Sanidad Interior y Liberacion PART.4



El árbol del rechazo y sus raíces








¿Cómo ser libre del rechazo? Lo primero que tiene que entender una persona que ha sido rechazada, es que Jesucristo fue rechazado para que fuéramos aceptados en Él. Jesús experimentó el rechazo, la soledad, los dolores, la angustia y las traiciones; su mismo pueblo lo rechazó. Él soportó todo esto para que recibiéramos liberación del rechazo.
«¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová? Subirá cual renuevo delante de Él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en El, ni hermosura; le veremos mas sin atractivo para que le deseemos. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de Él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó Él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido». Isaías 53.1-4
«A los suyos vino, y los suyos no le recibieron». Juan 1.11
Toda persona debe entender que hay un demonio para cada pecado y obra de la carne. El libro de Gálatas dice que el celo es una obra de la carne, sin embargo, el enemigo envía un espíritu de celo a las personas. La lujuria es una obra de la carne, pero también hay un espíritu de lujuria sexual.

¿Qué sucede con las personas que se sienten rechazadas?
Por mucho tiempo, han practicado la rebelión, el perfeccionismo, la manipulación y el control. Se han aislado, han vivido en orgullo, en crítica y en juicio. Cuando una persona comete un acto deliberado, esto se convierte en un estilo de vida, hábito o parte de su conducta. Todo esto, sin duda alguna, da lugar a que se abra una puerta para que los espíritus demoníacos puedan influenciar y oprimir a las personas con tales condiciones.
Los demonios trabajan siempre en grupos y el demonio de rechazo es uno que abre la puerta de la entrada de la vida de una persona y atrae con él otros diferentes espíritus que vienen a influenciar esa vida. Por ejemplo: espíritu de celo, envidia, lascivia, lujuria, rebelión, orgullo, temor, luto, abandono, tristeza e ira.
Esto no significa que una persona tiene todas estas influencias, pues esto varía dependiendo del nivel de rechazo al que haya sido expuesto en su vida.
Renunciando al rechazo
Una persona que está oprimida o influenciada y desea con todo su corazón ser libre, debe:
• Estar segura de que no tiene falta de perdón contra alguien.

• Estar consciente de que no tiene falta de arrepentimiento en su vida.
• Dejar de vivir en pecado.
Pasos para ser libres del rechazo:
1. Perdone y renuncie a toda falta de perdón contra todas las personas que le han rechazado en cualquier etapa de su vida.
2. Renuncie, verbalmente, a todo espíritu de rechazo: rechazo a sí mismo y temor al rechazo. Renuncie a toda maldición generacional hereditaria de rechazo que viene a través de la línea sanguínea de sus padres y antepasados, y ordene a todo espíritu detrás de esa maldición que se vaya en el nombre de Jesús.
3. Renuncie a todos los espíritus afines al espíritu de rechazo, los cuales son: el espíritu de temor, de celos, envidia, lujuria, masturbación, orgullo, luto, abandono, tristeza, entre otros.
4. Pídale al Señor que llene esos vacíos que quedaron en su vida con la Palabra y el Espíritu Santo.
5. Medite en la Escritura todos los versos que hablen acerca de que usted es aceptado en Cristo.
Como mencioné al principio, el rechazo es el plan maestro del enemigo para destruir al pueblo de Dios, pero donde entra el conocimiento acerca de esto, el enemigo no puede reinar ni controlar.
Los niveles de rechazo varían entre una persona y otra, pero no importa que tan rechazado usted haya sido, Jesús vino para deshacer las obras del diablo. Reciba por fe lo que Jesús hizo por usted y sea libre del rechazo. ¡Amén!


El Sentido de Culpabilidad 

La culpabilidad es uno de los grandes problemas de la sociedad de hoy, y es el producto de la abundancia de pecado en el mundo. La culpabilidad también es un problema en la iglesia de Cristo, ya que muchos creyentes todavía se sienten culpables por algunos pecados pasados. No se han perdonado a sí mismos y tampoco han creído la obra de Jesús en la cruz del Calvario.
¿Qué es la culpabilidad?
La  palabra culpabilidad proviene del griego "hupodikos", y significa uno que está bajo juicio y Sufriendo consecuencias o castigos por sus malas acciones. Es un sentir de estar en mala relación con Dios. Cuando se viola la conciencia, se produce culpabilidad, y la culpabilidad produce ansiedad. Todo esto está asociado con el temor a ser castigado por las malas acciones. Cuando negamos los sentimientos de culpabilidad por medio de la racionalización y tratamos de esconderlos, la culpabilidad es transferida del consciente al subconsciente y como consecuencia surgen ataques de pánico.


La diferencia entre condenación y convicción
La condenación tiene lugar cuando el enemigo trae culpabilidad. Esto es cuando habla a nuestra mente produciendo un estado de condenación por algo que se ha hecho en el pasado y que puede venir incluso, después de haberle pedido perdón al Señor por esta falta.
Convicción es, un sentimiento de culpabilidad que viene a la conciencia y es traído por el Espíritu Santo. Generalmente, por un pecado que se ha cometido en el presente. El Espíritu Santo le convence si ha hecho algo que ha ofendido a Dios, pero una vez que se arrepiente, Dios no vuelve a traer esa convicción. La condenación viene desde afuera de la mente y es producida por el enemigo. La convicción viene desde adentro y es producida por el Espíritu Santo.
«Y cuando Él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio». Juan 16.8 La culpabilidad es el producto de dos situaciones:
• El no perdonarnos a nosotros mismos.
• El no apropiarnos de la obra redentora de Jesús.
Hay personas que han vivido tanto en culpabilidad, que cuando se les habla de ser libres, ven la libertad como una amenaza, porque el sentido de culpabilidad se ha hecho parte de su vida, y piensan que no merecen el perdón.
¿Cuáles son las características de una persona con un sentido de culpabilidad?
1. Se castiga a sí misma. Cuando este tipo de persona comete una falta, primero espera sufrir lo suficiente para después pedir perdón. Hay personas que dicen: "tengo que sufrir esto porque me lo merezco". Cuando se obra así, se está insultando y negando el sacrificio de Jesús en la cruz del Calvario. No tenemos que sufrir más para ser perdonados o aceptados.
2. Se siente indigna. La persona que sufre de culpabilidad se siente inferior a la calidad o mérito de alguien, desarrolla un sentido de indignidad. Al sentirse culpable, el enemigo envía estos pensamientos tales como: "¿Por qué Dios debe responder a mis oraciones?" "¿Seré yo merecedor del perdón de Dios, con todas las cosas que he hecho?" "¿Puede Dios usarme?" Aunque somos indignos, Cristo nos hizo dignos por su gracia. Tenemos que acercarnos al trono de Dios confiadamente y saber que por la gracia de Dios tenemos un derecho legal de estar allí.
«Para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios». Colosenses 1.10
«Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que Él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne». Hebreos 10.19-

1.     Desarrolla comportamientos compulsivos.
2.    La persona que se siente culpable intenta superar su culpabilidad por medio de comportamientos compulsivos.
Algunos comportamientos compulsivos pueden ser:
• Las drogas
• El alcohol
• Las aventuras sexuales
• El materialismo
• El exceso de trabajo
• El ejercicio
• La comida
• Las compras
Trata de llenar con lo que sea el vacío que hay en su alma. Este tipo de persona trata de distraerse en algo que no le recuerde su culpa. Abandonarse a comportamientos compulsivos es como decir:
"Dios, yo quiero darte gracias por la muerte de Cristo, pero no fue suficiente". Siempre está tratando de hacer esfuerzos humanos para alcanzar el perdón de sí mismo.
1.     Desarrolla una falsa humildad. Muchos piensan que mientras más pobres son, más Dios les ama. Llegan a pensar que no son merecedores de nada y se privan de cosas. Generalmente, dicen frases tales como: "yo no me merezco eso, porque soy muy malo". A este tipo de persona, se le hace difícil recibir cosas de otros.

¿Por qué no nos podemos perdonar a nosotros mismos?
La culpabilidad es el resultado de no perdonarnos a nosotros mismos. Algunas razones por las cuales se nos hace difícil perdonarnos son:
Por creer en el perdón basado en las obras.
El perdón de Dios no está basado en lo que hagamos, sino en la obra redentora de Jesucristo en la cruz del Calvario. Recibimos ese perdón por su gracia.
Por un espíritu de incredulidad. No estamos ejercitando fe en Dios si no nos perdonamos a nosotros mismos. La incredulidad es un gran obstáculo para recibir ese perdón. Muchas personas quieren sentir algo especial al recibir el perdón, pero éste debe recibirse por fe.
Por amoldarse y rendirse al sentido de culpa.
Emocionalmente, se puede vivir por mucho tiempo bajo culpabilidad y autocondenación, creyendo que el ser libre no puede ser una realidad. Muchos hacen lo que saben que está bien, pero no pueden evitar sentirse culpables por todo y en ese momento, se le abre las puertas al espíritu de condenación.
Por esperar repetir el pecado. Sabemos que Dios puede perdonarnos, pero la razón por la que muchos i no se perdonan a sí mismos es porque creen que van a volver a repetir el mismo pecado. Cristo no murió solamente por los pecados de ayer y de hoy, sino también, por los pecados del mañana.

¿Cuáles son las consecuencias de la culpabilidad?
1. La culpabilidad drena su energía y le lleva a enfermarse física y mentalmente.
2. La culpabilidad bloquea su relación con Dios. A una persona que se siente culpable, se le hace difícil tener una relación intensa con Dios y con los demás. ¿Habrá algún pecado que hayamos cometido que Dios no pueda perdonar? La blasfemia contra el Espíritu Santo es el único pecado que Dios no perdona. Todos los demás, la sangre de Cristo los perdona y los limpia.
Veamos algunos ejemplos bíblicos de personas que pecaron y Dios las perdonó: Pedro, cuando negó a Jesús, y Pablo, que en un principio fue perseguidor de la iglesia.
«Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado». Hebreos 4.15, 16
«Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad. Y en esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de El; Pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios y Él sabe todas las cosas. Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios. 1 Juan 3.18-21

¿Cómo ser libre de la culpabilidad?
• Arrepintiéndose del pecado de incredulidad.
• Renunciando a todo espíritu de culpabilidad y a la razón de esa culpa.
• Confesando su libertad y decidiendo recibirla por fe.
¿Qué hacer si el enemigo viene a acusarle y a recordarle su pasado?
• Confiese la Escritura.
«El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con El todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros». Romanos 8.32-37
• Camine en el Espíritu.
«Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu». Romanos 8.1
«Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el
Espíritu». Gálatas 5.25

La conclusión a todo esto es que, si ha nacido de nuevo, tiene que apropiarse de la obra redentora de Jesucristo. Primero, recibiendo el perdón de Dios en su vida, y segundo, perdonándose a usted mismo. Recuerde que todo esto hay que aceptarlo por fe.
¿Cómo podemos permanecer libres de heridas emocionales?
Hay muchos creyentes a quienes el Señor ha hecho libres de heridas, traumas, raíces de amargura, falta de perdón, rechazo, culpabilidad; y sí, permanecen libres por un tiempo, pero cuando los ofenden de nuevo, vuelven a lo mismo. Necesitamos aprender a mantener nuestra libertad en Dios. Jesús dijo que eran necesarias las ofensas o los tropiezos (Mateo 18.1-7). Siempre seremos ofendidos, heridos y lastimados, pero debemos aprender a vivir libres de ello.
Después de que somos libres, debemos llenar los vacíos que quedan en nuestro corazón.
Los vacíos debemos llenarlos con:
• El fruto del Espíritu
La palabra de Dios
Si la persona no llena esos vacíos, fácilmente cae otra vez en lo mismo.
Recuerde que el vivir en el Espíritu implica sacrificio, entrega y disciplina. Necesitamos la autodisciplina. Si Dios lo ha liberado y sanado interiormente, llénese de  la palabra de Dios, medite en ella y vívala, desarrollando así el fruto del Espíritu en su corazón.
Tengamos en cuenta que la sanidad no sustituye la crucifixión de la carne. El Señor nos habló de negar nuestro ego todos los días. Seremos ofendidos y heridos, pero aún así el perdón tiene que ser un estilo de vida para nosotros, si queremos permanecer libres.
Seis pasos para mantenerse libre de heridas:
1.    Perdonar debe ser un estilo de vida. Todo cristiano tiene que desarrollar una actitud de perdón permanente y genuina en su corazón.
«Entonces se le acercó Pedro y le dijo: -Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: -No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete». Mateo 18.21, 22
2.    Renunciar a la ofensa inmediatamente después de ser ofendidos.
«Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo...» Efesios 4.26
• «Por tanto, si traes tu ofrenda al altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces vuelve y presenta tu ofrenda».
Mateo 5.23, 24

«Aunque el ánimo del príncipe se exalte contra ti, no pierdas la calma, porque la mansedumbre hace cesar grandes ofensas». Eclesiastés 10.4
¿Por qué tenemos que hacerlo inmediatamente?
• Porque, de lo contrario, el enemigo ganará terreno sobre nosotros, pues le estamos dando derecho legal, y ese derecho legal puede traer, como consecuencia, enfermedades, pobreza, ataduras y mucho más.
• Porque la herida puede hacerse mayor. Una ofensa nos lleva a un resentimiento, a una falta de perdón, a una raíz de amargura y finalmente, al odio.
Ofensa • Resentimiento • Falta de perdón • Raíces de amargura • Odio
3. Arrepentirse. Al igual que el perdón, el arrepentimiento tiene que ser un estilo de vida.
¿Qué es arrepentimiento?
El arrepentimiento es sentir un profundo dolor por haber ofendido a Dios primero y también a otras personas. Es estar deseoso de morir y dejar atrás lo que hemos sido; es permitirle a Dios que nos cambie para ser lo que Él quiere que seamos a partir de este momento.
 No es derramar muchas lágrimas ni tener remordimiento por haber ofendido a Dios.
Tampoco es tratar de cambiar para evitar las consecuencias.
 Es un dolor genuino por haber causado una ofensa a Dios o a otro ser humano.
La palabra del Señor habla que el temor a Jehová es aborrecer el mal (Proverbios 8.13). Cuando usted empieza a amar y a temer a Dios, simultáneamente, usted comienza a odiar el mal.
En las iglesias de hoy, hay muchos creyentes que no sienten el suficiente odio por el mal. Cuando se teme a Dios, no se puede soportar el mal ni la hipocresía. La palabra de Dios no habla de estar en desacuerdo o de tener remordimientos por lo que se ha hecho, sino de aborrecer con todo el corazón el pecado. A muchas personas les gusta el vicio y el pecado, y lo siguen practicando; y esto es debido a que no han llegado a aborrecerlo suficientemente como para permitirle a Dios que las haga libres.
3.     Confesar las faltas. En el griego, la palabra confesar es "exomologeo", que significa exteriorizar. Es decir, exteriorizar los dolores del alma a través de nuestra confesión. No caiga en la trampa del enemigo de guardar todas las ofensas y las heridas, porque se van acumulando hasta causar una explosión empeorando toda situación.
4.    ¿Cuándo es que una persona se deshace de su pecado o de su falta? ...cuando lo confiesa.



«Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad». 1 Juan 1.9
La humildad es el reconocimiento de nuestra condición ante Dios. Humildad es la ausencia completa de orgullo, la sumisión voluntaria. Necesitamos humildad para perdonar a aquellos que nos han herido. También, necesitamos humildad para ir a pedir perdón a aquellos que hemos ofendido. Una de las características de nosotros los cristianos es que muy rara vez pedimos perdón. No espere que la otra persona tome la iniciativa para pedir perdón.
Conozca su verdadera identidad. Hay preguntas que tenemos que hacernos a nosotros mismos. "¿Quién soy?" "¿Qué veo cuando me miro al espejo?"
 Como el hombre piensa de sí mismo en su corazón, así es. Meditemos en estos versos bíblicos: "somos hechura suya"; "Dios me formó con un propósito".
Si queremos saber quiénes somos, mirémonos en el espejo de la Palabra. Hay muchas personas afuera diciendo quién es usted, pero en realidad, ellos no lo saben. No permita que la opinión de otros influya en sus decisiones ni en su autoestima.
«Al llegar Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?» Mateo 16.13 «...pues somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas».Efesios 2.10
«Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar ni una de ellas». Salmos 139.16
«Si alguno es oidor de la palabra, pero no hacedor de ella, ése es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era». Santiago 1.23, 24
¿Cómo encontrar su identidad?
• Mirándose en el espejo de la Palabra.
• Preguntándole al Espíritu Santo.
Esto le dará la seguridad acerca de quién es usted y hacia dónde va; y le traerá la certeza de que es una persona amada y querida. Usted no es un aborto de la sociedad. Somos pueblo santo con propósito, a quien Dios dio aliento de vida para que se lleve a cabo el propósito de Él en nosotros y en este mundo.
Asegúrese de creer y afianzarse en las promesas divinas de liberación y de sanidad en todas las áreas de su vida.
Recuerde que esto es pan para los hijos que viven bajo la bendición del pacto de Dios. ¡Amén!

                                                                                


Las Cuatro Leyes Espirituales
Hay muchos creyentes, que después de que se les ministró sanidad interior, todavía siguen sin tiendo que sus problemas no se han resuelto. Y una de las razones suele ser, que han violado las cuatro leyes espirituales, y de alguna manera, todos somos producto de ellas, según las respetemos o no.
«Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo». Efesios 6.1
«No os engañéis; Dios no puede ser burlado, pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará». Gálatas 6.7
¡«No juzguéis, para que no seáis juzgados, porque con el juicio con que juzgáis seréis juzgados, y con la medida con que medís se os medirá». Mateo 7.1, 2
«Por eso eres inexcusable, hombre, tú que juzgas, quienquiera que seas, porque al juzgar a otro, te condenas a ti mismo, pues tú que juzgas haces lo mismo». Romanos 2.1 Las cuatro grandes leyes bíblicas:
1. Honrar a padre y madre.
2. No juzgar para no ser juzgado.
3. Todo lo que el hombre siembra, eso segará.
  4 Cuando juzgamos a otros, venimos a ser y hacer lo mismo.
Cada una de estas leyes espirituales es un principio de la palabra de Dios, y cuando son violadas, se recoge el fruto de ello.
Una ley siempre funciona y cualquiera que la aplique para bien o para mal, cosechará tarde o temprano el fruto de sus decisiones. Cada una de estas leyes amerita una explicación detallada, la cual veremos a continuación.
1. Honrar a padre y madre
¿Qué significa honrar? Honrar significa: obedecer, valorar, estimar, respetar, amar, perdonar, y además, ayudar financieramente. Hay muchos padres que no se han conducido correctamente, pero eso no excluye a los hijos de la responsabilidad, como hijos de Dios, de amarlos y honrarlos.
«Honra a tu padre y a tu madre, como jehová, tu Dios, te ha mandado, para que sean prolongados tus días y para que te vaya bien sobre la tierra que Jehová, tu Dios, te da». Deuteronomio 5.16
Hay hijos que maldicen y maltratan a sus padres, tanto en forma verbal, como física. Algunos se atreven a levantar el puño en contra de ellos. De seguro, cada uno de estos hijos cosechará la deshonra que le da a sus padres. Cada persona tiene que entender que no puede vivir deshonrando sin sufrir las consecuencias que esto conlleva.
¿Cómo podemos honrar a nuestros padres?
• Emocionalmente. Mostrando amor hacia ellos en momentos difíciles y compartiendo tiempo con ellos. Algunas veces, los padres están pasando por un tiempo de prueba y soledad; es un deber de los hijos apoyarlos emocionalmente en esos momentos difíciles.
• Verbalmente. Muchas veces, los padres están equivocados en su manera de pensar, pero eso no le da derecho a los hijos de faltarles al respeto verbalmente. Ellos son una autoridad sobre los hijos, y éstos deben obedecerles respetarlos.
«Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo». Efesios 6.1
• Financieramente. Cuando los padres llegan a un momento en que no pueden valerse por sí solos, los hijos deben asumir una responsabilidad financiera con ellos y cubrir sus necesidades; esto le agrada al Señor.
«Honra a tu padre y a tu madre» — que es el primer mandamiento con promesa - ». Efesios 6.2

¿Cuáles serán los dos beneficios de cumplir esta primera ley?
Le irá bien y tendrá larga vida sobre la tierra. Si no le va bien en la vida, pregúntese si verdaderamente ha honrado a sus padres. Según lo que su conciencia le diga, pida perdón, respételos y comience a honrarlos y a darles su valor.
No juzgar para no ser juzgado.
La palabra juzgar significa hacer juicio; es sentenciar y condenar. También, es ponerse en posición de juez para decidir la culpabilidad o inocencia de otra persona.
«No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados». Lucas 6.37
«No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido». Mateo 7.1, 2 Habrá un juicio santo y correcto que los creyentes tendrán. La Biblia nos dice en Apocalipsis:
«Vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar». Apocalipsis 20.4

Cuando juzgamos, corremos dos riesgos que pueden acarrear malos resultados para nuestras vidas y nuestro testimonio. Estos riesgos son:
Juzgar incorrectamente. Muchas personas se adelantan a juzgar la apariencia de otros sin conocer realmente lo que está en su corazón.
El juicio que ilustra la palabra en la cita bíblica de Mateo 7.1-2, es un juicio que va acompañado de envidia y celos. La persona que tiene falta de perdón en su vida, tiene que arrepentirse y pedir perdón no sólo por la ofensa, sino por el juicio que ha hecho de la persona.
Algunas de las personas o grupos que a veces juzgamos son: organizaciones, naciones, razas, líderes, políticos, jefes, cónyuges, pastores y otros.
Crear raíces de amargura y juicio.
 Éstas son otras de las consecuencias que puede traer a nuestras vidas, el juzgar. Hay personas que siempre están a la expectativa, pendientes de que algo malo les suceda. Por ejemplo, personas que están esperando ser rechazadas, traicionadas, heridas o criticadas.
Estas personas, juzgan las cosas que aún no han sucedido y a las personas que ellas creen que las van a herir; alimentando, de esta manera, la raíz de amargura que las carcome por dentro y trayendo juicio sobre sí mismas. Cuando finalmente esto pasa, dicen: "Yo sabía que esto iba a suceder". Les sucedió lo que esperaban, y esto se les convierte en juicio.

¿Cómo las personas evaden su responsabilidad cuando juzgan?
• Justificando su juicio. Piensan que lo que están haciendo es lo correcto, pero esto no es razón suficiente para juzgar.
Un buen ejemplo es, el de un pastor que había sido libre del hábito de fumar y, tres años después, se encuentra juzgando a otra persona por hacer lo mismo. Si bien, fumar no es correcto, eso no le autorizaba a él a condenar a su hermano, y mucho menos, cuando él mismo había cometido la misma falta años atrás; al contrario, debería sentir mayor compasión y deseos de ayudarlo a encontrar la libertad de esa atadura.
• Con comentarios o "críticas constructivas". Comentarios como: "esa persona no debería estar arriba cantando porque es mundana". Sigue siendo juicio, aunque su justificación, sea el interés que usted tiene por la santidad en el servicio al Señor.

• Usando una excusa antes de un comentario. Frases, tales como: 

"Yo nunca he hablado nada de nadie, pero..." "Yo nunca he juzgado a nadie y no es que esté juzgando, pero...". Muchas veces, simplemente quieren aliviar la conciencia antes de emitir el juicio.[full_width] 
FINAL
PARTE5



Sanidad Interior y Liberacion PART.4 Sanidad Interior y Liberacion PART.4 Reviewed by jireth on marzo 16, 2020 Rating: 5

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