí, pero gradual y, las más de las veces, envuelto en grandes crisis. En Lucas, 5:1-11 Jesús acababa de predicar a una gran multitud desde una barca, a orillas del lago de Galilea. Entre sus oidores estaban Pedro y algunos otros futuros Apóstoles. Hasta el momento habían seguido a Cristo de lejos, en medio de sus trabajos de pesca, sin haber sido llamados todavía a su seguimiento más radical (Juan, 1:35-42).

Pedro se entrega a Cristo y el signo de su conversión y la de sus compañeros es que “lo dejaron todo y siguieron a Jesús(Lucas, 5:11). A primera vista parece la conversión total. Hay en él mucha generosidad, entusiasmo, impulsividad y amor sensible al Señor. Pero también hay exceso de confianza en sí mismo y en sus posibilidades. Su idea de Cristo y del reino a los que se había entregado era aún superficial. Su compromiso tenía la ambigüedad de muchos israelitas de su tiempo: Jesús para él no era sólo un maestro religioso, sino también el Mesías temporal que liberaría Palestina. Sólo al promediar los tres años de ministerio, Pedro reconoce en Jesús al Hijo de Dios (Mateo, 16:16), pero la naturaleza del reino se le escapa.
"Pescador de hombres" tuvo para él y sus compañeros la noción de una empresa temporal, en la que ejercerían influencia y autoridad. Por eso discuten sobre los primeros puestos (Mateo, 20:21, Marcos, 9:34), y hasta la hora de la resurrección esperan la restauración de Israel. Por eso Pedro experimenta una creciente dificultad en comprender la naturaleza del seguimiento. Cuando Jesús habla de la cruz, se escandaliza (Mateo, 16:22). Es incapaz de aliviar a los endemoniados, como su Maestro, porque aún no ha entendido el valor de la fe y la oración (Marcos, 9:14-29). Durante las horas de la pasión experimenta sus límites en forma dramática y toda la precariedad de su compromiso y de su conversión.

Lleno de fervor sensible había anunciado que él no abandonaría al Maestro, aunque los demás lo hicieran (Mateo, 26:33-35). Horas más tarde negaba y traicionaba a su Señor reiteradamente. Para Pedro ésta fue una grave crisis. Le hizo comprender hasta qué punto su conversión era superficial. Su autosuficiencia y miras humanas se derrumbaron. Pero Jesús aprovecha esta misma crisis para volver a llamarlo a una conversión más madura y decisiva. La escena corresponde a los relatos de la resurrección, y la trae Juan en el capítulo 21:1-19. Es muy semejante a la del primer seguimiento. El lugar es el mismo - el lago de Galilea - y las circunstancias muy parecidas.

Pedro y otros apóstoles están de pesca y no han pescado nada en toda la noche. Al amanecer, Jesús, desde la orilla, les ordena echar la red a la derecha, y pescan un número enorme de peces grandes. Luego se reúnen con él a la orilla para comer. Al final de la comida, Jesús se dirige nuevamente a Pedro, y le dirige, al igual que años atrás, la llamada a seguirlo. Esta vez en forma de una triple pregunta: "Simón, ¿me amas más que éstos?... Sí, Señor; tú sabes que te quiero... Apacienta mis corderos" (Juan, 21:15-17).

Pedro ha sido capaz de superar sus crisis y de decir "sí" a Jesús, pero éstas le han enseñado mucho. Le permiten una respuesta madura, más honda y cualitativamente diferente que tres años atrás. Aparentemente ha perdido entusiasmo y la generosidad sentida y espontánea de entonces. Ya no se atreve a afirmar - como lo hubiera hecho antes de la pasión - que él quería a Cristo más que los otros. Parece menos entusiasta y entregado, pero en realidad ahora es cuando su conversión es más lúcida y profunda. Ahora se entrega con conocimiento de causa a un Señor crucificado y a un reino que no es de este mundo y que se construye en la fe.

El seguimiento de Pedro desde la conversión superficial e incipiente hasta la conversión madura de la fe, a través de la crisis, es un paradigma del proceso de la conversión de cada cristiano. Al igual que Pedro, nosotros también escuchamos en algún momento de nuestra vida una primera llamada a la conversión. Decidimos tomar en serio el cristianismo. En muchos casos seguir a Cristo con una dedicación total. Cada uno sabe cuándo fue la primera conversión de su vida, a menudo en plena juventud. Como los apóstoles, nos hicimos discípulos "dejando las barcas y las redes" y a veces la familia. Nos pareció entonces la mayor generosidad. Todo nos estimulaba al seguimiento, pues éste tenía un sabor sensible y realizador.
Aun con poca experiencia, al comienzo todo era una novedad, un fascinante descubrimiento del servicio a los demás. La pobreza evangélica tenía un sabor, incluso un cierto romanticismo. Pero con el tiempo todo fue cambiando. Vino una especie de crisis, a veces repentina, las más de las veces progresiva y lenta. En muchos casos nuestra vida de fe es invadida por una creciente insensibilidad. Los valores evangélicos a los que nos habíamos convertido van perdiendo el sentido y la atracción sensible que al comienzo ejercían sobre nosotros. La presencia de Cristo en nuestra vida, y particularmente en la oración, la sentimos cada vez menos. Experimentamos más bien una aridez, una soledad, una oscuridad que nos hace lejano el rostro del Señor.

Nos parece que oremos o no oremos todo seguirá igual: nosotros, nuestros compromisos, los demás, la historia. Por eso una de las primeras tentaciones que nos sobrevienen es la de abandonar la oración personal. La naturaleza humana se nos revela parecida en todas partes.

Comenzamos a experimentar desilusiones, fracasos y vemos la relatividad de nuestro empeño. La pobreza y el sacrificio se van haciendo duros. Han perdido su primer sabor y además no han sido aplaudidos como creíamos. Además, conforme pasan los años, nos hacemos más exigentes, más "burgueses". Buscamos seguridad y un "mínimo de confort".

Esta crisis del seguimiento cristiano, dramática o sutil, es precisamente la que nos prepara y nos conduce a una conversión más madura y decisiva. Como Pedro después de la pasión, a través de la crisis, de su desconcierto e insensibilidad, Jesús nos vuelve a llamar. Lo importante es saber abordar etapas, normales, propias del dinamismo de la conversión. Ellas nos colocan una vez más frente a la alternativa crucial: o quedarnos en el desánimo y la mediocridad u optar nuevamente por el radicalismo del Evangelio, más lúcida y maduramente. Jesús nos conduce a la conversión en la fe, profunda y adulta, que va más allá del entusiasmo sensible de una primera conversión.

La verdadera conversión cristiana es en la fe. Sólo ella nos permite dar el paso radical de entregarnos sin reserva a la palabra de Jesús. Como Pedro, podemos entregar nuestro trabajo y todas las cosas, pero reservarnos en nuestro fondo de egoísmo. La verdadera conversión cristiana consiste, más bien, en dejarnos conducir por el Señor en la fe, en la cruz y en la esperanza.

Juan, 21:18 De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; más cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras.

Apocalipsis, 2:5 Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido.

Cristo rechazara a cualquier congregación o iglesia y la quitara de su reino si no se arrepiente del permitir que mengüe su amor y obediencia a Él.

Según Apocalipsis 1:11, el libro fue escrito a siete congregaciones en Asia, que es la Turquía moderna. Durante 2.000 años los eruditos se han preguntado por qué un mensaje tan importante como este sería enviado a estas iglesias puesto que ni siquiera eran las más importantes del momento y menos ahora.

Es cierto, Éfeso era una ciudad adelantada en ese tiempo, pero la iglesia que había en esa ciudad era pequeña como lo eran las demás. ¿Por qué no fue escrito el libro a la Iglesia en Roma, por ejemplo? Seguramente el Señor sabía que Roma sería la capital del cristianismo durante mucho tiempo de la historia de la iglesia, y sería el destinatario perfecto para un mensaje tan eterno. ¿O por qué no Jerusalén, donde nació la Iglesia?

Cuatro niveles de aplicación:

La respuesta la encontramos cuando nos damos cuenta de que las cartas de los capítulos 2 y 3 tienen un propósito tanto representativo como específico. En realidad se pueden leer con cuatro niveles de aplicación.

El primer nivel es histórico.

Estas siete iglesias existieron realmente y cada una experimentaba el problema particular al que el Señor se refirió cuando le dictó las cartas a Juan.

Segundo. Puesto que todas las iglesias leerían todas las cartas, estas también les servían de advertencia.

Tercero. Ya que tanto el desafío como la promesa con que termina cada carta son personales antes que comunales, las cartas estaban destinadas tanto a los individuos como a las congregaciones.

Cuarto. Al leerlas en el orden en que fueron escritas resumen la historia de la iglesia y, por lo tanto, son proféticas. Estas cartas son una crónica del espacio entre la sesenta y nueve y la semana setenta de la profecía de las Setenta Semanas de Daniel. (Daniel 9:24-27).

El Señor empieza cada carta con uno de los diferentes 24 títulos que se utilizan para describirlo en el libro, y el título que Él escoge es un indicio al tema de la carta. El nombre de cada Iglesia contiene también un indicio.




Cada carta se puede dividir en siete partes:

[1] el título del Señor;
[2] un elogio;
[3] una crítica;
[4] una advertencia;
[5] un llamado;
[6] un desafío; y
[7] una promesa;

Dos de las siete cartas, Sardis y Laodicea, no contienen ningún elogio, y en dos, Esmirna y Filadelfia, no aparece ninguna crítica. Pérgamo no contiene ninguna advertencia, pero sí contiene dos críticas. En las últimas cuatro cartas el desafío y la promesa se invierten.

A la Iglesia en Éfeso (Apocalipsis 2:1-7):

“Escribe al ángel de la iglesia de Éfeso”:

Éfeso significa querida, o amada, doncella elegida. Éfeso representa la iglesia del Siglo I.

(Título) “El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto:”

Al utilizar este título el Señor se identifica como el que visita a Juan, El que tiene la autoridad sobre la Iglesia, y a Quien la Iglesia debe el afecto así como la lealtad.

(Alabanza) “Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado”.

La Iglesia en Éfeso había trabajado arduamente para mantenerse en la verdad del Evangelio.

(Crítica) “Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor”.

¡La iglesia estaba tan ocupada en su servicio al Rey que se había olvidado del Rey! La relación que Jesús esperaba se había transformado en otra religión.

(Amonestación) “Recuerda, por tanto, de dónde has caído”.

¿Cuántas veces hemos oído a algunos de nuestros amigos comentar acerca de que “los tiempos antiguos eran mejores” cuando ellos ya eran creyentes? ¿Qué fascinante y emocionante era, y qué rápido eran respondidas nuestras oraciones? El Señor desea que nos mantengamos así.

(Llamado) “y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido. Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco”.

Aquí está el remedio. Vuelvan a hacer lo que ustedes hacían al principio. ¿Recuerdan cuando ustedes no obtenían lo suficiente de la Biblia? ¿Cuándo ustedes llegaban a la iglesia media hora antes, simplemente porque les agradaba estar allí, y no querían salir cuando el servicio había terminado? ¿Cómo mantenían ustedes una conversación constante con el Señor que empezaba cuando se despertaban por la mañana y no terminaba sino hasta cuando ustedes se dormían en la noche?.

Los Nicolaítas eran una secta herética partidaria de mezclar las costumbres paganas, como comer alimentos sacrificados a los ídolos y la inmoralidad sexual, con el culto cristiano. Solamente hay Uno que es digno de recibir nuestra adoración, y el adorarle a Él es el propósito primario de la Iglesia.

El candelero se identifica en Apocalipsis 1:20 como la iglesia, de tal manera que el removerlo significa remover la iglesia de Éfeso.  

(Desafío) “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”.

Toque ambos lados de su cabeza. ¿Tiene usted orejas allí? Entonces esta carta fue escrita para usted. Aunque la carta a Éfeso describe la era Apostólica, la iglesia lucha con los mismos problemas hoy día.

La iglesia, como un todo, está tan distraída con toda clase de programas y planes, que su congregación está muy ocupada implementándolos, y usted está demasiado ocupado ayudando. Somos seres humanos, no cosas humanas, y una vez que somos salvos, el estar con el Señor en comunión y compañerismo es el propósito de nuestra vida.

(Promesa) “Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios”.

A causa del énfasis en las buenas obras y los programas en la iglesia hoy día, muchos que se llaman a sí mismo cristianos y cristianas, y consideran que es justo el estar trabajando duramente como miembros de sus congregaciones, nunca se han tomado el tiempo para encontrar al Rey que ellos y ellas dicen servir y recibir el perdón que Él compró para ellos y ellas con Su vida. Se sorprenderán mucho cuando lo escuchen decir, “nunca los conocí; apártense de mí, hacedores de maldad” (Mateo, 7:23).

El mensaje a Esmirna

Apocalipsis, 2:8 Y escribe al ángel de la iglesia en Esmirna: El primero y el postrero, el que estuvo muerto y vivió, dice esto: 2:9 Yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres rico), y la blasfemia de los que se dicen ser judíos, y no lo son, sino sinagoga de Satanás. 2:10 No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida. 2:11 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que venciere, no sufrirá daño de la segunda muerte.

La palabra "pobreza" (del griego "pteocheia") significa "carecer de todo". La pobreza de los creyentes de Esmirna era extensa. Estaban económicamente necesitados, aunque Cristo dijo que eran espiritualmente ricos. Nótese el contraste con la iglesia de Laodicea, que poseía mucha riqueza material aunque se le consideraba espiritualmente "desventurada, miserable, pobre" (Apocalipsis, 3:17, Mateo, 6:20, 2 Corintios, 6:10, Santiago, 2:5).

La "segunda muerte" se refiere al castigo eterno: el lago de fuego (Apocalipsis, 20:6, 14, 21:8), del cual escapara únicamente el fiel vencedor (Apocalipsis, 2:7).

 A la Iglesia en Esmirna (Apocalipsis 2:8-11):

“Y escribe al ángel de la iglesia en Esmirna:”

Esmirna significa molida. Se deriva de la misma raíz gramatical de la palabra mirra, una especia aromática que se utiliza para embalsamar y que despide su aroma cuando se muele. Esmirna representa la iglesia de los siglos 2 y 3, la cual sufrió intensa persecución.

(Título) “El primero y el postrero, el que estuvo muerto y vivió, dice esto:”

El énfasis en el título es obvio, vencer la muerte.

(Elogio) “Yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres rico), y la blasfemia de los que se dicen ser judíos, y no lo son, sino sinagoga de Satanás.”

Los primeros en perseguir a la iglesia fueron los judíos. Policarpo, el más famoso de los primeros mártires, fue obispo de Esmirna y fue quemado en la estaca a la edad de 86 años.

(Advertencia) “No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de ustedes en la cárcel, para que sean probados, y tendrán tribulación por diez días.”

Los diez días se refieren al reinado de 10 césares (dictadores) romanos, abarcando un período de 250 años.

(Llamado) “Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.”

No hay ninguna promesa de liberación, solamente la recompensa del Cielo. Las historias de la fortaleza de los creyentes, por la gracia, al enfrentarse a la muerte mientras se empleaban métodos ingeniosos y diabólicos para exterminarlos como una forma de entretenimiento público, han logrado una posición legendaria.

(Desafío) “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.”

Muchos de nosotros en el occidente nunca hemos encarado las serias amenazas por motivo de nuestra fe, pero a nivel mundial, el número de mártires cristianos ha promediado entre 100.000 y 150.000 por año durante los últimos 10 años. Ese número solamente se va a incrementar conforme el fin se acerca cada vez más.

(Promesa) “El que venciere, no sufrirá daño de la segunda muerte.”

Hay un adagio antiguo que dice, “Naces una vez, mueres dos veces. Naces dos veces, mueres una vez.” Es la segunda muerte de la que debemos escapar, porque esa muerte es la permanente.

Hoy día, en el lugar que ocupaba Esmirna se levanta una ciudad próspera llamada Izmir, la cual es la tercera en importancia en Turquía.

El mensaje a Pergamo

Apocalipsis, 2:12 Y escribe al ángel de la iglesia en Pérgamo: El que tiene la espada aguda de dos filos dice esto: 2:13 Yo conozco tus obras, y dónde moras, donde está el trono de Satanás; pero retienes mi nombre, y no has negado mi fe, ni aun en los días en que Antipas mi testigo fiel fue muerto entre vosotros, donde mora Satanás. 2:14 Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que tienes ahí a los que retienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación. 2:15 Y también tienes a los que retienen la doctrina de los nicolaítas, la que yo aborrezco. 2:16 Por tanto, arrepiéntete; pues si no, vendré a ti pronto, y pelearé contra ellos con la espada de mi boca. 2:17 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.

Apocalipsis, 2:13 Yo conozco tus obras, y dónde moras, donde está el trono de Satanás;

Esto pudiera significar un lugar donde era muy prominente la influencia de Satanás y de la maldad, porque Pergamo era un centro de adoración imperial.

Apocalipsis, 2:14 Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que tienes ahí a los que retienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación.

Balac fue un rey pagano que contrato a Balaam para que maldijera y para que tentara a Israel a acomodar su fe a la idolatría. Este falso profeta (Balaam) vendió sus servicios al rey idolatra (Balac). La historia está referida en Números, 22:5, 7, 25:1-2, 31:16. La doctrina de Balaam se refiere a que la iglesia de Pergamo tenía (falsos) maestros que enseñaban que eran compatibles la salvación con un estilo de vida inmoral.

Apocalipsis, 2:16 Por tanto, arrepiéntete; pues si no, vendré a ti pronto, y pelearé contra ellos con la espada de mi boca.

Jesús se opone a cualquiera que, dentro de las iglesias, promueva una actitud tolerante hacia el pecado (Apocalipsis, 2:15, 2:6, 1 Corintios, 5:2, Gálatas, 5:21). El promete emprender una batalla personal contra los inmorales que dicen ser creyentes y no lo son (si no se arrepienten).

Apocalipsis, 2:17 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.


Hay que escuchar las advertencias del Espíritu Santo en estos tiempos. Constantemente El pronuncia las mismas palabras de Cristo a las siete iglesias de Asia, ordenándoles a los creyentes de hoy que venzan el pecado en el mundo y no toleren la inmoralidad. Si no logran vencer en esa importante esfera, perderán la presencia de Dios y el poder del Espíritu y se convertirán en enemigos del reino de Dios. En cambio, si vencen, recibirán el mana escondido de vida espiritual y "una piedrecita blanca", que significa el triunfo de la fe sobre todo lo que trata de destruir la devoción a Cristo.

A la Iglesia en Pérgamo (Apocalipsis 2:12-17):

“Y escribe al ángel de la iglesia en Pérgamo:”

Pérgamo significa matrimonio mixto y representa la unión de las prácticas paganas con las cristianas durante el Siglo IV cuando el cristianismo llegó a ser la religión oficial del Imperio romano.

(Título) “El que tiene la espada aguda de dos filos dice esto:”

En Hebreos 4:12 la espada de doble filo se utiliza para describir la Palabra de Dios que es la fuente de la Verdad.

(Elogio) “Yo conozco tus obras, y dónde moras, donde está el trono de Satanás; pero retienes mi nombre, y no has negado mi fe, ni aun en los días en que Antipas mi testigo fiel fue muerto entre vosotros, donde mora Satanás.”

Con el establecimiento de Bagdad como el principal centro de distribución entre el Golfo Pérsico y el Mar Mediterráneo, después de la muerte de Alejandro Magno, Babilonia había declinado de tal manera que el culto de la madre/hijo se trasladó de allí a Pérgamo. (Eventualmente se estableció en Roma).

La referencia al trono de Satanás muestra la verdadera fuente de esta religión falsa.

(Crítica 1) “Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que tienes ahí a los que retienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación.”

(Crítica 2) “Y también tienes a los que retienen la doctrina de los nicolaítas, la que yo aborrezco.”

Estas prácticas paganas penetraron en la iglesia en Pérgamo, como lo hicieron en la iglesia en Éfeso.


(Llamado) “Por tanto, arrepiéntete; pues si no, vendré a ti pronto, y pelearé contra ellos con la espada de mi boca.”

La verdad del Evangelio siempre ha sido la mejor defensa contra las sectas.

(Desafío) “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.”

 (Promesa) “Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.”

Así como una bola negra era un voto en contra de alguna persona, una bola blanca era una señal de confianza. Cuando un empresario importante cerraba un negocio en una ciudad lejana, él no tenía que viajar hasta allí para cerrar el trato, porque era demasiado peligroso hacerlo. En su lugar enviaba a una persona de su confianza con el poder para cerrar el negocio en su nombre.

Esta persona llevaba consigo una pieza de barro cocido, de color blanco, en forma de moneda, que tenía impreso el nombre del empresario en secreto y que solo conocía la otra parte del negocio. Al presentar esta pieza de barro en forma de moneda, la persona se autenticaba teniendo la autorización y los derechos y privilegios de su patrono. De esta misma manera, nuestro Señor Jesús nos identificará teniendo todos los derechos y privilegios debidos a Él, cuando entremos ante la Presencia de nuestro Padre Celestial en el Cielo.

Nuestro Señor les dio instrucciones a Sus discípulos para ir por todo el mundo (Mateo 28:19-20).

Pero en Pérgamo, la Palabra llegó a la iglesia. En el Siglo IV, con el Edicto de Milán, el cristianismo se convirtió en la religión oficial del Imperio. Cuándo eso ocurrió, las festividades paganas se convirtieron en festividades cristianas. Las fiestas de Saturnalia e Istar se convirtieron en la Navidad y la Pascua (Ester en Inglés), respectivamente. Eso explica por qué ciertos símbolos paganos como el tronco navideño y el árbol siempre verde, los cuales eran símbolos del sol que muere y nace otra vez en el solsticio de invierno, se asocian ahora con la Navidad, mientras que los símbolos de la fertilidad como los conejos y los huevos de pascua, se asocian con la Pascua (Ester). Istar era la diosa babilónica de la fecundidad.

Las impresionantes ruinas en una colina a una altura de 300 metros encima de los valles circundantes, cerca de la moderna ciudad de Bergama, en Turquía, son los restos de los grandes templos paganos dedicados a los dioses y emperadores romanos, pero solamente se puede observar un ligero rastro de la iglesia de Pérgamo que una vez estuvo allí.


Los hijos de un matrimonio mixto:

Yo creo que las iglesias de Éfeso, Esmirna, y Pérgamo han desaparecido simbólicamente y también en la realidad. Pero el matrimonio (o unión) entre las creencias paganas y las creencias cristianas en Pérgamo, en el Siglo IV, produjo unos descendientes que han podido sobrevivir hasta nuestros días en este Siglo XXI, y están representadas por las cuatro cartas restantes, las cuales analizaremos a continuación.

Cuando el Imperio Romano creció en prominencia, Roma pronto llegó a ser el centro mundial de las prácticas y tradiciones de la religión pagana de Babilonia. Pérgamo desapareció de la escena, pero el matrimonio mixto del cristianismo con el paganismo iniciado allí ha producido cuatro “hijos”: los católicos romanos (Tiatira), los protestantes principales (Sardis), los Evangélicos (Filadelfia) y la iglesia apóstata (Laodicea). Todas estas iglesias están muy vivas hoy día.

¿Quiénes eran los nicolaítas?

Los “nicolaítas” están mencionados en la Biblia solo en dos pasajes, y ambos pertenecen al libro de Apocalipsis, con lo cual podemos inferir que solo nuestro Señor Jesucristo hablo de ellos, no mientras estuvo en la tierra, con sus apóstoles, sino mediante la revelación hecha a Juan, precisamente en el libro de Apocalipsis:

Apocalipsis, 2:6 Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco.

Apocalipsis, 2:15 Y también tienes a los que retienen la doctrina de los nicolaítas, la que yo aborrezco.

El primer pasaje citado se encuentra dentro de la carta a la iglesia de Éfeso, mientras que el segundo se encuentra dentro de la carta a la iglesia de Pérgamo.

La de Éfeso es la primera carta (a la primera iglesia). Si suponemos que cada iglesia representa también una instancia histórico-evolutiva de la iglesia a través de los siglos en cuanto a la fe y a sus obras, en el caso de Éfeso, estamos hablando de la ‘iglesia primitiva’, la de los primeros tiempos luego de la muerte y resurrección del Señor Jesucristo, donde todavía la religión era una pasión y no habían aparecido aun los razonamientos teológicos.

Mientras que a la primera iglesia, la de Éfeso, nuestro Señor Jesucristo le reconoce como merito aborrecer las obras de los nicolaítas (las que El también aborrece), a la tercera iglesia, la de Pérgamo, le reprocha tener dentro suyo “a los que retienen la doctrina de los nicolaítas”.



En la primera iglesia (Éfeso) los nicolaítas actuaban fuera de la iglesia (Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco). En la tercera iglesia (Pérgamo) los nicolaítas ya actuaban dentro de la iglesia (Y también tienes a los que retienen la doctrina de los nicolaítas, la que yo aborrezco).

La carta a Éfeso representa el inicio de la iglesia desde el día de Pentecostés, mientras que la carta a Pérgamo nos muestra la decadencia espiritual de la iglesia. Éfeso significa “Deseada”, pero Pérgamo significa “Casamiento”.

La deseada iglesia de Cristo había decaído hasta llegar al punto de olvidar su compromiso con su Señor y definitivamente “contraer matrimonio” con otro. La pregunta que brota inevitablemente es ¿con quién se casó la iglesia de Pérgamo?.

Considerando esto, ya podemos saber con quién se casó la iglesia de Pérgamo.

Ella no considera que deba estar alejada del mundo. Ella mora en el mundo y mora donde está el trono del mismo diablo. Pérgamo tipifica al compromiso que la iglesia asumió con el estado y con el mundo. Las convicciones se habían echado por tierra a fin de agradar al mundo por sobre los mandatos del Señor.

Muchos ubican el período de esta iglesia aproximadamente por el año 320 d.C. en pleno gobierno de Constantino, quien por primera vez institucionaliza el concepto de césar  o papismo, o sea la presencia de un líder político y religioso, que en la actualidad se conoce como “Papa”.

Para entender la obra de los nicolaítas, es necesario en primer lugar definir el origen de la palabra. La palabra “Nicolaíta” proviene de dos raíces griegas: NICO que significa dominio o conquista sobre otros y LAOS que significa pueblo, gente común, laicos. De ahí podemos analizar la composición de la palabra NICOLAOS que viene a ser algo así como DOMINIO SOBRE EL PUEBLO.

La obra y doctrina de los nicolaítas, consistió en jerarquizar a la iglesia, destruyendo el armazón horizontal, para levantar uno piramidal. Esa es la obra y doctrina que tanto aborrece El Señor. Así nace el clero (Nico) y el laicado (Laos). Una casta clerical con privilegios especiales, fuerte vínculo con el césar y un evidente dominio sobre el resto del pueblo (laicos).

Los nicolaítas comenzaron a dividir al pueblo de Dios en dos grupos. Los Clérigos que eran personas “apartadas”, doctas, espirituales y con privilegios, y los laicos que correspondían al resto del pueblo. Desde aquel tiempo comienza esa estructura piramidal dentro de la iglesia, aun no teniendo asidero en las Santas Escrituras. La sencillez de la iglesia, se vio paulatinamente reemplazada por una institución organizada con jerarquías y con moldes seculares y paganos extraídos del romanismo.

En otras palabras, era el nacimiento de la iglesia de Roma.




El mensaje a Tiatira

Apocalipsis, 2:18 Y escribe al ángel de la iglesia en Tiatira: El Hijo de Dios, el que tiene ojos como llama de fuego, y pies semejantes al bronce bruñido, dice esto: 2:19 Yo conozco tus obras, y amor, y fe, y servicio, y tu paciencia, y que tus obras postreras son más que las primeras. 2:20 Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos. 2:21 Y le he dado tiempo para que se arrepienta, pero no quiere arrepentirse de su fornicación. 2:22 He aquí, yo la arrojo en cama, y en gran tribulación a los que con ella adulteran, si no se arrepienten de las obras de ella. 2:23 Y a sus hijos heriré de muerte, y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriña la mente y el corazón; y os daré a cada uno según vuestras obras. 2:24 Pero a vosotros y a los demás que están en Tiatira, a cuantos no tienen esa doctrina, y no han conocido lo que ellos llaman las profundidades de Satanás, yo os digo: No os impondré otra carga; 2:25 pero lo que tenéis, retenedlo hasta que yo venga. 2:26 Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, 2:27 y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre; 2:28 y le daré la estrella de la mañana. 2:29 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

Apocalipsis, 2:20 Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos.

Un pecado que prevalecía en la iglesia de Tiatira era la tendencia a tolerar el pecado, la injusticia y la enseñanza contraria a la Biblia de parte de sus dirigentes (Apocalipsis, 2:14, 20). [1] A cierta persona Juan la llama Jezabel, nombre derivado de la Jezabel del AT, la impía esposa del rey Acab, enemiga del profeta Elías y que es sinónimo de idolatría y persecución (1 Reyes, 16:21, 19:1-3, 21:1-15, 25).

Es probable que algunos creyentes de Tiatira aceptaran a los falsos maestros porque decían hablar de parte de Dios y exhibían gran carisma, éxito e influencia. Cristo condena ese pecado de tolerancia. [2] Se debe rechazar a todo orador que dé la impresión de que sus propias palabras son más autorizadas que la revelación bíblica (1 Corintios, 14:29) y que afirme que Dios acepta dentro de la iglesia a cualquiera que comete actos de inmoralidad y participa en los placeres mundanos. Con frecuencia, algunos de la iglesia toleran tales falsas enseñanzas por indiferencia, amistad personal o temor a la confrontación o por el deseo de paz, armonía, ascenso personal o dinero. Dios destruirá a tal iglesia, junto con sus dirigentes (Apocalipsis, 2:20-23, Lucas, 17:3-4).

Apocalipsis, 2:24 Pero a vosotros y a los demás que están en Tiatira, a cuantos no tienen esa doctrina, y no han conocido lo que ellos llaman las profundidades de Satanás, yo os digo: No os impondré otra carga;

Había en la iglesia de Tiatira quienes se habían mantenido fieles a la Palabra de Cristo y a sus normas de justicia. Dios afirma que los conoce y promete que reinaran con El sobre las naciones (Apocalipsis, 2:26).

La frase "las profundidades de Satanás" pudiera referirse a la falsa enseñanza que dice que, a fin de experimentar plenamente la gracia y la salvación de Dios, se deben conocer las profundidades del pecado y familiarizarse con toda clase de maldad.

Lo anterior es una falsedad absoluta, ya que en la propia Biblia hay una bendición sobre aquellos que no han pecado:

Salmos, 1:1 Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;

Apocalipsis, 2:25 pero lo que tenéis, retenedlo hasta que yo venga.

Las palabras de Cristo "hasta que yo venga" y "hasta el fin" (Apocalipsis, 2:26) aclaran que sus mensajes, advertencias y promesas a las siete iglesias se aplican también a todas las iglesias hasta el fin.

A la Iglesia en Tiatira (Apocalipsis 2:18-29)

Y escribe al ángel de la iglesia en Tiatira:”

Tiatira significa sacrificio continuo. En la Iglesia Católica, el Señor aún permanece en la cruz, y ellos creen que la hostia de la comunión se convierte en Su verdadero cuerpo y sangre cuando se consume. Es la primera carta con el futuro a la vista, lo que me lleva a concluir que las tres iglesias anteriores han desaparecido. Es también la primera carta cuyos miembros están divididos en dos categorías, los salvos y los no salvos.

(Título) “El Hijo de Dios, el que tiene ojos como llama de fuego, y pies semejantes al bronce bruñido, dice esto:”

No podría ser más claro. Aunque nacido de una virgen, Quien habla con fuego en los ojos debe de ser tratado como el Hijo de Dios, no de María.

(Alabanza) “Yo conozco tus obras, y amor, y fe, y servicio, y tu paciencia, y que tus obras postreras son más que las primeras.”

La Iglesia Católica es bien conocida por sus esfuerzos en llevar misericordia y compasión, así como también llevar el Evangelio a los hijos de Dios.

(Crítica) “Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos. Y le he dado tiempo para que se arrepienta, pero no quiere arrepentirse de su fornicación”.

El título “Reina del Cielo” con el que muchos católicos se refieren a María, fue primeramente utilizado en Semiramis, la esposa de Nimrod, el fundador de Babilonia, y madre de Tamuz. Semiramis se declaró como una diosa y afirmó que Tamuz nació sobrenaturalmente habiendo sido concebido por el dios Sol, y así nació la primera religión falsa, el culto de la madre/hijo.

Según la leyenda, mientras Tamuz salió a cazar, lo mató una fiera salvaje. Semiramis hizo duelo durante 40 días, al final de los cuales Tamuz fue levantado de los muertos. Así fue como se formó el sacerdocio célibe para conmemorar esto y se nombró un sacerdote principal que fue declarado infalible. El duelo de 40 días (que ahora se le llama la Cuaresma), el tronco navideño, el árbol siempre verde, el muérdago y los bollos calientes de pan en forma de cruz, fueron símbolos utilizados en los rituales conmemorativos de ese evento, y así fue como se inició el culto de la madre/hijo.

Más tarde, los romanos adaptaron estos rituales a la muerte y el renacimiento del sol en el solsticio de invierno, pero en el Siglo IV las tradiciones que rodeaban a Semiramis y Tamuz fueron atribuidas a María y Jesús y llegaron casi sin ningún cambio al catolicismo romano, en donde permanecen hoy día.

En esta carta, a Semiramis se le llama simbólicamente Jezabel, pues aleja a las personas de la verdad hacia la idolatría. Pero también la verdadera Jezabel está a la vista aquí. Ella era la hija del Rey de Fenicia, una princesa pagana mejor conocida por el consejo que dio a su esposo el rey israelita Acab, de cómo apropiarse de la viña que él quería.

Ella levantó acusaciones falsas en contra del dueño de la viña, contrató testigos que también dieran falso testimonio, y así el dueño de la viña fue condenado y ejecutado. Luego ella confiscó la viña en nombre del rey (1 Reyes 21:1-16). Siglos más tarde la Iglesia Católica obtendría mucha de su riqueza de la misma manera. Fortunas sin medida fueron adquiridas durante estas inquisiciones.

Jezabel fue también la patrocinadora de los 450 sacerdotes de Baal a quienes Elías degolló en el Monte Carmelo. El Señor ve la idolatría como una infidelidad, y a Jezabel como la que ha fomentado la adoración a Baal, dirigiendo a las personas al adulterio espiritual.

Los muchos santos a quien los católicos les rezan, y las obras sacramentales que deben de hacer para obtener y mantener su salvación, no están en las Escrituras y todas ellas niegan la suficiencia de la cruz. Por esta razón, a la Iglesia Católica a menudo se le llama “la religión de algo más”. Jesús más María. La gracia más las obras. Las Escrituras más la tradición. El darle el crédito por las obras de Dios a alguien más, es el adulterio espiritual que permanece hoy día.

(Advertencia) “He aquí, yo la arrojo en cama, y en gran tribulación a los que con ella adulteran, si no se arrepienten de las obras de ella. Y a sus hijos heriré de muerte, y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriña la mente y el corazón; y les daré a cada uno según sus obras.”

Todas aquellas personas que insisten ser juzgadas por sus obras, les será otorgado su deseo. Tristemente el énfasis en sus obras religiosas ha ensombrecido el verdadero mensaje del Evangelio al punto de que algunos católicos de toda una vida nunca llegan a conocer al Señor en una forma personal. El Señor los juzgará según los motivos de su corazón. ¿Fueron sus buenas obras hechas con gratitud por el regalo gratuito de la salvación, o fueron hechas en un esfuerzo inútil de ganarla por sus propios medios?.

(Llamado) “Pero a ustedes y a los demás que están en Tiatira, a cuantos no tienen esa doctrina, y no han conocido lo que ellos llaman las profundidades de Satanás, yo les digo: No les impondré otra carga; pero lo que tienen, reténganlo hasta que yo venga.”

Los demás han mirado a través de las capas de las tradiciones y de las obras y de los santos y de los rituales, y han encontrado el rostro del Señor que los mira. Todas aquellas personas que se aferran tenazmente a Él, tendrán su recompensa.

(Promesa) “Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre; y le daré la estrella de la mañana.

Ellos se unirán a Él en Su trono como co-regentes del universo, la Desposada de Cristo, Su amada iglesia.

Nosotros no estamos en la iglesia por el lugar que ocupamos en la banca, o por el nombre en la puerta, o por las buenas obras que hacemos. Nosotros estamos en la iglesia porque hemos creído por la fe que “Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras (1 Corintios 15:3-4).

(Desafío) “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.”

Hay un poquito de Tiatira en todos nosotros. Aún después de que hemos sido salvados por la gracia, todos nosotros tenemos una lista de lo que debemos hacer y lo que no debemos hacer. Y entonces, derivamos nuestra auto-imagen como creyentes, por estar adheridos a esa lista, generalmente juzgando a los demás en cómo deben de cumplir con nuestros mandamientos. Cuando fracasamos, recurrimos de nuevo a la gracia de Dios, pero no nos sentimos bien con nosotros mismos hasta que nos volvemos a nuestra lista otra vez. Se nos olvida que la gracia más las obras es igual a obras. Las dos son como el agua y el aceite, no se pueden mezclar. “Más al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe es contada por justicia” (Romanos 4:5).

La única experiencia negativa que tuvimos en toda nuestra visita a los lugares de las siete iglesias en Turquía sucedió en Tiatira, llamada Akisar hoy día.

El mensaje a Sardis

Apocalipsis, 3:1 Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice esto: Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto. 3:2 Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios. 3:3 Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. 3:4 Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas. 3:5 El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles. 3:6 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

Apocalipsis, 3:1 Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice esto: Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto.

La iglesia de Sardis estaba espiritualmente muerta, ya que muy pocos de sus miembros se habían mantenido fieles al Evangelio. Por fuera, parecía avivada y activa y tenía fama de éxito y espiritualidad. Pero Jesucristo la conocía por dentro, pues El conoce el corazón de las personas.
Apocalipsis, 3:4 Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas.

A lo largo de la historia de la iglesia siempre ha habido unos pocos (un remanente) “que no han manchado sus vestiduras” y que han procurado volver a la simplicidad y pureza de la devoción a Cristo que conocieron los apóstoles y muchos otros creyentes del NT (2 Corintios, 11:3).

A la Iglesia en Sardis (Apocalipsis 3:1-6):

Escribe al ángel de la iglesia en Sardis:”

Sardis significa remanente. Como lo hizo en la Carta a Tiatira, el Señor hace la distinción entre los perdidos y los salvos (el remanente) en Sardis. La iglesia en Sardis representa la Reforma Protestante. Cuando Lutero y otros abandonaron el catolicismo romano, fue para buscar la verdad. Los católicos habían distorsionado la Palabra de Dios en algo que nunca debió haber sido, agregándole a las Escrituras e imponiendo severas cargas espirituales a sus seguidores.

El llamado de la Reforma fue, “Sola fide (Sólo por la fe), Sola Gratia (Sólo por la gracia), Solus Cristus (Sólo con Cristo), y Sola Scriptura (Sólo Su Palabra).”

(Título) “El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice esto:”

El Señor le recuerda a la Iglesia en Sardis Quién es el que les escribe. Él es el Dador del Espíritu Santo, y del Guardián del ángel que los pastorea.

(Crítica) “Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto.”

Jesús le dijo a la mujer junto al pozo, “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren” (Juan, 4:24). En su búsqueda de la verdad, los protestantes descuidaron las cosas del Espíritu y por varios cientos de años, casi nunca escucharon los susurros del Ruach Elohim (el Espíritu de Dios) en su entorno. Cuando el Gran Despertar a finales de 1.800 y comienzos de 1.900, produjo que los Dones del Espíritu vieran de nuevo la luz, ellos rechazaron la idea, dando como resultado que nacieran los movimientos Pentecostal, primero, y luego el Carismático.

(Advertencia) “Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios.”

Cuándo la Escuela Superior Alemana del Alto Criticismo invadió sus seminarios con sus teorías paganas sobre la “verdadera” autoría de la Biblia, y los racionalistas modernos, a los cuales ellos dieron a luz, explicaron que no había milagros, no hubo ningún discernimiento de las Escrituras para poder resistirlos. Y así fue cuando habiendo rechazado primeramente el Espíritu, también ellos ahora habían perdido la Verdad.

(Llamado) “Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas.”

Como fue el caso con la iglesia católica, solamente permanece un remanente del protestantismo denominacional que es salvo. El resto, habiendo trabajado intensamente para hacer que Dios fuera lo suficientemente pequeño como para caber en sus mentes, ahora lo encuentran demasiado pequeño para satisfacer sus necesidades. Ellos estarán entre los más sorprendidos al encontrar que fueron dejados atrás cuando los eventos del tiempo final se desarrollen. (Observe que el Señor no promete venir por ellos, sino venir a ellos.).

(Promesa) “El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.”

Pero al remanente de creyentes, Él les dará las vestiduras blancas de la justicia que es por la fe, y se complacerá al presentárselos a Su Padre como miembros de la Eterna Familia de Dios.

(Desafío) “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.”

Existen dos extremos en el cristianismo hoy día. La ortodoxia muerta del protestantismo principal, la cual no puede oír el Espíritu y cuyo diluido evangelio no tiene ningún poder para salvar, se encuentra en un extremo del espectro. El “celo sin conocimiento” de los carismáticos quienes con tanta frecuencia ignoran las admoniciones de Su palabra y permiten los excesos más espantosos del espiritualismo, está en el otro extremo. Se nos dice de adorar a Dios en espíritu y en verdad, pero un enfoque muy grande hacia ambos puede causar la pérdida de los dos.

Juan, 4:23 Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. 

La “verdad” es la Palabra de Dios. Adorar “en espíritu y en verdad” significa adorar a Dios dando el debido lugar tanto a lo espiritual como al conocimiento de la Palabra de Dios, en un justo equilibrio. Por un lado, adorar con un celo extremo puesto en la Palabra de Dios, ignorando las manifestaciones del Espíritu, implica proclamar un Evangelio “solo de palabras” sin poder para salvar (que no salva).


Por el otro, adorar poniendo el énfasis estrictamente en lo espiritual, sin el debido conocimiento de la Palabra de Dios, implica el serio riesgo de ser destruido ya que un indebido conocimiento de la Palabra de Dios es una puerta abierta al ingreso de (falsas) doctrinas de demonios (1 Timoteo, 4:1).

Oseas, 4:6 Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos. 

El lugar más importante en Sardis es hoy día una gran sinagoga y un gimnasio (escuela) abandonados. Meditando en el lugar pensé cómo la iglesia protestante ha abandonado sus raíces judías al haber ignorado el Antiguo Testamento, aun dudando de su veracidad. Habiendo aprendido del Nuevo Testamento lo que el Señor hizo, pero sin entender por qué lo hizo porque ellos nunca han leído el Antiguo Testamento, han perdido el significado último que una vez validó su teología. Se convirtió en forma sin sustancia.

Estas dos hijas definieron el cristianismo hasta los años de 1.800, cuando el Señor de nuevo hizo grandes cosas y la Iglesia nació otra vez en la tercera hija de Pérgamo.

El mensaje a Filadelfia

Apocalipsis, 3:7 Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia: Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre: 3:8 Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre. 3:9 He aquí, yo entrego de la sinagoga de Satanás a los que se dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten; he aquí, yo haré que vengan y se postren a tus pies, y reconozcan que yo te he amado. 3:10 Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra. 3:11 He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona. 3:12 Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo. 3:13 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

Filadelfia era una iglesia fiel que guardo la Palabra de Cristo y no lo negó. Los creyentes habían soportado la oposición del mundo y habían resistido el adaptarse a las tendencias malas de otras iglesias y todavía perseveraban en la fidelidad a Cristo y en la verdad del Evangelio del NT (Apocalipsis, 3:7-10). Debido a su perseverancia fiel, Dios les promete librarlos de la hora de la prueba que ha de venir sobre los que moran en la tierra.

Apocalipsis, 3:10 Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra.

Este pasaje es una confirmación de lo que Pablo dice en:

1 Tesalonicenses, 1:10 y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.

1 Tesalonicenses, 5:9 Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo,

También Jesucristo hablo de lo mismo mientras estuvo en la tierra:

Lucas, 21:36 Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre.

La forma de escapar de "todas estas cosas que vendrán" y de ser rescatados de la ira venidera es, sin dudas, el rapto o arrebatamiento de la iglesia (1 Corintios, 15:51-52, 1 Tesalonicenses, 4:15-17).

Apocalipsis, 3:11 He aquí, yo vengo pronto;

La estrecha relación de este versículo con Apocalipsis, 3:10 indica [1] que la venida de Cristo para llevarse a su iglesia de la tierra, en el rapto o arrebatamiento, será el medio de liberación para ella y [2] que solo los fieles de las iglesias que se mantengan fieles a Cristo y a su Palabra escaparan de la hora de la prueba y de la Tribulación (Apocalipsis, 3:8).

A la Iglesia en Filadelfia (Apocalipsis 3:7-13):

“Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia:”

Filadelfia significa la Ciudad del Amor Fraternal.

En las crónicas de la historia de la iglesia, Filadelfia representa la iglesia evangélica nacida en los años de 1800 durante el Segundo Gran Despertar. (El primero sucedió cerca de 100 años antes principalmente en las Colonias Septentrionales de los EE.UU.).

Durante siglos los eruditos han intentado alegorizar la interpretación de las Escrituras, especialmente las relacionadas con la profecía, pero a mediados de los años de 1800 se activaron sus bases con el retorno de la interpretación literal. El Rapto antes de la tribulación y los 1000 años del reinado de Cristo en la Tierra, que fueron puntos de vista prevalecientes durante el Siglo I, pero abandonados por la interpretación alegórica, volvieron a ser populares. La iglesia nació de nuevo.

(Título) “Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre:”

Jesús es el Mesías que sostiene las llaves del Reino Davídico. Solamente Él tiene la autoridad para otorgar y rechazar el ingreso al reino.

(Elogio) “Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre. He aquí, yo entrego de la sinagoga de Satanás a los que se dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten; he aquí, yo haré que vengan y se postren a tus pies, y reconozcan que yo te he amado.”

La puerta abierta es aquella por la cual Juan entró al Cielo en el capítulo 4, para estar frente al Trono de Dios, lo cual es un tipo de Rapto. La Iglesia en Filadelfia, al no recibir ninguna crítica, también se le otorga el ingreso. Esto es un hecho simbólico puesto que todas aquellas personas que son salvas por la gracia según la fe, es como si nunca hubieran cometido pecado alguno. Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él (2 Corintios, 5:21).

La iglesia de Filadelfia del Siglo I, como otras iglesias gentiles del momento, estuvo acosada por los “judaizantes”. Estos insistían en que antes de que un Gentil se convirtiese al cristianismo, debía convertirse primero en un judío y guardar la ley. Ellos se vieron obligados a admitir que el camino al cristianismo no era pasando por el judaísmo, sino era yendo directamente al pie de la cruz.

En estos últimos días, los seguidores de la Teología de la Sustitución (los que creen que la iglesia remplazó a Israel) y otros grupos que niegan la herencia de Israel como hijos favoritos de Dios, se verán obligados a postrarse ante la verdadera Iglesia y admitir el error de sus caminos.

(Advertencia) “Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra.”

Esta es la promesa del Señor del Rapto antes de la tribulación. La palabra griega traducida “de” en este pasaje literalmente significa “fuera del todo” y nos excluye del tiempo, del lugar, y de la causa de los juicios de los tiempos finales. Solamente una “hora de prueba” se profetiza sobre el mundo entero, y solamente una está diseñada para los moradores de la tierra. Es la Gran Tribulación. A través del resto de Apocalipsis, a la iglesia se le menciona como aquellos que moran en el Cielo.


(Llamado) “He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona.”

Aquí encontramos uno de esos lugares en que se distingue el regalo gratuito de la salvación, de las coronas que ganaremos como galardones por el trabajo que hicimos en el nombre del Señor como agradecimiento por Su regalo. Una de esas coronas está reservada para aquellos que anhelan Su venida (2 Timoteo, 4:8) con lo cual se describe perfectamente la actitud de la Iglesia en Filadelfia.

La palabra griega traducida “pronto” en realidad significa de repente, sin aviso. Cuándo El venga, lo hará de repente, sin ninguna advertencia. No permita que nadie lo aleje de la promesa de Su retorno. ¡No pierda la esperanza!.

(Desafío) “Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo.”.

¿Quién es que vence al mundo? pregunta Juan. Solamente los que creen que Jesús es el Hijo de Dios (1 Juan, 5:5). A través de todas las cartas, los vencedores son aquellas personas quienes han resistido los agregados y las supresiones que la humanidad le ha hecho a la ecuación de salvación del Señor y han permanecido firmes en la creencia de que solamente por fe es que somos salvos.

La Nueva Jerusalén es el hogar de la iglesia. Nada impuro podrá jamás entrar en ella, solamente aquellos cuyos nombres están escritos en el Libro de la Vida del Cordero (Apocalipsis, 21:27). Con toda esa identificación, no habrá ninguna duda en cuanto a quienes son las personas que estarán autorizadas a vivir allí.

(Promesa) “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.”

Una vez más se nos advierte que permanezcamos dentro de los principios del Evangelio. Mantenernos en Su Palabra. Nunca negar Su nombre. Mantener nuestras convicciones. Y mantenernos mirando al Cielo.

El mensaje a Laodicea

Apocalipsis, 3:14 Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto: 3:15 Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! 3:16 Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. 3:17 Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. 3:18 Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas. 3:19 Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete. 3:20 He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. 3:21 Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono. 3:22 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

Apocalipsis, 3:15-16 describe la condición espiritual de la iglesia de Laodicea. Una iglesia tibia es la que se acomoda al mundo y se asemeja a la sociedad que la rodea. Profesa que sigue el ejemplo de Cristo pero, en realidad, es miserable y digna de compasión (Apocalipsis, 3:17-18). En su autosuficiente prosperidad y mundanalidad, la iglesia de Laodicea había excluido de sus congregaciones al mismísimo Señor Jesucristo, quien "está a la puerta y llama". Una iglesia sin Jesucristo. Sí, es preferible se ateo (frio).

Debe mantenerse continuamente la distinción entre las iglesias y el Espíritu Santo. Las iglesias están subordinadas al Espíritu de Dios y a su Palabra inspirada (2 Timoteo, 3:15-16, 1 Pedro, 1:24-25, 2 Pedro, 1:20-21). Esta distinción entre el Espíritu y las iglesias puede expresarse mediante las siguientes verdades bíblicas. [1] El Espíritu Santo no es posesión de las iglesias ni de ninguna institución humana. Él es el Espíritu de Dios y de Cristo y no el Espíritu de las iglesias. El Espíritu permanece libre para ir y venir según las normas de justicia de Dios (Juan, 1:33, 4:24, 7:39, 14:17).

[2] El Espíritu Santo representa el actual señorío de Cristo sobre las iglesias. El Espíritu y su Palabra son la autoridad suprema. Constantemente las iglesias deben juzgar sus creencias por medio del Espíritu. Nunca deben confiar, obedecer ni escucharse solo a sí mismas. El Espíritu y la Palabra inspirada son más grandes que las iglesias de la historia. [3] El Espíritu Santo permanecerá con cualquier iglesia solo en tanto esta permanezca fiel a Cristo y a su Palabra y “oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias” (Apocalipsis, 2:5, 16, 22-23, 3:3, 15-16).

A la Iglesia en Laodicea (Apocalipsis 3:14-22):

“Y escribe al ángel de la iglesia de Laodicea:”

Laodicea significa “la gente gobierna”. La iglesia de Laodicea representa la iglesia apóstata del final de la era. Muchos de los movimientos como la Nueva Era y la Iglesia Emergente forman parte de esta iglesia.

(Título) “He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto:”

Cristo les está diciendo que sepan que no son ellos los que mandan en la iglesia.

(Crítica) “Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.”

El fuego del Espíritu se había ido de la Iglesia de Laodicea dejando a sus miembros metidos en un ritual de “forma sin sustancia”. Y no era que a ellos les importara eso. Ellos estaban felices como almejas con su religión sin compromiso, ni responsabilidad. Así es, en muchas formas, la iglesia emergente de hoy día. Parecen ser iglesia y hasta hacen algunas cosas que una iglesia hace, pero no se puede detectar el poder del Espíritu Santo allí, y la ausencia del Evangelio de nuestra salvación es obvia. A pesar de que sus congregaciones son a menudo grandes y bien financiadas, su condición espiritual es una de pobreza.

(Advertencia) “Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas.”

La ciudad de Laodicea era un centro regional bancario próspero, también famoso para la rica tela negra de lana que sus residentes producían, y un ungüento calmante que ayudaba a reducir los efectos dolorosos de la tensión ocular causada por el astigmatismo. Desde el punto de vista del mundo, ellos eran ricos, pero pobres en las cosas del Espíritu.
Se creían bien vestidos en sus ropas brillantes de lana negra, pero carecían de las vestiduras blancas de justicia, por lo que estaban desnudos; eran capaces de ver todas las oportunidades para obtener una ganancia material, pero tenían una gran necesidad de una dosis sana del colirio del Señor para restaurar su perspectiva eterna. ¿Suena como alguien que Usted conoce? La Iglesia de Laodicea está viva y muy próspera en este Siglo XXI.

(Llamado) “Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete. He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.”

¡El tiempo se acaba!”.

(Desafío) “Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.”


(Promesa) “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.”[full_width]


capitulos 4, 5 y 6
CAPITULOS 4, 5  Y 6

LIBROS DEL APOCALIPSIS 1 al 6 LIBROS DEL APOCALIPSIS  1 al  6 Reviewed by jireth on marzo 18, 2020 Rating: 5

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