LIBROS DEL APOCALIPSIS 10 al 12 parte 3
El ángel con el
librito
Apocalipsis, 10:1 Vi
descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris
sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de
fuego. 10:2 Tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el
mar, y el izquierdo sobre la tierra; 10:3 y clamó a gran voz, como ruge un
león; y cuando hubo clamado, siete truenos emitieron sus voces. 10:4 Cuando los
siete truenos hubieron emitido sus voces, yo iba a escribir; pero oí una voz
del cielo que me decía: Sella las cosas que los siete truenos han dicho, y no
las escribas.
El
capítulo 10 revela la visión del ángel con el librito. Es un interludio entre
la sexta trompeta (abierta en Apocalipsis, 9:13)
y la séptima (abierta en Apocalipsis, 11:15).
La acción del ángel que planta el pie derecho en el mar y el izquierdo en la
tierra significa que ese librito contiene un mensaje que afecta el destino del
mundo entero. Los siete truenos, por su parte, significan ciertos aspectos de
la ira y los juicios venideros de Dios (Apocalipsis,
8:5, 11:19, 16:18), aunque a Juan se le prohíbe revelar el mensaje
de los siete truenos (Apocalipsis, 10:4).
Esto indica que durante el periodo de la Tribulación ocurrirán juicios que no
se revelan ni en los sellos, ni en las trompetas, ni en las copas. Por lo
tanto, nadie sabe de antemano lo que sucederá.
Ahora
hacemos una pausa en los juicios de las trompetas para darle al mundo una
última advertencia antes de que inicie la Gran Tribulación. Esta son los siete
truenos y los dos testigos que Dios ha enviado a Israel para advertirle a Su
pueblo que “se pongan a derecho con Dios”
mientras aún hay tiempo. Recordemos que al final de la batalla de Ezequiel
38—39, Dios traerá, de vuelta a Israel a todo judío que esté vivo, no dejando a
nadie atrás (Ezequiel 39:28).
Ezequiel,
39:28 Y
sabrán que yo soy Jehová su Dios, cuando después de haberlos llevado al
cautiverio entre las naciones, los reúna sobre su tierra, sin dejar allí a
ninguno de ellos.
A
pesar de que muchos de ellos serán martirizados durante los juicios de los sellos y de las trompetas, especialmente aquellos
que han encontrado al Mesías, aun habrá una enorme población de judíos
religiosos en Israel con un templo que estará en pleno funcionamiento. La abominación desoladora le pondrá fin a los
sacrificios y ofrendas, pero eso no va a suceder sino hasta la mitad de los
siete años lo cual se describe en Apocalipsis
13.
Hay
muchas cosas en este pasaje que sugieren sobre la posible identidad de este
ángel. Él está vestido en una nube y sus piernas son como columnas de fuego, lo
cual nos recuerda al Ángel de Jehová que protegió a los israelitas en el
desierto. El arco iris sobre su cabeza es simbólico de la misericordia de Dios.
Su voz como rugido de león. ¿Podría este ángel
ser el Señor?. La identidad del ángel no se revela pero el pasaje
ciertamente es muy rico en simbolismo.
Los siete
truenos posiblemente contienen
una advertencia no revelada del Señor entre la sexta y la séptima trompetas.
Juan estaba por escribir esto cuando el Señor le dice que no lo haga.
En
el Salmo 29 la voz del Señor se compara con el sonido del trueno. El nombre del
Señor se da cuatro veces en la introducción de los primeros dos versículos de
este Salmo y cuatro veces más en los dos versículos de la conclusión (cuatro es el número de la creación). Aparece
diez veces en los versículos 3 al 9 (diez es el
número que denota lo completo del Orden Divino) y la frase “Voz de Jehová” se repite siete
veces (siete es el número de la perfección). Al Salmo 29 con frecuencia
también se le llama “los Siete Truenos de Dios”.
Salmos, 29:1 Tributad
a Jehová, oh hijos de los poderosos, Dad a Jehová la gloria y el poder. 29:2
Dad a Jehová la gloria debida a su nombre; Adorad a Jehová en la hermosura de
la santidad. 29:3 Voz de Jehová sobre las aguas; Truena el Dios de gloria,
Jehová sobre las muchas aguas. 29:4 Voz de Jehová con potencia; Voz de Jehová
con gloria. 29:5 Voz de Jehová que quebranta los cedros; Quebrantó Jehová los
cedros del Líbano. 29:6 Los hizo saltar como becerros; Al Líbano y al Sirión
como hijos de búfalos. 29:7 Voz de Jehová que derrama llamas de fuego; 29:8 Voz
de Jehová que hace temblar el desierto; Hace temblar Jehová el desierto de
Cades. 29:9 Voz de Jehová que desgaja las encinas, Y desnuda los bosques; En su
templo todo proclama su gloria. 29:10 Jehová preside en el diluvio, Y se sienta
Jehová como rey para siempre. 29:11 Jehová dará poder a su pueblo; Jehová
bendecirá a su pueblo con paz.
Cuando
suena la séptima trompeta se nos dice que
los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Dios y de su Cristo (Apocalipsis 11:15), y por primera vez, la
traducción tradicional del Nombre de Dios de “el
que es y que era y que ha de venir”, se cambia a “que eres y que
eras” (Apocalipsis 11:17).
Apocalipsis,
11:15 El
séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo
grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de
nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos. 11:16
Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en sus tronos,
se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios, 11:17 diciendo: Te damos
gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras y que has de venir,
porque has tomado tu gran poder, y has reinado.
La
omisión de la frase “Que ha de venir” indica
que Su Reino ha comenzado (algunas traducciones, como la Reina Valera de 1960,
han incluido también el “que has de venir”, pero el original griego no lo
incluye). O sea que el versículo 17 quedaría así:
Apocalipsis,
11:17 diciendo: Te damos
gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras, porque has tomado tu
gran poder, y has reinado.
Esto
quiere decir que en la visión celestial, la Gran Tribulación habría comenzado.
Después de la batalla que Satanás perdió en el cielo, y su confinación a la
tierra en Apocalipsis 12, el
anticristo hace su aparición oficial en la tierra, como el apoderado de
Satanás, al comienzo de Apocalipsis 13 (primero llegó a
escena en Apocalipsis 6 como un simple ser humano). Esto señala el
comienzo de la Gran Tribulación en la tierra. Los juicios de las siete copas de
la ira de Dios se inician pronto después de esto.
Al
unir todo esto podemos hacer un caso circunstancial de que los siete truenos
anunciarán que la Gran Tribulación, con sus juicios de las copas, completarán
la Orden Divina satisfaciendo así, de manera perfecta, el justo requisito de
Dios de que los moradores de la tierra sean juzgados por sus pecados, dejando a
la tierra en una condición en que se encuentra lista para recibir a su Rey.
Apocalipsis,
10:5 Y
el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano al
cielo, 10:6 y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó el
cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y
el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no sería más, 10:7 sino que
en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comience a tocar la
trompeta, el misterio de Dios se consumará, como él lo anunció a sus siervos
los profetas. 10:8 La voz que oí del cielo habló otra vez conmigo, y dijo: Ve y
toma el librito que está abierto en la mano del ángel que está en pie sobre el
mar y sobre la tierra. 10:9 Y fui al ángel, diciéndole que me diese el librito.
Y él me dijo: Toma, y cómelo; y te amargará el vientre, pero en tu boca será
dulce como la miel. 10:10 Entonces tomé el librito de la mano del ángel, y lo
comí; y era dulce en mi boca como la miel, pero cuando lo hube comido, amargó
mi vientre. 10:11 Y él me dijo: Es necesario que profetices otra vez sobre muchos
pueblos, naciones, lenguas y reyes.
En
la frase "el tiempo no sería más" (Apocalipsis, 10:6),
la palabra "tiempo" también se puede traducir como "demora".
En otras palabras, no habrá más demora antes que suene la última trompeta.
Dentro del periodo que sigue al sonido de la séptima
trompeta (Apocalipsis, 11:15)
ocurrirán todas las profecías que Dios revelo a sus profetas acerca de los días
finales. Esto tiene que ver con el cumplimiento de lo que Dios se propone con
el retorno de Cristo a la tierra y el establecimiento de su reino. El "librito",
que sabe tan dulce como la miel pero se vuelve amargo en el estómago de
Juan, se refiere a la mezcla de bendiciones y maldiciones en el librito. La
Palabra de Dios es dulce cuando sus siervos la oyen y la obedecen (Salmos, 19:9-10), pero también pronuncia el
juicio sobre el pecado y la maldad que deben enfrentar los incrédulos (Lucas, 19:41-44, Jeremías, 15:16, 20:8-9, Ezequiel,
3:1-3, Amos, 5:10).
El
Señor le ordena a Juan que tome el librito y se lo coma. Al comerlo, su sabor
era dulce como la miel, pero después que lo hubo comido, se volvió amargo en su
vientre. Esto es para indicar que como seguidores del Señor estamos anticipando
el cumplimiento de las profecías de los últimos tiempos con mucha emoción y
gozo. Sabemos que Su juicio es justo y que Él ha sufrido bastante y ha sido
paciente casi hasta el límite. Pero debido a que nuestro enemigo es tan
persistente en querer tener éxito en su rebelión en contra de Dios, el horror de
la carnicería de la guerra es necesario para derrotarlo. Es una escena lo
suficientemente grotesca como para enfermarlo a uno.
Apocalipsis,
11:1 Entonces
me fue dada una caña semejante a una vara de medir, y se me dijo: Levántate, y mide
el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él.
El
capítulo 11 continúa el interludio que comenzó en el capítulo 10, el cual trata
sobre Israel y el templo. Los acontecimientos relatados aquí ocurren en la
ciudad donde "nuestro Señor fue crucificado", es decir, Jerusalén (Apocalipsis, 11:8). Israel aun esta en
incredulidad durante esta parte de la Tribulación. La frase "el templo de
Dios" pudiera indicar la existencia de un templo en Jerusalén en ese
tiempo, el cual profanara el anticristo (Apocalipsis,
13:14-15, Daniel, 9:27, 12:11, 2 Tesalonicenses, 2:4). La medida del
templo significa la medida de Dios de la condición espiritual del pueblo judío
(Ezequiel, 40, Zacarías, 2).
Aquí
se encuentra la evidencia, junto con Daniel 9:27
y 2 Tesalonicenses 2:4 de que un
Templo sí va a existir antes del comienzo de la Gran Tribulación.
Daniel, 9:27 Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a
la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la
muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la
consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador.
2
Tesalonicenses, 2:4 el
cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de
culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por
Dios.
Habiendo
visto las formas milagrosas en que Dios los liberó de una derrota cierta en la
batalla de Ezequiel 38—39, los judíos de todo el mundo responderán a Su
oferta de reconciliación y harán Aliyas (retornos a
Israel). Una vez que su relación del Antiguo Pacto haya sido
restablecida, ellos necesitarán un templo para su adoración. Al inicio de la
Semana Setenta de Daniel, ese templo será construido. Cerca de 2.000 años de
diáspora (dispersión) finalmente
terminarán.
Apocalipsis,
11:2 Pero el patio que está
fuera del templo déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los
gentiles; y ellos hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses.
Durante
la Tribulación Israel y "la ciudad
santa" serán oprimidos por
los que no son judíos y sufrirán mucho por 42 meses (Lucas, 21:24). A Israel se le juzgara con severidad debido
a su rechazo de Cristo y a su inmoralidad como la de Sodoma (Apocalipsis, 11:8, 13). Es probable que los 42
meses se refiera a los últimos 3 años y 1/2 de la Tribulación (Daniel, 9:27, 7:25, 12:7).
Apocalipsis,
11:3 Y
daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días,
vestidos de cilicio. 11:4 Estos testigos son los dos olivos, y los dos
candeleros que están en pie delante del Dios de la tierra. 11:5 Si alguno
quiere dañarlos, sale fuego de la boca de ellos, y devora a sus enemigos; y si
alguno quiere hacerles daño, debe morir él de la misma manera. 11:6 Estos
tienen poder para cerrar el cielo, a fin de que no llueva en los días de su
profecía; y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para
herir la tierra con toda plaga, cuantas veces quieran.
Dios
enviara dos testigos a predicar el Evangelio y a profetizar acerca del futuro.
Ellos poseerán gran poder sobrenatural (Apocalipsis,
11:5-6) y realizaran su ministerio en el poder del Espíritu. Serán
una gran amenaza para el anticristo y para todo el mundo malvado por un periodo
de 1260 días (42 meses o 3 años y 1/2)
y neutralizaran las señales y maravillas de los profetas del anticristo (Apocalipsis, 11:13-14). Los dos testigos
tienen el poder de Moisés y Elías.
El
ministerio de tres años y medio de los dos testigos no concuerda con ninguna de
las dos mitades de la Semana Setenta de Daniel, sino que se superpone con
ambas, comenzando después que se inicia la Semana Setenta y terminando en algún
momento antes de la Segunda Venida del Señor. Antes de discutir acerca de su
identidad, debemos observar que ellos son el cumplimiento último de Zacarías 4:11-14, que es la profecía de “los dos olivos” la cual fue parcialmente
cumplida por Zorobabel y Josué al momento de la construcción del Segundo
Templo.
Zacarías,
4:11 Hablé
más, y le dije: ¿Qué significan estos dos olivos a la derecha del candelabro y
a su izquierda? 4:12 Hablé aún de nuevo, y le dije: ¿Qué significan las dos
ramas de olivo que por medio de dos tubos de oro vierten de sí aceite como oro?
4:13 Y me respondió diciendo: ¿No sabes qué es esto? Y dije: Señor mío, no.
4:14 Y él dijo: Estos son los dos ungidos que están delante del Señor de toda
la tierra.
Existen
tres candidatos principales debido a sus identidades; Moisés, Elías y Enoc.
Elías y Enoc porque son las dos únicas personas del Antiguo Testamento que no
murieron, sino que fueron llevados vivos al cielo (arrebatados o raptados).
Génesis, 5:24 Caminó,
pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios.
Hebreos, 11:5 Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y
no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo
testimonio de haber agradado a Dios.
2º Reyes,
2:11 Y aconteció que yendo
ellos [Elías y Eliseo] y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos de
fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino.
Y
Moisés y Elías porque el poder de estos dos es idéntico al que ejercitaba
Moisés durante las plagas de Egipto y Elías por su enfrentamiento con la
idolatría en Israel. Recordemos que ese enfrentamiento llegó a su clímax con la
derrota espectacular de los profetas de Baal en el Monte Carmelo, con fuego que
descendió del cielo y la terminación de la sequía de tres años y medio que él
había proclamado con anterioridad (1 Reyes 17:1, 1
Reyes 18:16-46).
1 Reyes, 17:1 Entonces Elías tisbita, que era de los moradores de
Galaad, dijo a Acab: Vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que
no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra.
Usted
debe leer Santiago 5:17 para darse cuenta de la duración de esta sequía:
Santiago, 5:17 Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las
nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la
tierra por tres años y seis meses.
También
Moisés y Elías estuvieron en el Monte de la Transfiguración con Jesús y los
discípulos (Mateo 17:1-3), y según la
tradición de la primera iglesia, ellos fueron las dos personas vestidas de
blanco que aparecieron a los discípulos después de la ascensión del Señor al
cielo (Hechos 1:10-11).
Y,
finalmente, Moisés y Elías son dos de los personajes más reverenciados durante
todo el pasado de Israel, y los más capaces entre cualquier otro que Dios haya
podido enviar para que entregaran Su mensaje. Moisés fue quien entregó la Ley y
Elías fue el más grande de los profetas de Israel. Esos dos nombres son
sinónimos con el nombre judío de las Escrituras: la Ley y los Profetas.
Mateo, 17:1 Seis
días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó
aparte a un monte alto; 17:2 y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció
su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. 17:3 Y
he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él.
Hechos, 1:10 Y estando ellos con los
ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto
a ellos dos varones con vestiduras blancas, 1:11 los cuales también les
dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús,
que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al
cielo.
Yo
creo que la desaparición de Enoc antes del diluvio, fue un evento especial
diseñado para prefigurar la desaparición de la Iglesia antes de la Gran
Tribulación.
Mateo, 24:37 Mas
como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre.
En
los días de Noé el mundo pereció en el diluvio. Estos son los que representan a
los que morirán en la Gran Tribulación.
Noé
y su familia fueron preservados a través del diluvio y representan a Israel,
que será preservada a través de la Gran Tribulación.
Enoc
fue tomado vivo al cielo antes del diluvio, representando la Iglesia que será
tomada viva al cielo antes de la Gran Tribulación. Por todas estas razones, yo
sostengo el punto de vista de que los dos testigos son Moisés y Elías.
Apocalipsis, 11:7 Cuando
hayan acabado su testimonio, la bestia que sube del abismo hará guerra contra
ellos, y los vencerá y los matará. 11:8 Y sus cadáveres estarán en la plaza de
la grande ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde
también nuestro Señor fue crucificado. 11:9 Y los de los pueblos, tribus,
lenguas y naciones verán sus cadáveres por tres días y medio, y no permitirán
que sean sepultados. 11:10 Y los moradores de la tierra se regocijarán sobre
ellos y se alegrarán, y se enviarán regalos unos a otros; porque estos dos
profetas habían atormentado a los moradores de la tierra. 11:11 Pero después de
tres días y medio entró en ellos el espíritu de vida enviado por Dios, y se
levantaron sobre sus pies, y cayó gran temor sobre los que los vieron. 11:12 Y
oyeron una gran voz del cielo, que les decía: Subid acá. Y subieron al cielo en
una nube; y sus enemigos los vieron. 11:13 En aquella hora hubo un gran
terremoto, y la décima parte de la ciudad se derrumbó, y por el terremoto
murieron en número de siete mil hombres; y los demás se aterrorizaron, y dieron
gloria al Dios del cielo. 11:14 El segundo ay pasó; he aquí, el tercer ay viene
pronto.
A
los dos testigos se les asesina porque llevaron la verdad del Evangelio y
clamaron con fidelidad contra los pecados del pueblo. A Jerusalén se le llama
"Sodoma" por su inmoralidad y "Egipto" por su mundanalidad (Apocalipsis, 11:8). La bestia es
el anticristo (Apocalipsis, 13:1, 14:9, 11, 15:2,
16:2, 17:3, 13, 19:20, 20:10) o "el inicuo" (2 Tesalonicenses, 2:3-10).
Nótese que no se podrá matar a los dos testigos hasta que terminen su trabajo.
Esto les sucede a los siervos de Dios que permanecen fieles a Él. Debido a la
resurrección de los dos testigos (Apocalipsis,
11:11-12) y al juicio de Dios (Apocalipsis,
11:13), un remanente de Jerusalén recibirá el mensaje de los dos
testigos y dará gloria a Dios (Apocalipsis, 11:13
y los demás se aterrorizaron, y dieron gloria al Dios del cielo).
No
queda ninguna duda de que sus cuerpos fueron dejados tirados en las calles de
Jerusalén, porque es la ciudad donde Jesús fue crucificado. Y por medio de la
tecnología de las comunicaciones por satélite, sus cuerpos podrán ser vistos en
todo el mundo.
En
las culturas del Medio Oriente el peor insulto que se puede dar es el de no
enterrar el cuerpo de un enemigo. La muerte de estos dos testigos propicia la
única expresión de regocijo en la tierra en todo el libro.
Pero
después de tres días y medio, lo cual es simbólico de la duración de la Gran
Tribulación, los dos testigos escucharán la misma orden que escuchó Juan en Apocalipsis 4:1, “¡Suban acá!” y
ascenderán al cielo a la vista de todo el mundo. De la misma manera que la
orden del Señor en el capítulo 4 era un modelo del Rapto de la Iglesia, la
orden aquí es un modelo de la resurrección de los mártires de la tribulación.
Salmos, 79:1 Oh
Dios, vinieron las naciones a tu heredad; Han profanado tu santo templo;
Redujeron a Jerusalén a escombros. 79:2 Dieron los cuerpos de tus siervos por
comida a las aves de los cielos, La carne de tus santos a las bestias de la
tierra. 79:3 Derramaron su sangre como agua en los alrededores de Jerusalén, Y
no hubo quien los enterrase.
El
Dr. Darío Salas (conocido escatólogo chileno y experto en profecía bíblica),
respecto de los 2 testigos del Apocalipsis, observa lo siguiente:
Pero,
estos dos testigos ¿quiénes son?. Se piensa que van a ser Elías y Enoc, porque
no murieron (fueron arrebatados, los dos).
Pero
los hombres deben morir:
Hebreos, 9:27 Y de la manera que está establecido para los hombres
que mueran una sola vez, y después de esto el juicio.
Enoc
no puede ser, porque:
Hebreos, 11:5 Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver
muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese
traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios.
Apocalipsis
11:7 dice
que (si Enoc fuese uno de los dos testigos) la bestia lo matara:
Apocalipsis,
11: 7 Cuando hayan acabado su
testimonio, la bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y los
vencerá y los matara.
Hebreos, 11:5 Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte.
Si
la bestia lo mata, entonces Enoc vería muerte y la promesa quedaría falsa.
Elías
viene:
Malaquías,
4:5 He aquí, yo os envió al
profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible.
Ya
tenemos uno de los dos testigos: Elías.
¿Pero quién será el compañero?.
Probablemente, Moisés:
Mateo 17:3 Y
he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con el (la transfiguración).
Job, 38: 22 ¿Has
entrado tú en los tesoros de la nieve, O has visto los tesoros del granizo, Job, 38:23 Que tengo reservados para el tiempo de
angustia, Para el día de la guerra y de la Batalla?.
El
cuerpo de Moisés, puede estar enterrado bajo el hielo, para que no se pudra,
para una misión futura: Tesoros enterrados en la nieve.
El
diablo quería destruir el cuerpo de Moisés, porque sabía que le causaría
problemas:
Judas, 1:9 Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el
diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir
juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda.
Apocalipsis,
11:6 Estos tienen poder para
cerrar el cielo, a fin de que no llueva en los días de su profecía; y tiene
poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con
toda plaga, cuantas veces quieran.
Sabemos
que Elías, en su tiempo, oro para que no lloviera (poder
para cerrar el cielo) y también conocemos todos los prodigios que
hizo Moisés, delante de Faraón, para que dejara salir a su pueblo (Israel) de Egipto. Estos dos testigos que
menciona el Apocalipsis, tendrán poder, precisamente, para hacer todas estas
maravillas.
Los
dos testigos del Apocalipsis serian, entonces, ELIAS y MOISES.
Esta
es una clara profecía de las cosas que vendrán, y eso comienza en Apocalipsis 11.
Al
decir que los sobrevivientes del terremoto le dan la gloria a Dios, Juan no
quiso decir con eso que ellos le adoraron o que se acercaron a Él en fe. Eso
quiere decir que ellos correctamente le atribuyeron a Dios estos eventos
milagrosos, como cuando los sacerdotes egipcios lo hicieron al explicar la
causa de las plagas en Éxodo 8:19.
Éxodo, 8:19 Entonces los hechiceros dijeron a Faraón: Dedo de
Dios es éste. Mas el corazón de Faraón se endureció, y no los escuchó, como
Jehová lo había dicho.
Esta
parte del capítulo 11 insinúa algunas inconsistencias preocupantes con nuestro
entendimiento de la localización del futuro Templo. Se da como la Ciudad Santa
en el versículo 2, pero en el versículo 8, Jerusalén es llamada la Grande
Ciudad figurativamente como Sodoma y Egipto. ¿Son
las mismas?. La Ciudad Santa fue pisoteada por los gentiles hacía ya
42 meses, pero Jesús dijo que Jerusalén será pisoteada por los gentiles hasta
que los tiempos de los gentiles se cumplan, y eso durante unos 2.000 años.
Durante
generaciones ha existido una controversia entre judíos y también cristianos, en
cuanto al lugar exacto de los templos de Salomón y de Herodes. El Sanedrín
judío que se formó recientemente después de 1.600 años de no existir, está
haciéndole frente a esta cuestión como una de sus principales prioridades. Eso
es un buen comienzo, pero yo creo que ellos no están haciendo la pregunta
correcta. Es seguramente grandioso poder conocer el lugar exacto de estos
monumentos históricos a Dios, pero la pregunta real es, “¿Dónde estará
localizado el próximo Templo?”.
Muchos
cristianos piensan que el futuro Tercer Templo será profanado por la
abominación desoladora durante la Gran Tribulación y luego será destruido. Por
este motivo le llaman el Templo de la Tribulación. Luego, otro Templo, el
número cuatro, será construido al comienzo del Milenio. Pero el único modelo
que nosotros tenemos para lo que sucederá es algo que ya sucedió en el pasado,
la profanación del Segundo Templo lo cual dio como resultado la revuelta de los
Macabeos. Y eso es algo que Jesús hizo con mucho esfuerzo al señalárnoslo en el
Discurso del Monte de los Olivos (Mateo 24:15).
Mateo, 24:15 Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la
abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda),
En
este modelo, el gobernante sirio Antíoco Epífanes asaltó el Templo y lo
convirtió en un centro de adoración pagana en el año 167 a.C.. Este individuo
mató un cerdo sobre el altar y levantó una estatua de Zeus (Júpiter) en el lugar santo, con su propio rostro
en ella, proclamándose así ser Dios (Epífanes
quiere decir dios hecho manifiesto) y obligó a que lo adoraran so
pena de muerte. En 1 Macabeos, a esto se le llamó la abominación desoladora,
que es el único evento así llamado en la historia.
Esto
disparó la revuelta de los Macabeos, una batalla de tres años y medio para
expulsar a Antíoco de la Tierra Prometida. Casi 200 años después Jesús le dijo
a Israel que esperaran lo mismo en el futuro como una señal de que la Gran
Tribulación había comenzado (Mateo 24:21),
identificando así la estatua de Antíoco como un modelo para la abominación
desoladora de los últimos días. La revuelta de los Macabeos contiene muchas
similitudes sorprendentes con la Gran Tribulación.
Mateo, 24:21 porque habrá entonces gran tribulación, cual no la
ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá.
El
punto es el siguiente. Los judíos no destruyeron el Templo después de la
abominación desoladora en el año 167 a.C.. Cuando lo recapturaron, destruyeron
la estatua de Zeus y reemplazaron el altar. Luego efectuaron una ceremonia de
purificación del Templo durante ocho días, la cual era requerida por la Ley y
después lo utilizaron de nuevo. Esta purificación es recordada hoy en día por
medio de la Fiesta de Hanukkah. Si el modelo está completo, entonces el Templo
que será construido durante la Semana Setenta de Daniel tampoco será destruido,
sino que se convertirá en el Templo Milenial descrito con gran detalle en Ezequiel 40-44. (Los judíos le llaman al
Templo de Ezequiel el Tercer Templo, que sería el próximo Templo.). Y eso
quiere decir que no estará situado en Jerusalén.
Según
las profecías en Daniel 9:27, Mateo 24:15 y 2
Tesalonicenses 2:4, un templo existirá en Israel al comienzo de la
gran tribulación. Esto lo confirma Apocalipsis
11:1 al hacer que Juan mida el
Templo y cuente los que adoran en él, un poco antes de que dé inicio la
tribulación.
A
Juan se le dice que omita el patio exterior porque ha sido entregado a los
gentiles. Su localización es la “Ciudad Santa”
la cual será pisoteada por los gentiles durante 42 meses, que es la
duración de la gran tribulación. Como ustedes recordarán, Apocalipsis 11
también nos presenta a dos testigos que predican en la “grande ciudad” y finalmente son asesinados allí y
sus cadáveres quedan tirados en la calle.
La
grande ciudad se identifica como el lugar en donde el Señor fue crucificado:
Jerusalén. Jerusalén ha sido pisoteada por los gentiles durante 2.000 años. ¿Es la Ciudad Santa y la Grande Ciudad, las mismas, o son
diferentes? Veamos.
Según
Zacarías 14:6-9, en el día que el
Señor retorne, un terremoto partirá el Monte de los Olivos en dos partes, en
dirección este-oeste, produciendo un gran valle que pasará a través del centro
de Jerusalén.
Zacarías,
14:6 Y
acontecerá que en ese día no habrá luz clara, ni oscura. 14:7 Será un día, el
cual es conocido de Jehová, que no será ni día ni noche; pero sucederá que al
caer la tarde habrá luz. 14:8 Acontecerá también en aquel día, que saldrán de
Jerusalén aguas vivas, la mitad de ellas hacia el mar oriental, y la otra mitad
hacia el mar occidental, en verano y en invierno. 14:9 Y Jehová será rey sobre
toda la tierra. En aquel día Jehová será uno, y uno su nombre.
De
inmediato se forma un río que llenará ese valle formando un canal desde el
Mediterráneo hasta el Mar Muerto. Si el Señor retorna a la misma área del Monte
de los Olivos desde la cual ascendió, como lo sugiere Hechos 1:11, el terremoto que forma este valle
de este a oeste destruirá el actual Monte del Templo y todo lo que pueda estar
sobre él.
Hechos, 1:11 los
cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo?
Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le
habéis visto ir al cielo. 1:12 Entonces volvieron a Jerusalén desde el monte
que se llama del Olivar, el cual está cerca de Jerusalén, camino de un día de
reposo.
Ezequiel
47:1-12 describe un gran río que
fluye desde la parte inferior del lado sur del Templo y que luego corre hacia
el Mar Muerto durante un período de tiempo en el que muchos eruditos consideran
que aún no ha ocurrido. Apocalipsis 22:1-2 confirma lo anterior.
Si
como lo aparenta ser, tanto Ezequiel, Zacarías y Apocalipsis describen el mismo
río, entonces un escenario interesante comienza a surgir.
Este
escenario requiere que un Templo esté presente en el día en que el Señor
retorne, pero puesto que el actual Monte del Templo habría sido destruido por
el terremoto que mencionamos antes, este Templo debe de estar localizado en
alguna otra parte. El río se origina debajo del Templo y fluye desde su costado
sur en dirección sur antes de dirigirse de este a oeste, de tal manera que el
Templo debe de estar al norte del valle recién formado.
Al
marcar en un mapa de Israel la tierra otorgada a las 12 tribus, como se da en
Ezequiel 48, se sitúan los límites de la Ciudad Santa en algún lugar al norte
de la actual Ciudad de Jerusalén. Esta nueva localización corresponde a la
antigua ciudad de Silo, en donde el Tabernáculo estuvo por casi 400 años después
que los israelitas conquistaron primeramente la Tierra. Esta es la Ciudad Santa
y su nombre es Jehová Sama, de acuerdo con el último versículo en Ezequiel. El idioma hebreo la traduce como “el SEÑOR está aquí”.
Si
mi interpretación es exacta, esta localización llenaría todos los requisitos
para el Templo mencionado en las referencias anteriores. El actual Monte del
Templo en Jerusalén no las llena. Recordemos aquí que esta el famoso Muro de
los Lamentos y, casi a continuación, El Domo de La Roca (la Mezquita Musulmana, una de las más importantes),
con lo cual se ha especulado mucho que si Israel quisiera construir el Templo
aquí mismo, se desataría un conflicto con los musulmanes. Pero este no sería el
lugar, entonces.
De
acuerdo con Ezequiel 44:6-9, este
Templo será profanado de una manera nunca antes vista en la historia, y, por lo
tanto, eso está aún en el futuro para nosotros. A un extranjero incircunciso en
el corazón (ni cristiano) o en la
carne (ni judío) se le habrá dado un
cargo en el santuario mientras se ofrecen los sacrificios. Si nosotros
entendemos la cronología de Ezequiel, esto habría tenido lugar tanto después de
la reunión de 1948 profetizada en Ezequiel 36—37 como en el despertar nacional profetizado en
Ezequiel 38—39 pero antes de que inicie el Reino Milenial. El único evento que
sabemos que se ajusta a este marco de tiempo es la Semana Setenta de Daniel.
Esto lo confirma la profecía de Pablo en 2
Tesalonicenses 2:4, en la que el
anticristo se mete al Templo proclamando ser Dios.
Entonces,
esto es un resumen aproximado de los eventos. Luego del retorno de Israel a
Dios después de la batalla de Ezequiel 38—39,
el pueblo judío restablecerá su pacto (el
Antiguo, no el Nuevo), con Él. Esto requerirá el retorno a las prácticas
levíticas, y por eso es que un templo será construido. Este es el Templo del
que habla Daniel
y Apocalipsis. Siguiendo las instrucciones dadas a Ezequiel y
siendo necesario evitar los enormes problemas que un Templo en Jerusalén
producirían en el mundo musulmán, este Templo estará localizado al norte de
Jerusalén, en Silo. Será profanado a la mitad de los últimos siete años como lo
resume Daniel 9:24-27, Ezequiel 44:6-9, Mateo
24:15 y 2 Tesalonicenses 2:4, lanzando así la Gran Tribulación, pero
no será destruido.
Este
Templo será la fuente del agua que da vida y que empieza a fluir en el día que
el Señor retorna (Zacarías 14:8).
Luego de una purificación y re dedicación similar a la que se conmemora en la
Fiesta de Hanukkah, el Templo será utilizado durante el milenio. Su propósito
será recordar la obra del Señor en la cruz y proveer una perspectiva a los
hijos nacidos durante la Era del Reino, para que escojan la salvación. Hechos 15:14-16 confirma
que después que el Señor ha escogido un pueblo de entre los gentiles para Su
nombre (la iglesia) Él retornará para
reedificar el tabernáculo caído de David (el
Templo). Este es el Tercer Templo descrito tan vívidamente en Ezequiel 40—48.
La séptima trompeta
Apocalipsis,
11:15 El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que
decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo;
y él reinará por los siglos de los siglos. 11:16 Y los veinticuatro ancianos
que estaban sentados delante de Dios en sus tronos, se postraron sobre sus
rostros, y adoraron a Dios, 11:17 diciendo: Te damos gracias, Señor Dios
Todopoderoso, el que eres y que eras y que has de venir, porque has tomado tu
gran poder, y has reinado. 11:18 Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido,
y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los
profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los
grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra.
El
sonido de la séptima trompeta trae un anuncio de que el mundo ha llegado a ser
el reino de Cristo y que El reinara para siempre (Apocalipsis,
20:4, Ezequiel, 21:26-27, Daniel, 2:44, 4:3, 6:26, Zacarías, 14:9).
En otras palabras, la séptima trompeta abarca acontecimientos que se extienden
hasta el retorno de Cristo y, por lo tanto, incluye los juicios de las siete
copas (que comienza en Apocalipsis, 20:16).
Al sonido de la séptima trompeta lo sigue un pasaje parentético que revela
algunos acontecimientos relacionados con el periodo de la Tribulación (Apocalipsis, 12:1 - 15:4). Los 24 ancianos
profetizan lo que sucederá cuando Cristo venga: se enojaran las naciones (Apocalipsis, 11:18), se juzgara a los muertos
(Apocalipsis, 11:18) y Dios destruirá
a los que destruyen la tierra, es decir, a los malvados (Apocalipsis, 19:20-21).
Uno
de los nombres para Dios es una ampliación de la gran declaración “YO SOY” de Éxodo 3:14. Recuerden que Moisés quería
conocer el nombre de Dios en caso que los israelitas se lo preguntaran cuando
fuera a Egipto para librarlos de la esclavitud. Dios le respondió, di que “YO SOY me envió a ustedes”. Juan ha usado este
nombre con anterioridad, traducido como “el que es y que era y que ha de venir”
(Apocalipsis 1:4). Observe que la
porción “y que has de venir” ha
quedado fuera en este pasaje. La razón es que con el sonido de la séptima
trompeta, el futuro ha llegado. El Señor ha tomado el Reino que Él compró y
pagó en la cruz, y ahora está listo para reclamarlo.
Apocalipsis, 11:19 Y el templo de Dios fue
abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo. Y hubo
relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo.
Aquí
vemos más de la firma de Dios advirtiendo sobre los juicios inminentes. En el
cielo, la Gran Tribulación ha dado comienzo y lo primero que hay que hacer es
expulsar de allí al enemigo.
La mujer y el dragón
Apocalipsis,
12:1 Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la
luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas. 12:2 Y
estando encinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del
alumbramiento.
El
capítulo 12 presenta 4 grandes conflictos entre Dios y Satanás. El conflicto de
Satanás:
[1] con Cristo y su obra de
redención (Apocalipsis, 12:1-5);
[2] con los fieles de
Israel (Apocalipsis, 12:6, 13-16);
[3] con el cielo (Apocalipsis, 12:7-9); y
[4] con los creyentes (Apocalipsis, 12:10-11, 17);
La
mujer representa a los fieles de Israel por medio de los cuales vino el Mesías
(el niño Jesús) al mundo (Romanos, 9:5). Esto lo indica no solo el
nacimiento del niño, sino también la referencia al sol y a la luna (Génesis, 37:9-11) y a las 12 estrellas, las que, naturalmente, se refieren a
las 12 tribus de Israel.
El
hecho que Juan la identifique como una señal quiere decir que la mujer no es
real sino que representa algo más. Y ese algo es Israel. De ello obtenemos
pistas de Génesis 37:9-10 en donde vemos en el sueño de José que su familia
es el sol, la luna y 11 estrellas, siendo él la duodécima estrella.
Génesis, 37:9 Soñó aun otro sueño, y
lo contó a sus hermanos, diciendo: He aquí que he soñado otro sueño, y he aquí
que el sol y la luna y once estrellas se inclinaban a mí. 37:10 Y lo contó a su
padre y a sus hermanos; y su padre le reprendió, y le dijo: ¿Qué sueño es este
que soñaste? ¿Acaso vendremos yo y tu madre y tus hermanos a postrarnos en
tierra ante ti?.
Y
como veremos en un momento, esta mujer está por dar a luz al Mesías, lo que
hace que sea imposible que ella sea la iglesia, como algunas personas insisten.
La iglesia es la virgen Novia de Cristo, no su madre encinta.
Apocalipsis, 12:3 También apareció otra
señal en el cielo: he aquí un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y
diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas; 12:4 y su cola arrastraba la
tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra. Y el
dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a
su hijo tan pronto como naciese. 12:5 Y ella dio a luz un hijo varón, que
regirá con vara de hierro a todas las naciones; y su hijo fue arrebatado para
Dios y para su trono. 12:6 Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar
preparado por Dios, para que allí la sustenten por mil doscientos sesenta días.
El
gran dragón escarlata es Satanás (Apocalipsis,
12:9) y las 7 cabezas y coronas y los
10 cuernos representan su poder. Cuando Satanás se rebeló en el
cielo, arrastro consigo a la tercera parte de los ángeles, los cuales cayeron
con el (2 Pedro, 2:4, Judas, 1:6).
Satanás trata de destruir al niño Jesús. El niño varón es Jesucristo (Apocalipsis, 19:15) y el arrebatamiento del
niño se refiere a su ascensión al cielo después de su resurrección (Lucas, 24:51, Hechos, 1:9-11).
Isaías, 9:15 El
anciano y venerable de rostro es la cabeza; el profeta que enseña mentira, es
la cola.
Apocalipsis,
12:3 También
apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón escarlata, que tenía
siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas; 12:4 y su cola
arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la
tierra.
Satanás
(el gran dragón) arrastro con su cola (engaño) a la tercera parte de las estrellas (ángeles) del cielo.
COLA = FALSO
PROFETA O ENGAÑADOR
Esta
señal es fácil de identificar. El dragón es quién lideró la rebelión en el
Cielo a la cual se le unió la tercera parte de los ángeles. Él intentó destruir
al Mesías, pero Dios lo resucitó y se lo llevó al Cielo (lo arrebato). Cuando Israel se da cuenta de que el
dragón regresa para destruirlos, entonces le presta atención a la advertencia
del Señor en Mateo 24:15, y los
judíos huyen al desierto de Jordania en donde el Señor les ha preparado un
lugar para protegerlos, mientras Él utiliza tres años y medio para preparar la
Tierra para Su retorno.
Apocalipsis,
12:7 Después
hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el
dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; 12:8 pero no prevalecieron, ni se
halló ya lugar para ellos en el cielo. 12:9 Y fue lanzado fuera el gran dragón,
la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo
entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.
La
Tribulación comprenderá, además de un gran conflicto en la tierra, una batalla
en el cielo. Satanás y sus ángeles harán un gran esfuerzo para derrotar a Dios
y a sus ángeles en el cielo. [1] Satanás es derrotado, lanzado a la tierra (Lucas, 10:18) y no se le permite más el acceso
al cielo. [2] El cielo se alegra (Apocalipsis,
12:10-12), porque Satanás ya no es una fuerza espiritual en los
lugares celestiales (Efesios, 6:12).
Al mismo tiempo, esto ocasiona calamidad a los que están en la tierra (Apocalipsis, 12:12-13). Esta caída de Satanás
pudiera dar inicio a la Gran Tribulación.
Satanás
está suelto ahora. Impedido para estar en el cielo, ha sido lanzado a la tierra
como lo predijo Isaías 14:12 y Ezequiel 28:17.
Isaías, 14:12 ¡Cómo
caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú
que debilitabas a las naciones.
Ezequiel,
28:17 Se
enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa
de tu esplendor; yo te arrojaré por tierra; delante de los reyes te pondré para
que miren en ti.
Algunas
personas erróneamente enseñan que esto sucedió ya hace mucho tiempo, cuando
Satanás fue juzgado. Pero como Job 1:6-7 y
Apocalipsis 12:10 claramente lo
explican, Satanás ha tenido acceso al cielo todo este tiempo.
Job, 1:6 Un
día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los
cuales vino también Satanás. 1:7 Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes?
Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella.
Apocalipsis,
12:10 Entonces
oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder,
y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado
fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro
Dios día y noche.
Él
fue despojado de sus títulos y de su posición prominente en su juicio, pero
hasta ahora se le ha permitido entrar y salir del Cielo. Y cuando lo hace, él susurra
sus acusaciones en contra suya y mía a oídos de Dios. Cada vez que pienso en
esto, me consuelo con el hecho de que nuestro Señor Jesús le está susurrando a
Dios en el otro oído, intercediendo por nosotros (Romanos
8:34).
Apocalipsis,
12:10 Entonces oí
una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y
el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado
fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro
Dios día y noche. 12:11 Y ellos le han vencido por medio de la sangre del
Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas
hasta la muerte. 12:12 Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos.
¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a
vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo.
Satanás
acusa a los creyentes delante de Dios de servir a Dios por interés personal (Job, 1:6-11, Zacarías, 3:1). Los creyentes
fieles en la tierra vencen a Satanás al estar libres de su poder mediante la
sangre del Cordero, al determinar que van a testificar acerca de Cristo y al
demostrar la voluntad de servir a Cristo cueste lo que cueste. Satanás sabe que
está definitivamente perdido, que será derrotado dentro de poco y que tiene
poder solo en la tierra. El "poco tiempo" se refiere al periodo de la
Tribulación. Su gran furia resulta en un gran sufrimiento para los santos (Apocalipsis, 12:11).
Observe
que así como el Señor lo hizo en Apocalipsis
3:10, Juan hace la distinción entre los que moran en el Cielo y los
moradores de la tierra. Eso no solamente se debe a nuestras diferentes
localizaciones físicas, sino que es una indicación de la condición de nuestros
corazones.
Para
la Iglesia en el Cielo, la inminente derrota de Satanás se recibe con gozo,
pero en la Tierra es un tiempo de gran lamentación porque la guerra les ha
llegado. Esta es otra pista del Rapto antes de la tribulación.
El
reino que Satanás perdió en su rebelión y juicio, y que después le robó al hombre
a quien se le había dado (Adán), se ha
convertido en el campo de batalla para la lucha más increíble de la historia.
Las fuerzas espirituales de ambos lados se preparan de manera invisible, detrás
de sus contrapartes humanas. Estas fuerzas pelearán hasta la muerte por el
control del Planeta Tierra. ¿Podrá el usurpador, quien ha puesto la antorcha y
la espada, destruyendo la misma cosa por la que está luchando, prevalecer al
final? ¿O será el Pariente Redentor, que con Su sangre derramada ha redimido legalmente
lo que Adán perdió hace tanto tiempo atrás, quien tendrá la victoria?.
Apocalipsis,
12:13 Y
cuando vio el dragón que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer
que había dado a luz al hijo varón. 12:14 Y se le dieron a la mujer las dos
alas de la gran águila, para que volase de delante de la serpiente al desierto,
a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un
tiempo. 12:15 Y la serpiente arrojó de su boca, tras la mujer, agua como un
río, para que fuese arrastrada por el río. 12:16 Pero la tierra ayudó a la
mujer, pues la tierra abrió su boca y tragó el río que el dragón había echado
de su boca. 12:17 Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue
a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los
mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo.
Satanás
trata de destruir a la mujer. Junto con los seguidores del anticristo, el perseguirá a los israelitas que aceptan a
Cristo (Mateo, 24:15-21). Dios dará
una protección sobrenatural para los santos de Israel durante ese tiempo (Apocalipsis, 12:14-16). Satanás, confinado a
la tierra, sabe que tiene solo un breve tiempo para perseguir a la mujer y al
resto de su descendencia. La "mujer"
representa a los fieles en Israel y el "resto
de la descendencia" a los israelitas creyentes en el resto del
mundo.
Pronto
lo veremos, pero primero existe un último detalle molesto que debemos tratar.
Desde el mismo principio, Satanás ha intentado destruir cualquier rastro del pueblo
de Dios, porque este tiene el poder para llamar al Redentor.
Después
de Su rechazo y muerte, el Señor retornó al Cielo, de donde había venido. Él
juró permanecer allí hasta que Su pueblo reconociera su pecado. Él sabía que
las cosas se volverían más difíciles antes de que ellos se humillaran lo
suficiente como para llamarlo de vuelta, pero eventualmente lo harían (Oseas 5:15-6:2).
Oseas, 5:15 Andaré
y volveré a mi lugar, hasta que reconozcan su pecado y busquen mi rostro. En su
angustia me buscarán.
Oseas, 6:1 Venid
y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará.
6:2 Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y
viviremos delante de él.
Mientras
tanto, si Satanás los puede destruir, no quedaría nadie para llamarlo.
Y
así ha sido todo el tiempo. Utilizando a los musulmanes, los cristianos, los
españoles, los rusos, los alemanes, los italianos, los ingleses, y ahora de
nuevo los musulmanes, Satanás ha estado obsesionado con eliminar del mundo a los
judíos. Él sabe que si lo logra antes de que escuchen el llamado y clamen el
Nombre de Jesús, habrá ganado.
Cuando
dirija a Gog y Magog en un ataque sorpresa con el cual dará inicio a
la Semana Setenta de Daniel, casi tendrá éxito, pero Dios intervendrá y salvará
a Israel. Sorprendentemente esto hará que los judíos se vuelvan a Él, pero aun
estarán cegados al Mesías. Pero aquí en Apocalipsis
12:15 Satanás utiliza un torrente
de agua, como Dios lo había utilizado en contra de los guerreros híbridos de
Satanás hace 5000 años atrás, pero la Tierra coopera con Su Creador tragándose
el agua. Los judíos están seguros una vez más. Lleno de furia, Satanás se
vuelve en contra de los Santos de la Tribulación.
Ese
mismo tiempo, Israel huira al desierto, protegido por la aviación
norteamericana, por el “águila”. El
ejército americano ampara a Israel y lo llevara refugiado a Jordania, en las
Cavernas de Petra:
Apocalipsis,
12:14 Y se le dieron a la
mujer las dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la
serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y
tiempos, y la mitad de un tiempo.
Algunos
preguntan si EEUU aparecen en las profecías. El águila (EEUU) paro en la luna:
Jeremías, 49:16 Tu arrogancia te engaño, y la soberbia de tu
corazón. Tú que habitas en las cavernas de peñas, que tienes la altura del
monte, aunque alces como águila tu nido, de allí te hare descender, dice
Jehová.
Abdías, 4 Si te remontares como águila, y aunque entre las
estrellas pusieres tu nido, de ahí te derribare, dice Jehová.
Esto
significa que la 'corrida espacial' estuvo
siempre condenada al fracaso[full_width]
LIBROS DEL APOCALIPSIS 10 al 12 parte 3
Reviewed by jireth
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marzo 21, 2020
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