Sanidad Interior y Liberacion PART.2
SANIDAD INTERIOR Y LIBERACIÓN
Un creyente, que en un momento se siente en el tercer cielo por algo que le
ocurrió y en otro momento se deprime, está siendo controlado por sus emociones.
¿Cómo las emociones afectan nuestra vida?
1. Influyen en nuestras relaciones con otros. Nosotros somos el producto de
nuestras experiencias pasadas, y nuestras reacciones surgen de acuerdo a las
heridas que hemos experimentado en el pasado.
Por ejemplo, una mujer que fue abusada por su esposo va a estar siempre a
la defensiva en cualquier otra relación. Otro caso sería el de una persona que
tiene raíz de rechazo que le impide manifestar sus emociones y, como
consecuencia, se crea una baja estima.
2. Serán un obstáculo para nuestra fe.
Si nos dejamos guiar por las emociones, será muy difícil creer la palabra
de Dios. Siempre vamos a querer ver primero para después creer. Los creyentes
debemos caminar por convicción y no por emoción. Las heridas emocionales
impiden entregarse al cuerpo de Cristo efectivamente y convivir en amor sin
temor a ser rechazado. Las heridas del pasado están dañando su presente y su
felicidad.
«Porque por fe andamos, no por vista». 2 Corintios 5.7
«Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando
Jesús vino. Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. Él
les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en
el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré». Juan 20.24, 25
Mecanismos de defensa que utilizamos cuando estamos heridos
Muchos creyentes que han sido heridos, esconden el dolor en lo profundo y
evitan por todos los medios hablar de ello. Otros usan mecanismos de defensa,
tales como:
• Proyectar rechazo: Este caso se da cuando la persona siente y muestra un rechazo a reconocer
que ha sido herida, prefiere negarlo (rechazar la idea) antes que enfrentarse
con ella y hacer algo para sanarse.
• Autojustificación: Es un
mecanismo de defensa utilizado por la persona herida cuando se siente incapaz
de aceptar la responsabilidad que le corresponde sobre sus actos. Prefiere
poner cualquier excusa, por más inverosímil que sea, antes que reconocer que
algo no está bien en su vida.
• Aislamiento: Esto sucede
cuando la persona herida decide apartarse del resto, rechazando toda
posibilidad de ayuda, y prefiriendo de esta manera, permanecer aferrado a sus
heridas.
¿Cómo lidiar con las emociones
heridas?
1. Enfrentando la verdad.
Muchas veces, confrontar la verdad es muy doloroso; pero recuerde que la
puerta por donde entró el dolor, es la misma puerta por donde debe salir.
«Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres».
Juan 8.32
Las heridas escondidas, los traumas, la falta de perdón, los abusos de todo
tipo y los pecados, son como una comida podrida en un refrigerador. Muchas
veces, percibimos el mal olor y no sabemos de dónde viene; pero más tarde,
encontramos que hay algo podrido en el refrigerador que lo está contaminando
todo.
Cuando nos escondemos detrás de una puerta de dolor, tenemos que regresar
por la misma puerta para ser libres; tenemos que enfrentarnos con la verdad.
2. Confesando que nos duele.
«Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que
seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho». Santiago 5.16
3 Perdonando y olvidando.
El perdón no es un sentimiento, es una decisión.
Tenemos que perdonar a aquellos que nos han ofendido.
«Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que
también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras
ofensas». Marcos 11.25
4. Desarrollando dominio
propio.
Tomemos una decisión firme de caminar de acuerdo al espíritu y no por
emociones. "Y sobre todas las cosas, desarrollemos dominio propio".
«Digo, pues: Andad en el Espíritu y no satisfagáis los deseos de la carne».
Gálatas 5.16
5. Haciendo un compromiso.
Hacer un compromiso verdadero de no vivir por emociones sino por los
principios de la palabra de Dios.
6. Dando prioridad a la
intuición del Espíritu Santo.
«No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas
antiguas". He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz. ¿No la
conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad». Isaías 43.18, 19
¿Qué es la mente?
La mente es la parte del hombre donde se encuentra la habilidad de razonar,
y donde radica la habilidad de escoger. Tanto razonar como escoger son las dos
características que nos diferencian
de los demás seres creados.
¿Qué hacemos con la mente?
La mente necesita ser renovada por medio de la palabra de Dios. Antes de
ser creyentes, teníamos un sinnúmero de patrones, ideologías, argumentos y
formas de pensar diferentes y
contrarios a la voluntad de Dios. Mas ahora que estamos en Cristo, necesitamos
renovar y quitar de nuestra mente
esas ideas viejas para poner los nuevos conceptos de la palabra de Dios.
¿Cómo renovamos nuestra mente?
• Poniendo repetidamente la palabra
de Dios en nuestra mente. Leyendo la Biblia, escuchando predicaciones,
etcétera.
• Meditando en la palabra de Dios.
Es hora de que nuestra mente se concentre sólo en esta verdad.
«No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la
renovación de vuestro entendimiento». Romanos 12.2
La palabra renovar se compone de dos vocablos: re significa repetir; novar
significa nuevo. En otras palabras, lo que está diciendo es que quiten lo viejo
y repetidamente pongan algo nuevo en su mente: la palabra de Dios.
Cuando la mente es renovada, la voluntad rendida y las emociones
controladas por el Espíritu Santo, habrá una cooperación para la unificación en
el ser total y, entonces, Dios hará algo nuevo.
¿Qué es el cuerpo?
El cuerpo es el asiento de los deseos y las pasiones naturales. Es el medio
que usan el espíritu y el alma para proyectarse hacia el mundo.
Entonces, podemos decir que el hombre es un espíritu, que tiene un alma y
que vive dentro de un cuerpo físico.
Al haber estudiado las divisiones del hombre total: espíritu, alma y
cuerpo, y habiendo reconocido que es el espíritu el que nace de nuevo, y que el
alma (voluntad, emociones y mente)
necesita ser renovada,
entenderemos el porqué de la sanidad interior.
Nuestra voluntad debe rendirse, vaciarse y quebrantarse para hacer la
voluntad de Dios.
• Las emociones deben ser restauradas y sanadas para que no queden
indefinidamente las heridas del pasado.
• La mente debe ser renovada repetidamente colocando la palabra de Dios en
ella. De esta manera, se logra efectivamente el crecimiento espiritual del ser
total, alcanzando la estatura de la plenitud de Cristo a un hombre perfecto.
En fin, los creyentes deben pasar por este proceso con la seguridad y
profunda convicción de que la reden-ción perfecta, efectuada por Jesucristo en
la cruz fue más que suficiente para libertarlos y sanarlos de las heridas del
pasado.
Sanidad interior
Algunos creyentes no se han apropiado de la obra completa redentora de
Jesucristo en la cruz del Calvario. Esto incluye: salvación, liberación,
sanidad interior y sanidad física.
«El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar
buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de
corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en
libertad a los oprimidos...». Lucas 4.18
Lamentablemente, cuando se habla de sanidad interior, se cree que tiene que
ver con sicología y eso no es cierto.
¿Qué es sanidad interior?
Es el proceso mediante el cual una persona es liberada y sanada de heridas
y de traumas del pasado producidas por otras personas o hechos. Estas heridas
: un las que le impiden disfrutar la vida abundante en Cristo. Esto implica
una transformación y una renovación de nuestra alma, voluntad, emociones y
mente por medio de la Palabra de Dios y del Espíritu Santo.
¿Qué no es sanidad interior?
La Sanidad Interior no es recordar y abrir
todo nuestro pasado o nuestros pecados. No tiene que ver con la sicología del
mundo. Es confesar y ser sanado de heridas pasadas.
Jesús pagó por completo
La obra de Jesús en la cruz del Calvario
ofrece mucho más que el perdón de pecados; también, ofrece el pago por completo
del ser integral: espíritu, alma y cuerpo. Si hay creyentes que todavía no
andan en completa libertad, es porque no se han apropiado de la obra completa
de nuestro Señor. Veamos qué nos dice 2 Corintios 5.17.
«De modo que si alguno está en Cristo, nueva
criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas». Las
personas creen que una vez que reciben a Cristo, ya se terminaron todos los
problemas y que todo es hecho nuevo. La pregunta es: ¿en qué parte de su ser total fue hecho todo nuevo? Fue en el
espíritu; el alma y el cuerpo siguen siendo los mismos.
Después que recibió a Jesús, ¿ha tenido los
mismos malos pensamientos que antes? ¿Se
ha airado? ¿Ha pecado contra Dios? Claro que sí. Pero el Espíritu Santo
comienza a sanarle de heridas del pasado, por medio de la palabra de Dios. En
este proceso, es importante diferenciar entre los pecados que han causado las
heridas del pasado y los pecados después de conocer a Cristo para una sanidad
interior efectiva.
La palabra de Dios nos habla que Jesús pagó
para liberar nuestro ser total: espíritu, alma y cuerpo. Recuerde que Él le
liberó del pecado original. Cristo, siendo el segundo Adán, lo hizo realidad.
La sangre de Jesucristo es efectiva y poderosa para limpiar los pecados
cometidos a diario.
La sanidad interior es para sanar los traumas
del pasado, y el presente se tiene que vivir sin pecado porque sin santidad
nadie verá al Señor. Pablo se dio cuenta que dentro de él estaba el mal, pero
eso no tiene nada que ver con la sanidad interior.
"Espíritu del Señor está sobre mí, por
cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar
a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a
los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos». Lucas 4.18
La palabra quebrantar significa: romper,
separar con violencia las partes de un todo; en el caso de un corazón, es uno
que un corazón que está hecho pedazos por causa de las heridas. Jesús vino al
mundo para tomar cada pedazo de su corazón y todo aquello de su vida que está
roto para ponerlo junto y sanar toda herida, rechazo, amargura, falta de
perdón, culpabilidad y lo que sea que esté afectando su vida de forma negativa.
¿Por qué los creyentes necesitan sanidad
interior?
Hay muchos creyentes que han nacido de nuevo,
irán al cielo, son hijos de Dios y el Espíritu Santo vive en ellos. Sin
embargo, siguen atados al pasado y a las heridas recibidas; continúan atados a
vicios y son víctimas de la depresión, dejándose dominar por sentimientos de
rechazo, complejos de inferioridad, ataduras sexuales, temores, inseguridades,
y además, arrastran maldiciones generacionales; por esa razón, necesitan
recibir la sanidad interior y la liberación.
La importancia de enfrentar la
verdad
«Dijo entonces Jesús a los judíos que habían
creído en él: Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis
discípulos; y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres». Juan 8.31, 32
Cuando intenta esconderse detrás de la puerta
del dolor (las emociones heridas), va a tener que regresar a través de la misma
puerta para adquirir su libertad. ¿Se está escondiendo porque la
verdad es muy dolorosa?
Cada área a liberar va a requerir enfrentar o
ver una verdad, la cual siempre trae dolor con ella; pero recuerde que ésa es
su salida a la libertad integral de su ser.
¿Cuál es el propósito de la
sanidad interior?
La sanidad interior está relacionada con la
persona y su pasado. En la vida emocional, no hay tiempo ni espacio. Lo que
afectó a la persona en el pasado, haya sido en su niñez o en su vida adulta,
tiene vigencia en el presente. Hay un dicho en el mundo que dice que el tiempo
borra las heridas, pero eso es una mentira porque Jesús es el único que vino a
sanar los corazones quebrantados. Jesucristo pagó, por completo, por aquellos
que vienen con heridas del pasado. Él les sana y les da una libertad completa.
«¿Quién ha creído a nuestro anuncio y sobre quién se ha
manifestado el brazo de Jehová? Subirá cual renuevo delante de él, como raíz de tierra
seca. No hay hermosura en él, ni esplendor; lo veremos, mas sin atractivo
alguno para que lo apreciemos. Despreciado y desechado entre los hombres, varón
de dolores, experimentado en sufrimiento; y como que escondimos de él el
rostro, fue menospreciado y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras
enfermedades y sufrió nuestros dolores, ¡pero nosotros lo tuvimos por azotado,
como herido y afligido por Dios! Mas él fue herido por nuestras rebeliones, molido
por nuestros pecados. Por darnos la paz, cayó sobre él el castigo, y por sus
llagas fuimos nosotros curados». Isaías
53.1-5
Las distintas etapas de nuestras vidas, en
las cuales podemos recibir heridas, son las siguientes:
En la edad prenatal, en la niñez, en la
adolescencia, en la edad adulta y en la etapa matrimonial.
La palabra de Dios nos enseña en el libro de
Génesis 3.15 lo siguiente: «Y pondré enemistad entre tu
simiente y la simiente suya, ésta te herirá en la cabeza y tú Ir herirás en el
calcañar».
El deseo del enemigo es herir a las personas
de todas las formas y en todas las etapas de su vida. Él lo Intentó con el
Señor Jesucristo y lo intenta con cada uno de nosotros día tras día, sin
descansar.
Todos hemos sido heridos en alguna etapa de
nuestra vida y hemos entendido que, al venir a Jesús, todas las heridas no se
sanarán por sí solas. Esto implica que hay que pasar por un proceso llamado
sanidad interior y liberación, por medio del cual Dios nos restaura de las
cosas del pasado.
No podemos esperar que el tiempo borre las
heridas, porque eso no sucederá. Solamente la sanidad interior, por medio de la
Palabra y la unción del Espíritu Santo, nos hará libres. ¡Amén!
La Falta de Perdón
Hoy día, uno de los mayores problemas del
cuerpo de Cristo, es la falta de perdón. Esto trae, como consecuencia, que los
creyentes heridos, a Su vez, hieran a otros. La falta de perdón es una puerta
abierta al enemigo para destruir nuestra vida espiritual, emocional y física.
¿Qué es perdonar?
Perdonar es liberar o dejar ir a una persona
que nos ha ofendido. Es soltar a la persona que nos causó daño, es cancelar una
deuda pendiente que alguien tiene con uno; es tomar la decisión de perdonar
como un acto de voluntad y no basado en emociones.
<Así también mi Padre celestial hará con
vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas». Mateo 18.35
¿Qué no es perdonar?
Esforzarse por olvidar lo que pasó, negar la
ofensa recibida, pretender que el tiempo borre lo ocurrido, Ignorar lo que pasó
y tratar de olvidar, o simplemente disculpando al ofensor. No perdonar es
decir:
"te perdono", pero sin haber
perdonado de todo corazón.
El perdonar no es una alternativa, sino un
mandato del Señor.
«Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas,
os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial». Mateo 6.14
La falta de perdón es una carnada del enemigo.
«Y cualquiera que haga tropezar a alguno de
estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una
piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar, ¡Ay del
mundo por los tropiezos!. Porque es necesario que vengan tropiezos, pero ¡ay de
aquel hombre por quien viene el tropiezo!» Mateo
18.6, 7
Jesucristo habló de que era necesario que las
ofensas vinieran. La palabra ofensa es una palabra muy especial y proviene del
griego "skándalon" que significa trampa o carnada. Esta palabra fue
utilizada en la antigüedad para describir lo que era un vástago curvado, una
vara flexible con una carnada que se usaba para cazar animales.
En otras palabras, cada vez que alguien le
ofende o le hiere, le está tendiendo una trampa o una carnada del enemigo para
que se amargue y pierda su bendición. Nosotros los creyentes debemos aprender a
cubrir las ofensas, y esto se logra, por medio del amor. El amor cubre multitud
de pecados. Recuerde que, cuando se siente ofendido, no necesariamente el
problema es la otra persona, sino usted mismo. ¿Cuál es la raíz de la ofensa? ...la inseguridad y la inmadurez.
Esto causa que los individuos se ofendan fácilmente y todo lo tomen de forma
personal. Las consecuencias de no perdonar *
Es desobediencia a Dios.
El perdón es un acto de nuestra
voluntad.
Decidimos perdonar porque es un mandato de
Dios. Si no perdonamos, no seremos perdonados.
«Y a vosotros, estando muertos en pecados y
en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él,
perdonándoos todos los pecados. 14Él anuló el acta de los decretos que había
contra nosotros, que nos era contraria, y la quitó de en medio clavándola en la
cruz». Colosenses 2.13, 14
* El enemigo toma ventaja en nuestra vida.
La falta de perdón es una puerta abierta al
enemigo, que destruye nuestro hogar, nuestras finanzas, nuestra salud y otros.
«...porque ¿quién de entre los hombres conoce
las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Del mismo
modo, nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios». 1 Corintios 2.11
«...ni deis lugar al diablo». Efesios 4.27
«Perdónanos nuestras deudas, como también
nosotros perdonamos a nuestros deudores». Mateo 6.12
Muchas personas no saben perdonar porque
ellos mismos no han perdonado su pasado. Por eso, es necesario entender que
Dios perdona al que se arrepiente.
• Nuestras oraciones son estorbadas.
La falta de perdón corta la comunión con Dios
y su presencia no fluye en nosotros.
«Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis
algo contra alguno para que también vuestro Padre que está en los cielos os
perdone a vosotros vuestras ofensas». Marcos 11.25
Jesús nos exhorta a dejar lo que hacemos para
arreglar primero nuestras cuentas pendientes con la persona que nos ofendió.
• Dios no recibe nuestras ofrendas.
Toda ofrenda a Dios es un sacrificio vivo, y
Dios no puede recibir un sacrificio que viene de un corazón con falta de
perdón. Esto viene a ser abominable delante de sus ojos. Algunos creyentes se
preguntan por qué no prosperan si siempre diezman y ofrendan. Analice su vida y
verifique si hay falta de perdón en contra de alguien.
«Por tanto, si traes tu ofrenda al altar y
allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti...» Mateo 5.23
* Dios nos entregará a los verdugos
(demonios).
La falta de perdón es uno de los mayores
atrayentes para los demonios. Cada vez que los demonios le recuerden lo que la
persona ofensora le hizo, lo harán para torturar su mente.
En el idioma griego, la palabra verdugos
significa "atormentadores", que no son otra cosa que los demonios. Si
Dios le entrega a ellos, Él es el único que puede librarle. No se deje torturar
más, ahora que usted conoce el plan del enemigo, sencillamente, no lo acepte,
use su autoridad en Cristo Jesús.
«Así también mi Padre celestial hará con
vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas». Mateo 18.35
• La fe es anulada.
Es imposible creer a Dios cuando estamos
heridos. De una sola fuente no puede fluir fe y resentimiento al mismo tiempo.
Por mucho que se esfuerce, crea la Palabra o la confiese, su corazón no puede
actuar en fe. La falta de perdón bloquea su corazón y no le deja creer.[full_width]
Sanidad Interior y Liberacion PART.2
Reviewed by jireth
on
marzo 16, 2020
Rating:
No hay comentarios: