LIBROS DEL APOCALIPSIS 10 al 12 parte 3

El ángel con el librito

Apocalipsis, 10:1 Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego. 10:2 Tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra; 10:3 y clamó a gran voz, como ruge un león; y cuando hubo clamado, siete truenos emitieron sus voces. 10:4 Cuando los siete truenos hubieron emitido sus voces, yo iba a escribir; pero oí una voz del cielo que me decía: Sella las cosas que los siete truenos han dicho, y no las escribas.

El capítulo 10 revela la visión del ángel con el librito. Es un interludio entre la sexta trompeta (abierta en Apocalipsis, 9:13) y la séptima (abierta en Apocalipsis, 11:15). La acción del ángel que planta el pie derecho en el mar y el izquierdo en la tierra significa que ese librito contiene un mensaje que afecta el destino del mundo entero. Los siete truenos, por su parte, significan ciertos aspectos de la ira y los juicios venideros de Dios (Apocalipsis, 8:5, 11:19, 16:18), aunque a Juan se le prohíbe revelar el mensaje de los siete truenos (Apocalipsis, 10:4). Esto indica que durante el periodo de la Tribulación ocurrirán juicios que no se revelan ni en los sellos, ni en las trompetas, ni en las copas. Por lo tanto, nadie sabe de antemano lo que sucederá.

Ahora hacemos una pausa en los juicios de las trompetas para darle al mundo una última advertencia antes de que inicie la Gran Tribulación. Esta son los siete truenos y los dos testigos que Dios ha enviado a Israel para advertirle a Su pueblo que “se pongan a derecho con Dios” mientras aún hay tiempo. Recordemos que al final de la batalla de Ezequiel 38—39, Dios traerá, de vuelta a Israel a todo judío que esté vivo, no dejando a nadie atrás (Ezequiel 39:28).

Ezequiel, 39:28 Y sabrán que yo soy Jehová su Dios, cuando después de haberlos llevado al cautiverio entre las naciones, los reúna sobre su tierra, sin dejar allí a ninguno de ellos.

A pesar de que muchos de ellos serán martirizados durante los juicios de los sellos y de las trompetas, especialmente aquellos que han encontrado al Mesías, aun habrá una enorme población de judíos religiosos en Israel con un templo que estará en pleno funcionamiento. La abominación desoladora le pondrá fin a los sacrificios y ofrendas, pero eso no va a suceder sino hasta la mitad de los siete años lo cual se describe en Apocalipsis 13.

Hay muchas cosas en este pasaje que sugieren sobre la posible identidad de este ángel. Él está vestido en una nube y sus piernas son como columnas de fuego, lo cual nos recuerda al Ángel de Jehová que protegió a los israelitas en el desierto. El arco iris sobre su cabeza es simbólico de la misericordia de Dios. Su voz como rugido de león. ¿Podría este ángel ser el Señor?. La identidad del ángel no se revela pero el pasaje ciertamente es muy rico en simbolismo.

Los siete truenos posiblemente contienen una advertencia no revelada del Señor entre la sexta y la séptima trompetas. Juan estaba por escribir esto cuando el Señor le dice que no lo haga.

En el Salmo 29 la voz del Señor se compara con el sonido del trueno. El nombre del Señor se da cuatro veces en la introducción de los primeros dos versículos de este Salmo y cuatro veces más en los dos versículos de la conclusión (cuatro es el número de la creación). Aparece diez veces en los versículos 3 al 9 (diez es el número que denota lo completo del Orden Divino) y la frase “Voz de Jehová” se repite siete veces (siete es el número de la perfección). Al Salmo 29 con frecuencia también se le llama “los Siete Truenos de Dios”.

Salmos, 29:1 Tributad a Jehová, oh hijos de los poderosos, Dad a Jehová la gloria y el poder. 29:2 Dad a Jehová la gloria debida a su nombre; Adorad a Jehová en la hermosura de la santidad. 29:3 Voz de Jehová sobre las aguas; Truena el Dios de gloria, Jehová sobre las muchas aguas. 29:4 Voz de Jehová con potencia; Voz de Jehová con gloria. 29:5 Voz de Jehová que quebranta los cedros; Quebrantó Jehová los cedros del Líbano. 29:6 Los hizo saltar como becerros; Al Líbano y al Sirión como hijos de búfalos. 29:7 Voz de Jehová que derrama llamas de fuego; 29:8 Voz de Jehová que hace temblar el desierto; Hace temblar Jehová el desierto de Cades. 29:9 Voz de Jehová que desgaja las encinas, Y desnuda los bosques; En su templo todo proclama su gloria. 29:10 Jehová preside en el diluvio, Y se sienta Jehová como rey para siempre. 29:11 Jehová dará poder a su pueblo; Jehová bendecirá a su pueblo con paz.

Cuando suena la séptima trompeta se nos dice que los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Dios y de su Cristo (Apocalipsis 11:15), y por primera vez, la traducción tradicional del Nombre de Dios de “el que es y que era y que ha de venir”, se cambia a “que eres y que eras” (Apocalipsis 11:17).
Apocalipsis, 11:15 El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos. 11:16 Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en sus tronos, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios, 11:17 diciendo: Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras y que has de venir, porque has tomado tu gran poder, y has reinado.

La omisión de la frase “Que ha de venir” indica que Su Reino ha comenzado (algunas traducciones, como la Reina Valera de 1960, han incluido también el “que has de venir”, pero el original griego no lo incluye). O sea que el versículo 17 quedaría así:

Apocalipsis, 11:17 diciendo: Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras, porque has tomado tu gran poder, y has reinado.

Esto quiere decir que en la visión celestial, la Gran Tribulación habría comenzado. Después de la batalla que Satanás perdió en el cielo, y su confinación a la tierra en Apocalipsis 12, el anticristo hace su aparición oficial en la tierra, como el apoderado de Satanás, al comienzo de Apocalipsis 13 (primero llegó a escena en Apocalipsis 6 como un simple ser humano). Esto señala el comienzo de la Gran Tribulación en la tierra. Los juicios de las siete copas de la ira de Dios se inician pronto después de esto.

Al unir todo esto podemos hacer un caso circunstancial de que los siete truenos anunciarán que la Gran Tribulación, con sus juicios de las copas, completarán la Orden Divina satisfaciendo así, de manera perfecta, el justo requisito de Dios de que los moradores de la tierra sean juzgados por sus pecados, dejando a la tierra en una condición en que se encuentra lista para recibir a su Rey.

Apocalipsis, 10:5 Y el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano al cielo, 10:6 y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó el cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no sería más, 10:7 sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comience a tocar la trompeta, el misterio de Dios se consumará, como él lo anunció a sus siervos los profetas. 10:8 La voz que oí del cielo habló otra vez conmigo, y dijo: Ve y toma el librito que está abierto en la mano del ángel que está en pie sobre el mar y sobre la tierra. 10:9 Y fui al ángel, diciéndole que me diese el librito. Y él me dijo: Toma, y cómelo; y te amargará el vientre, pero en tu boca será dulce como la miel. 10:10 Entonces tomé el librito de la mano del ángel, y lo comí; y era dulce en mi boca como la miel, pero cuando lo hube comido, amargó mi vientre. 10:11 Y él me dijo: Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes.

En la frase "el tiempo no sería más" (Apocalipsis, 10:6), la palabra "tiempo" también se puede traducir como "demora". En otras palabras, no habrá más demora antes que suene la última trompeta. Dentro del periodo que sigue al sonido de la séptima trompeta (Apocalipsis, 11:15) ocurrirán todas las profecías que Dios revelo a sus profetas acerca de los días finales. Esto tiene que ver con el cumplimiento de lo que Dios se propone con el retorno de Cristo a la tierra y el establecimiento de su reino. El "librito", que sabe tan dulce como la miel pero se vuelve amargo en el estómago de Juan, se refiere a la mezcla de bendiciones y maldiciones en el librito. La Palabra de Dios es dulce cuando sus siervos la oyen y la obedecen (Salmos, 19:9-10), pero también pronuncia el juicio sobre el pecado y la maldad que deben enfrentar los incrédulos (Lucas, 19:41-44, Jeremías, 15:16, 20:8-9, Ezequiel, 3:1-3, Amos, 5:10).

El Señor le ordena a Juan que tome el librito y se lo coma. Al comerlo, su sabor era dulce como la miel, pero después que lo hubo comido, se volvió amargo en su vientre. Esto es para indicar que como seguidores del Señor estamos anticipando el cumplimiento de las profecías de los últimos tiempos con mucha emoción y gozo. Sabemos que Su juicio es justo y que Él ha sufrido bastante y ha sido paciente casi hasta el límite. Pero debido a que nuestro enemigo es tan persistente en querer tener éxito en su rebelión en contra de Dios, el horror de la carnicería de la guerra es necesario para derrotarlo. Es una escena lo suficientemente grotesca como para enfermarlo a uno.
Los dos testigos


Apocalipsis, 11:1 Entonces me fue dada una caña semejante a una vara de medir, y se me dijo: Levántate, y mide el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él.

El capítulo 11 continúa el interludio que comenzó en el capítulo 10, el cual trata sobre Israel y el templo. Los acontecimientos relatados aquí ocurren en la ciudad donde "nuestro Señor fue crucificado", es decir, Jerusalén (Apocalipsis, 11:8). Israel aun esta en incredulidad durante esta parte de la Tribulación. La frase "el templo de Dios" pudiera indicar la existencia de un templo en Jerusalén en ese tiempo, el cual profanara el anticristo (Apocalipsis, 13:14-15, Daniel, 9:27, 12:11, 2 Tesalonicenses, 2:4). La medida del templo significa la medida de Dios de la condición espiritual del pueblo judío (Ezequiel, 40, Zacarías, 2).


Aquí se encuentra la evidencia, junto con Daniel 9:27 y 2 Tesalonicenses 2:4 de que un Templo sí va a existir antes del comienzo de la Gran Tribulación.



Daniel, 9:27 Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador.

2 Tesalonicenses, 2:4 el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios.

Habiendo visto las formas milagrosas en que Dios los liberó de una derrota cierta en la batalla de Ezequiel 38—39, los judíos de todo el mundo responderán a Su oferta de reconciliación y harán Aliyas (retornos a Israel). Una vez que su relación del Antiguo Pacto haya sido restablecida, ellos necesitarán un templo para su adoración. Al inicio de la Semana Setenta de Daniel, ese templo será construido. Cerca de 2.000 años de diáspora (dispersión) finalmente terminarán.

Apocalipsis, 11:2 Pero el patio que está fuera del templo déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles; y ellos hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses.

Durante la Tribulación Israel y "la ciudad santa" serán oprimidos por los que no son judíos y sufrirán mucho por 42 meses (Lucas, 21:24). A Israel se le juzgara con severidad debido a su rechazo de Cristo y a su inmoralidad como la de Sodoma (Apocalipsis, 11:8, 13). Es probable que los 42 meses se refiera a los últimos 3 años y 1/2 de la Tribulación (Daniel, 9:27, 7:25, 12:7).

Apocalipsis, 11:3 Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio. 11:4 Estos testigos son los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie delante del Dios de la tierra. 11:5 Si alguno quiere dañarlos, sale fuego de la boca de ellos, y devora a sus enemigos; y si alguno quiere hacerles daño, debe morir él de la misma manera. 11:6 Estos tienen poder para cerrar el cielo, a fin de que no llueva en los días de su profecía; y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con toda plaga, cuantas veces quieran.

Dios enviara dos testigos a predicar el Evangelio y a profetizar acerca del futuro. Ellos poseerán gran poder sobrenatural (Apocalipsis, 11:5-6) y realizaran su ministerio en el poder del Espíritu. Serán una gran amenaza para el anticristo y para todo el mundo malvado por un periodo de 1260 días (42 meses o 3 años y 1/2) y neutralizaran las señales y maravillas de los profetas del anticristo (Apocalipsis, 11:13-14). Los dos testigos tienen el poder de Moisés y Elías.


El ministerio de tres años y medio de los dos testigos no concuerda con ninguna de las dos mitades de la Semana Setenta de Daniel, sino que se superpone con ambas, comenzando después que se inicia la Semana Setenta y terminando en algún momento antes de la Segunda Venida del Señor. Antes de discutir acerca de su identidad, debemos observar que ellos son el cumplimiento último de Zacarías 4:11-14, que es la profecía de “los dos olivos” la cual fue parcialmente cumplida por Zorobabel y Josué al momento de la construcción del Segundo Templo.

Zacarías, 4:11 Hablé más, y le dije: ¿Qué significan estos dos olivos a la derecha del candelabro y a su izquierda? 4:12 Hablé aún de nuevo, y le dije: ¿Qué significan las dos ramas de olivo que por medio de dos tubos de oro vierten de sí aceite como oro? 4:13 Y me respondió diciendo: ¿No sabes qué es esto? Y dije: Señor mío, no. 4:14 Y él dijo: Estos son los dos ungidos que están delante del Señor de toda la tierra.

Existen tres candidatos principales debido a sus identidades; Moisés, Elías y Enoc. Elías y Enoc porque son las dos únicas personas del Antiguo Testamento que no murieron, sino que fueron llevados vivos al cielo (arrebatados o raptados).

Génesis, 5:24 Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios.

Hebreos, 11:5 Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios.

2º Reyes, 2:11 Y aconteció que yendo ellos [Elías y Eliseo] y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino.

Y Moisés y Elías porque el poder de estos dos es idéntico al que ejercitaba Moisés durante las plagas de Egipto y Elías por su enfrentamiento con la idolatría en Israel. Recordemos que ese enfrentamiento llegó a su clímax con la derrota espectacular de los profetas de Baal en el Monte Carmelo, con fuego que descendió del cielo y la terminación de la sequía de tres años y medio que él había proclamado con anterioridad (1 Reyes 17:1, 1 Reyes 18:16-46).

1 Reyes, 17:1 Entonces Elías tisbita, que era de los moradores de Galaad, dijo a Acab: Vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra.

Usted debe leer Santiago 5:17 para darse cuenta de la duración de esta sequía:

Santiago, 5:17 Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses.

También Moisés y Elías estuvieron en el Monte de la Transfiguración con Jesús y los discípulos (Mateo 17:1-3), y según la tradición de la primera iglesia, ellos fueron las dos personas vestidas de blanco que aparecieron a los discípulos después de la ascensión del Señor al cielo (Hechos 1:10-11).

Y, finalmente, Moisés y Elías son dos de los personajes más reverenciados durante todo el pasado de Israel, y los más capaces entre cualquier otro que Dios haya podido enviar para que entregaran Su mensaje. Moisés fue quien entregó la Ley y Elías fue el más grande de los profetas de Israel. Esos dos nombres son sinónimos con el nombre judío de las Escrituras: la Ley y los Profetas.

Mateo, 17:1 Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto; 17:2 y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. 17:3 Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él.

Hechos, 1:10 Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, 1:11 los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.

Yo creo que la desaparición de Enoc antes del diluvio, fue un evento especial diseñado para prefigurar la desaparición de la Iglesia antes de la Gran Tribulación.

Mateo, 24:37 Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre.

En los días de Noé el mundo pereció en el diluvio. Estos son los que representan a los que morirán en la Gran Tribulación.

Noé y su familia fueron preservados a través del diluvio y representan a Israel, que será preservada a través de la Gran Tribulación.

Enoc fue tomado vivo al cielo antes del diluvio, representando la Iglesia que será tomada viva al cielo antes de la Gran Tribulación. Por todas estas razones, yo sostengo el punto de vista de que los dos testigos son Moisés y Elías.

Apocalipsis, 11:7 Cuando hayan acabado su testimonio, la bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y los vencerá y los matará. 11:8 Y sus cadáveres estarán en la plaza de la grande ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también nuestro Señor fue crucificado. 11:9 Y los de los pueblos, tribus, lenguas y naciones verán sus cadáveres por tres días y medio, y no permitirán que sean sepultados. 11:10 Y los moradores de la tierra se regocijarán sobre ellos y se alegrarán, y se enviarán regalos unos a otros; porque estos dos profetas habían atormentado a los moradores de la tierra. 11:11 Pero después de tres días y medio entró en ellos el espíritu de vida enviado por Dios, y se levantaron sobre sus pies, y cayó gran temor sobre los que los vieron. 11:12 Y oyeron una gran voz del cielo, que les decía: Subid acá. Y subieron al cielo en una nube; y sus enemigos los vieron. 11:13 En aquella hora hubo un gran terremoto, y la décima parte de la ciudad se derrumbó, y por el terremoto murieron en número de siete mil hombres; y los demás se aterrorizaron, y dieron gloria al Dios del cielo. 11:14 El segundo ay pasó; he aquí, el tercer ay viene pronto.

A los dos testigos se les asesina porque llevaron la verdad del Evangelio y clamaron con fidelidad contra los pecados del pueblo. A Jerusalén se le llama "Sodoma" por su inmoralidad y "Egipto" por su mundanalidad (Apocalipsis, 11:8). La bestia es el anticristo (Apocalipsis, 13:1, 14:9, 11, 15:2, 16:2, 17:3, 13, 19:20, 20:10) o "el inicuo" (2 Tesalonicenses, 2:3-10). Nótese que no se podrá matar a los dos testigos hasta que terminen su trabajo. Esto les sucede a los siervos de Dios que permanecen fieles a Él. Debido a la resurrección de los dos testigos (Apocalipsis, 11:11-12) y al juicio de Dios (Apocalipsis, 11:13), un remanente de Jerusalén recibirá el mensaje de los dos testigos y dará gloria a Dios (Apocalipsis, 11:13 y los demás se aterrorizaron, y dieron gloria al Dios del cielo).

No queda ninguna duda de que sus cuerpos fueron dejados tirados en las calles de Jerusalén, porque es la ciudad donde Jesús fue crucificado. Y por medio de la tecnología de las comunicaciones por satélite, sus cuerpos podrán ser vistos en todo el mundo.

En las culturas del Medio Oriente el peor insulto que se puede dar es el de no enterrar el cuerpo de un enemigo. La muerte de estos dos testigos propicia la única expresión de regocijo en la tierra en todo el libro.

Pero después de tres días y medio, lo cual es simbólico de la duración de la Gran Tribulación, los dos testigos escucharán la misma orden que escuchó Juan en Apocalipsis 4:1, “¡Suban acá!” y ascenderán al cielo a la vista de todo el mundo. De la misma manera que la orden del Señor en el capítulo 4 era un modelo del Rapto de la Iglesia, la orden aquí es un modelo de la resurrección de los mártires de la tribulación.

Salmos, 79:1 Oh Dios, vinieron las naciones a tu heredad; Han profanado tu santo templo; Redujeron a Jerusalén a escombros. 79:2 Dieron los cuerpos de tus siervos por comida a las aves de los cielos, La carne de tus santos a las bestias de la tierra. 79:3 Derramaron su sangre como agua en los alrededores de Jerusalén, Y no hubo quien los enterrase.

El Dr. Darío Salas (conocido escatólogo chileno y experto en profecía bíblica), respecto de los 2 testigos del Apocalipsis, observa lo siguiente:

Pero, estos dos testigos ¿quiénes son?. Se piensa que van a ser Elías y Enoc, porque no murieron (fueron arrebatados, los dos).

Pero los hombres deben morir:

Hebreos, 9:27  Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio.


Enoc no puede ser, porque:

Hebreos, 11:5  Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios.

Apocalipsis 11:7 dice que (si Enoc fuese uno de los dos testigos) la bestia lo matara:

Apocalipsis, 11: 7  Cuando hayan acabado su testimonio, la bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y los vencerá y los matara.

Hebreos, 11:5  Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte.

Si la bestia lo mata, entonces Enoc vería muerte y la promesa quedaría falsa.

Elías viene:

Malaquías, 4:5  He aquí, yo os envió al profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible.

Ya tenemos uno de los dos testigos: Elías.

¿Pero quién será el compañero?. Probablemente, Moisés:

Mateo 17:3  Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con el (la transfiguración).

Job, 38: 22  ¿Has entrado tú en los tesoros de la nieve, O has visto los tesoros del granizo, Job, 38:23  Que tengo reservados para el tiempo de angustia, Para el día de la guerra y de la Batalla?.

El cuerpo de Moisés, puede estar enterrado bajo el hielo, para que no se pudra, para una misión futura: Tesoros enterrados en la nieve.

El diablo quería destruir el cuerpo de Moisés, porque sabía que le causaría problemas:

Judas, 1:9 Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda.

Apocalipsis, 11:6 Estos tienen poder para cerrar el cielo, a fin de que no llueva en los días de su profecía; y tiene poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con toda plaga, cuantas veces quieran.

Sabemos que Elías, en su tiempo, oro para que no lloviera (poder para cerrar el cielo) y también conocemos todos los prodigios que hizo Moisés, delante de Faraón, para que dejara salir a su pueblo (Israel) de Egipto. Estos dos testigos que menciona el Apocalipsis, tendrán poder, precisamente, para hacer todas estas maravillas.

Los dos testigos del Apocalipsis serian, entonces, ELIAS y MOISES.

Esta es una clara profecía de las cosas que vendrán, y eso comienza en Apocalipsis 11.

Al decir que los sobrevivientes del terremoto le dan la gloria a Dios, Juan no quiso decir con eso que ellos le adoraron o que se acercaron a Él en fe. Eso quiere decir que ellos correctamente le atribuyeron a Dios estos eventos milagrosos, como cuando los sacerdotes egipcios lo hicieron al explicar la causa de las plagas en Éxodo 8:19.

Éxodo, 8:19 Entonces los hechiceros dijeron a Faraón: Dedo de Dios es éste. Mas el corazón de Faraón se endureció, y no los escuchó, como Jehová lo había dicho.

¿Dónde estará el tercer templo?
Esta parte del capítulo 11 insinúa algunas inconsistencias preocupantes con nuestro entendimiento de la localización del futuro Templo. Se da como la Ciudad Santa en el versículo 2, pero en el versículo 8, Jerusalén es llamada la Grande Ciudad figurativamente como Sodoma y Egipto. ¿Son las mismas?. La Ciudad Santa fue pisoteada por los gentiles hacía ya 42 meses, pero Jesús dijo que Jerusalén será pisoteada por los gentiles hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan, y eso durante unos 2.000 años.

Durante generaciones ha existido una controversia entre judíos y también cristianos, en cuanto al lugar exacto de los templos de Salomón y de Herodes. El Sanedrín judío que se formó recientemente después de 1.600 años de no existir, está haciéndole frente a esta cuestión como una de sus principales prioridades. Eso es un buen comienzo, pero yo creo que ellos no están haciendo la pregunta correcta. Es seguramente grandioso poder conocer el lugar exacto de estos monumentos históricos a Dios, pero la pregunta real es, “¿Dónde estará localizado el próximo Templo?”.

Muchos cristianos piensan que el futuro Tercer Templo será profanado por la abominación desoladora durante la Gran Tribulación y luego será destruido. Por este motivo le llaman el Templo de la Tribulación. Luego, otro Templo, el número cuatro, será construido al comienzo del Milenio. Pero el único modelo que nosotros tenemos para lo que sucederá es algo que ya sucedió en el pasado, la profanación del Segundo Templo lo cual dio como resultado la revuelta de los Macabeos. Y eso es algo que Jesús hizo con mucho esfuerzo al señalárnoslo en el Discurso del Monte de los Olivos (Mateo 24:15).

Mateo, 24:15 Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda),

En este modelo, el gobernante sirio Antíoco Epífanes asaltó el Templo y lo convirtió en un centro de adoración pagana en el año 167 a.C.. Este individuo mató un cerdo sobre el altar y levantó una estatua de Zeus (Júpiter) en el lugar santo, con su propio rostro en ella, proclamándose así ser Dios (Epífanes quiere decir dios hecho manifiesto) y obligó a que lo adoraran so pena de muerte. En 1 Macabeos, a esto se le llamó la abominación desoladora, que es el único evento así llamado en la historia.

Esto disparó la revuelta de los Macabeos, una batalla de tres años y medio para expulsar a Antíoco de la Tierra Prometida. Casi 200 años después Jesús le dijo a Israel que esperaran lo mismo en el futuro como una señal de que la Gran Tribulación había comenzado (Mateo 24:21), identificando así la estatua de Antíoco como un modelo para la abominación desoladora de los últimos días. La revuelta de los Macabeos contiene muchas similitudes sorprendentes con la Gran Tribulación.

Mateo, 24:21 porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá.

El punto es el siguiente. Los judíos no destruyeron el Templo después de la abominación desoladora en el año 167 a.C.. Cuando lo recapturaron, destruyeron la estatua de Zeus y reemplazaron el altar. Luego efectuaron una ceremonia de purificación del Templo durante ocho días, la cual era requerida por la Ley y después lo utilizaron de nuevo. Esta purificación es recordada hoy en día por medio de la Fiesta de Hanukkah. Si el modelo está completo, entonces el Templo que será construido durante la Semana Setenta de Daniel tampoco será destruido, sino que se convertirá en el Templo Milenial descrito con gran detalle en Ezequiel 40-44. (Los judíos le llaman al Templo de Ezequiel el Tercer Templo, que sería el próximo Templo.). Y eso quiere decir que no estará situado en Jerusalén.

Según las profecías en Daniel 9:27, Mateo 24:15 y 2 Tesalonicenses 2:4, un templo existirá en Israel al comienzo de la gran tribulación. Esto lo confirma Apocalipsis 11:1 al hacer que Juan mida el Templo y cuente los que adoran en él, un poco antes de que dé inicio la tribulación.

A Juan se le dice que omita el patio exterior porque ha sido entregado a los gentiles. Su localización es la “Ciudad Santa” la cual será pisoteada por los gentiles durante 42 meses, que es la duración de la gran tribulación. Como ustedes recordarán, Apocalipsis 11 también nos presenta a dos testigos que predican en la “grande ciudad” y finalmente son asesinados allí y sus cadáveres quedan tirados en la calle.
La grande ciudad se identifica como el lugar en donde el Señor fue crucificado: Jerusalén. Jerusalén ha sido pisoteada por los gentiles durante 2.000 años. ¿Es la Ciudad Santa y la Grande Ciudad, las mismas, o son diferentes? Veamos.

Según Zacarías 14:6-9, en el día que el Señor retorne, un terremoto partirá el Monte de los Olivos en dos partes, en dirección este-oeste, produciendo un gran valle que pasará a través del centro de Jerusalén.

Zacarías, 14:6 Y acontecerá que en ese día no habrá luz clara, ni oscura. 14:7 Será un día, el cual es conocido de Jehová, que no será ni día ni noche; pero sucederá que al caer la tarde habrá luz. 14:8 Acontecerá también en aquel día, que saldrán de Jerusalén aguas vivas, la mitad de ellas hacia el mar oriental, y la otra mitad hacia el mar occidental, en verano y en invierno. 14:9 Y Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será uno, y uno su nombre.

De inmediato se forma un río que llenará ese valle formando un canal desde el Mediterráneo hasta el Mar Muerto. Si el Señor retorna a la misma área del Monte de los Olivos desde la cual ascendió, como lo sugiere Hechos 1:11, el terremoto que forma este valle de este a oeste destruirá el actual Monte del Templo y todo lo que pueda estar sobre él.

Hechos, 1:11 los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo. 1:12 Entonces volvieron a Jerusalén desde el monte que se llama del Olivar, el cual está cerca de Jerusalén, camino de un día de reposo.

Ezequiel 47:1-12 describe un gran río que fluye desde la parte inferior del lado sur del Templo y que luego corre hacia el Mar Muerto durante un período de tiempo en el que muchos eruditos consideran que aún no ha ocurrido. Apocalipsis 22:1-2 confirma lo anterior.

Si como lo aparenta ser, tanto Ezequiel, Zacarías y Apocalipsis describen el mismo río, entonces un escenario interesante comienza a surgir.

Este escenario requiere que un Templo esté presente en el día en que el Señor retorne, pero puesto que el actual Monte del Templo habría sido destruido por el terremoto que mencionamos antes, este Templo debe de estar localizado en alguna otra parte. El río se origina debajo del Templo y fluye desde su costado sur en dirección sur antes de dirigirse de este a oeste, de tal manera que el Templo debe de estar al norte del valle recién formado.

Al marcar en un mapa de Israel la tierra otorgada a las 12 tribus, como se da en Ezequiel 48, se sitúan los límites de la Ciudad Santa en algún lugar al norte de la actual Ciudad de Jerusalén. Esta nueva localización corresponde a la antigua ciudad de Silo, en donde el Tabernáculo estuvo por casi 400 años después que los israelitas conquistaron primeramente la Tierra. Esta es la Ciudad Santa y su nombre es Jehová Sama, de acuerdo con el último versículo en Ezequiel. El idioma hebreo la traduce como “el SEÑOR está aquí”.

Si mi interpretación es exacta, esta localización llenaría todos los requisitos para el Templo mencionado en las referencias anteriores. El actual Monte del Templo en Jerusalén no las llena. Recordemos aquí que esta el famoso Muro de los Lamentos y, casi a continuación, El Domo de La Roca (la Mezquita Musulmana, una de las más importantes), con lo cual se ha especulado mucho que si Israel quisiera construir el Templo aquí mismo, se desataría un conflicto con los musulmanes. Pero este no sería el lugar, entonces.

De acuerdo con Ezequiel 44:6-9, este Templo será profanado de una manera nunca antes vista en la historia, y, por lo tanto, eso está aún en el futuro para nosotros. A un extranjero incircunciso en el corazón (ni cristiano) o en la carne (ni judío) se le habrá dado un cargo en el santuario mientras se ofrecen los sacrificios. Si nosotros entendemos la cronología de Ezequiel, esto habría tenido lugar tanto después de la reunión de 1948 profetizada en Ezequiel 36—37 como en el despertar nacional profetizado en Ezequiel 38—39 pero antes de que inicie el Reino Milenial. El único evento que sabemos que se ajusta a este marco de tiempo es la Semana Setenta de Daniel. Esto lo confirma la profecía de Pablo en 2 Tesalonicenses 2:4, en la que el anticristo se mete al Templo proclamando ser Dios.

Entonces, esto es un resumen aproximado de los eventos. Luego del retorno de Israel a Dios después de la batalla de Ezequiel 38—39, el pueblo judío restablecerá su pacto (el Antiguo, no el Nuevo), con Él. Esto requerirá el retorno a las prácticas levíticas, y por eso es que un templo será construido. Este es el Templo del que habla Daniel y Apocalipsis. Siguiendo las instrucciones dadas a Ezequiel y siendo necesario evitar los enormes problemas que un Templo en Jerusalén producirían en el mundo musulmán, este Templo estará localizado al norte de Jerusalén, en Silo. Será profanado a la mitad de los últimos siete años como lo resume Daniel 9:24-27, Ezequiel 44:6-9, Mateo 24:15 y 2 Tesalonicenses 2:4, lanzando así la Gran Tribulación, pero no será destruido.

Este Templo será la fuente del agua que da vida y que empieza a fluir en el día que el Señor retorna (Zacarías 14:8). Luego de una purificación y re dedicación similar a la que se conmemora en la Fiesta de Hanukkah, el Templo será utilizado durante el milenio. Su propósito será recordar la obra del Señor en la cruz y proveer una perspectiva a los hijos nacidos durante la Era del Reino, para que escojan la salvación. Hechos 15:14-16 confirma que después que el Señor ha escogido un pueblo de entre los gentiles para Su nombre (la iglesia) Él retornará para reedificar el tabernáculo caído de David (el Templo). Este es el Tercer Templo descrito tan vívidamente en Ezequiel 40—48.

La séptima trompeta

Apocalipsis, 11:15 El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos. 11:16 Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en sus tronos, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios, 11:17 diciendo: Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras y que has de venir, porque has tomado tu gran poder, y has reinado. 11:18 Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra.

El sonido de la séptima trompeta trae un anuncio de que el mundo ha llegado a ser el reino de Cristo y que El reinara para siempre (Apocalipsis, 20:4, Ezequiel, 21:26-27, Daniel, 2:44, 4:3, 6:26, Zacarías, 14:9). En otras palabras, la séptima trompeta abarca acontecimientos que se extienden hasta el retorno de Cristo y, por lo tanto, incluye los juicios de las siete copas (que comienza en Apocalipsis, 20:16). Al sonido de la séptima trompeta lo sigue un pasaje parentético que revela algunos acontecimientos relacionados con el periodo de la Tribulación (Apocalipsis, 12:1 - 15:4). Los 24 ancianos profetizan lo que sucederá cuando Cristo venga: se enojaran las naciones (Apocalipsis, 11:18), se juzgara a los muertos (Apocalipsis, 11:18) y Dios destruirá a los que destruyen la tierra, es decir, a los malvados (Apocalipsis, 19:20-21).
Uno de los nombres para Dios es una ampliación de la gran declaración “YO SOY” de Éxodo 3:14. Recuerden que Moisés quería conocer el nombre de Dios en caso que los israelitas se lo preguntaran cuando fuera a Egipto para librarlos de la esclavitud. Dios le respondió, di que “YO SOY me envió a ustedes”. Juan ha usado este nombre con anterioridad, traducido como “el que es y que era y que ha de venir” (Apocalipsis 1:4). Observe que la porción “y que has de venir” ha quedado fuera en este pasaje. La razón es que con el sonido de la séptima trompeta, el futuro ha llegado. El Señor ha tomado el Reino que Él compró y pagó en la cruz, y ahora está listo para reclamarlo.

Apocalipsis, 11:19 Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo.

Aquí vemos más de la firma de Dios advirtiendo sobre los juicios inminentes. En el cielo, la Gran Tribulación ha dado comienzo y lo primero que hay que hacer es expulsar de allí al enemigo.

La mujer y el dragón

Apocalipsis, 12:1 Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas. 12:2 Y estando encinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento.

El capítulo 12 presenta 4 grandes conflictos entre Dios y Satanás. El conflicto de Satanás:

[1] con Cristo y su obra de redención (Apocalipsis, 12:1-5);

[2] con los fieles de Israel (Apocalipsis, 12:6, 13-16);

[3] con el cielo (Apocalipsis, 12:7-9); y

[4] con los creyentes (Apocalipsis, 12:10-11, 17);

La mujer representa a los fieles de Israel por medio de los cuales vino el Mesías (el niño Jesús) al mundo (Romanos, 9:5). Esto lo indica no solo el nacimiento del niño, sino también la referencia al sol y a la luna (Génesis, 37:9-11) y a las 12 estrellas, las que, naturalmente, se refieren a las 12 tribus de Israel.

El hecho que Juan la identifique como una señal quiere decir que la mujer no es real sino que representa algo más. Y ese algo es Israel. De ello obtenemos pistas de Génesis 37:9-10 en donde vemos en el sueño de José que su familia es el sol, la luna y 11 estrellas, siendo él la duodécima estrella.

Génesis, 37:9 Soñó aun otro sueño, y lo contó a sus hermanos, diciendo: He aquí que he soñado otro sueño, y he aquí que el sol y la luna y once estrellas se inclinaban a mí. 37:10 Y lo contó a su padre y a sus hermanos; y su padre le reprendió, y le dijo: ¿Qué sueño es este que soñaste? ¿Acaso vendremos yo y tu madre y tus hermanos a postrarnos en tierra ante ti?.

Y como veremos en un momento, esta mujer está por dar a luz al Mesías, lo que hace que sea imposible que ella sea la iglesia, como algunas personas insisten. La iglesia es la virgen Novia de Cristo, no su madre encinta.

Apocalipsis, 12:3 También apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas; 12:4 y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese. 12:5 Y ella dio a luz un hijo varón, que regirá con vara de hierro a todas las naciones; y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono. 12:6 Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar preparado por Dios, para que allí la sustenten por mil doscientos sesenta días.

El gran dragón escarlata es Satanás (Apocalipsis, 12:9) y las 7 cabezas y coronas y los 10 cuernos representan su poder. Cuando Satanás se rebeló en el cielo, arrastro consigo a la tercera parte de los ángeles, los cuales cayeron con el (2 Pedro, 2:4, Judas, 1:6). Satanás trata de destruir al niño Jesús. El niño varón es Jesucristo (Apocalipsis, 19:15) y el arrebatamiento del niño se refiere a su ascensión al cielo después de su resurrección (Lucas, 24:51, Hechos, 1:9-11).

Isaías, 9:15 El anciano y venerable de rostro es la cabeza; el profeta que enseña mentira, es la cola.

Apocalipsis, 12:3 También apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas; 12:4 y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra.

Satanás (el gran dragón) arrastro con su cola (engaño) a la tercera parte de las estrellas (ángeles) del cielo.

COLA = FALSO PROFETA O ENGAÑADOR

Esta señal es fácil de identificar. El dragón es quién lideró la rebelión en el Cielo a la cual se le unió la tercera parte de los ángeles. Él intentó destruir al Mesías, pero Dios lo resucitó y se lo llevó al Cielo (lo arrebato). Cuando Israel se da cuenta de que el dragón regresa para destruirlos, entonces le presta atención a la advertencia del Señor en Mateo 24:15, y los judíos huyen al desierto de Jordania en donde el Señor les ha preparado un lugar para protegerlos, mientras Él utiliza tres años y medio para preparar la Tierra para Su retorno.

Apocalipsis, 12:7 Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; 12:8 pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. 12:9 Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.

La Tribulación comprenderá, además de un gran conflicto en la tierra, una batalla en el cielo. Satanás y sus ángeles harán un gran esfuerzo para derrotar a Dios y a sus ángeles en el cielo. [1] Satanás es derrotado, lanzado a la tierra (Lucas, 10:18) y no se le permite más el acceso al cielo. [2] El cielo se alegra (Apocalipsis, 12:10-12), porque Satanás ya no es una fuerza espiritual en los lugares celestiales (Efesios, 6:12). Al mismo tiempo, esto ocasiona calamidad a los que están en la tierra (Apocalipsis, 12:12-13). Esta caída de Satanás pudiera dar inicio a la Gran Tribulación.


Satanás está suelto ahora. Impedido para estar en el cielo, ha sido lanzado a la tierra como lo predijo Isaías 14:12 y Ezequiel 28:17.

Isaías, 14:12 ¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones.

Ezequiel, 28:17 Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor; yo te arrojaré por tierra; delante de los reyes te pondré para que miren en ti.

Algunas personas erróneamente enseñan que esto sucedió ya hace mucho tiempo, cuando Satanás fue juzgado. Pero como Job 1:6-7 y Apocalipsis 12:10 claramente lo explican, Satanás ha tenido acceso al cielo todo este tiempo.

Job, 1:6 Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás. 1:7 Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella.

Apocalipsis, 12:10 Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche.

Él fue despojado de sus títulos y de su posición prominente en su juicio, pero hasta ahora se le ha permitido entrar y salir del Cielo. Y cuando lo hace, él susurra sus acusaciones en contra suya y mía a oídos de Dios. Cada vez que pienso en esto, me consuelo con el hecho de que nuestro Señor Jesús le está susurrando a Dios en el otro oído, intercediendo por nosotros (Romanos 8:34).

Apocalipsis, 12:10 Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. 12:11 Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte. 12:12 Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo.

Satanás acusa a los creyentes delante de Dios de servir a Dios por interés personal (Job, 1:6-11, Zacarías, 3:1). Los creyentes fieles en la tierra vencen a Satanás al estar libres de su poder mediante la sangre del Cordero, al determinar que van a testificar acerca de Cristo y al demostrar la voluntad de servir a Cristo cueste lo que cueste. Satanás sabe que está definitivamente perdido, que será derrotado dentro de poco y que tiene poder solo en la tierra. El "poco tiempo" se refiere al periodo de la Tribulación. Su gran furia resulta en un gran sufrimiento para los santos (Apocalipsis, 12:11).


Observe que así como el Señor lo hizo en Apocalipsis 3:10, Juan hace la distinción entre los que moran en el Cielo y los moradores de la tierra. Eso no solamente se debe a nuestras diferentes localizaciones físicas, sino que es una indicación de la condición de nuestros corazones.

Para la Iglesia en el Cielo, la inminente derrota de Satanás se recibe con gozo, pero en la Tierra es un tiempo de gran lamentación porque la guerra les ha llegado. Esta es otra pista del Rapto antes de la tribulación.

El reino que Satanás perdió en su rebelión y juicio, y que después le robó al hombre a quien se le había dado (Adán), se ha convertido en el campo de batalla para la lucha más increíble de la historia. Las fuerzas espirituales de ambos lados se preparan de manera invisible, detrás de sus contrapartes humanas. Estas fuerzas pelearán hasta la muerte por el control del Planeta Tierra. ¿Podrá el usurpador, quien ha puesto la antorcha y la espada, destruyendo la misma cosa por la que está luchando, prevalecer al final? ¿O será el Pariente Redentor, que con Su sangre derramada ha redimido legalmente lo que Adán perdió hace tanto tiempo atrás, quien tendrá la victoria?.

Apocalipsis, 12:13 Y cuando vio el dragón que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón. 12:14 Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo. 12:15 Y la serpiente arrojó de su boca, tras la mujer, agua como un río, para que fuese arrastrada por el río. 12:16 Pero la tierra ayudó a la mujer, pues la tierra abrió su boca y tragó el río que el dragón había echado de su boca. 12:17 Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo.

Satanás trata de destruir a la mujer. Junto con los seguidores del anticristo, el  perseguirá a los israelitas que aceptan a Cristo (Mateo, 24:15-21). Dios dará una protección sobrenatural para los santos de Israel durante ese tiempo (Apocalipsis, 12:14-16). Satanás, confinado a la tierra, sabe que tiene solo un breve tiempo para perseguir a la mujer y al resto de su descendencia. La "mujer" representa a los fieles en Israel y el "resto de la descendencia" a los israelitas creyentes en el resto del mundo.


Pronto lo veremos, pero primero existe un último detalle molesto que debemos tratar. Desde el mismo principio, Satanás ha intentado destruir cualquier rastro del pueblo de Dios, porque este tiene el poder para llamar al Redentor.

Después de Su rechazo y muerte, el Señor retornó al Cielo, de donde había venido. Él juró permanecer allí hasta que Su pueblo reconociera su pecado. Él sabía que las cosas se volverían más difíciles antes de que ellos se humillaran lo suficiente como para llamarlo de vuelta, pero eventualmente lo harían (Oseas 5:15-6:2).

Oseas, 5:15 Andaré y volveré a mi lugar, hasta que reconozcan su pecado y busquen mi rostro. En su angustia me buscarán.

Oseas, 6:1 Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará. 6:2 Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él.

Mientras tanto, si Satanás los puede destruir, no quedaría nadie para llamarlo.

Y así ha sido todo el tiempo. Utilizando a los musulmanes, los cristianos, los españoles, los rusos, los alemanes, los italianos, los ingleses, y ahora de nuevo los musulmanes, Satanás ha estado obsesionado con eliminar del mundo a los judíos. Él sabe que si lo logra antes de que escuchen el llamado y clamen el Nombre de Jesús, habrá ganado.

Cuando dirija a Gog y Magog en un ataque sorpresa con el cual dará inicio a la Semana Setenta de Daniel, casi tendrá éxito, pero Dios intervendrá y salvará a Israel. Sorprendentemente esto hará que los judíos se vuelvan a Él, pero aun estarán cegados al Mesías. Pero aquí en Apocalipsis 12:15 Satanás utiliza un torrente de agua, como Dios lo había utilizado en contra de los guerreros híbridos de Satanás hace 5000 años atrás, pero la Tierra coopera con Su Creador tragándose el agua. Los judíos están seguros una vez más. Lleno de furia, Satanás se vuelve en contra de los Santos de la Tribulación.



Ese mismo tiempo, Israel huira al desierto, protegido por la aviación norteamericana, por el “águila”. El ejército americano ampara a Israel y lo llevara refugiado a Jordania, en las Cavernas de Petra:

Apocalipsis, 12:14  Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo.

Algunos preguntan si EEUU aparecen en las profecías. El águila (EEUU) paro en la luna:

Jeremías, 49:16  Tu arrogancia te engaño, y la soberbia de tu corazón. Tú que habitas en las cavernas de peñas, que tienes la altura del monte, aunque alces como águila tu nido, de allí te hare descender, dice Jehová.

Abdías, 4  Si te remontares como águila, y aunque entre las estrellas pusieres tu nido, de ahí te derribare, dice Jehová.

Esto significa que la 'corrida espacial' estuvo siempre condenada al fracaso[full_width]



LIBROS DEL APOCALIPSIS 10 al 12 parte 3 LIBROS DEL APOCALIPSIS 10 al 12 parte 3 Reviewed by jireth on marzo 21, 2020 Rating: 5

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